Montecarlo Citrus: legado, innovación y el desafío de reinventar la yerba mate
La industria de la yerba mate atraviesa un proceso de profunda transformación. Nuevas marcas, productos y formas de consumo están ampliando los horizontes de un mercado históricamente anclado en la tradición. Desde los paquetes clásicos hasta las presentaciones más artesanales, el mate sigue conquistando paladares, pero también se reinventa con propuestas que apuntan tanto al consumo local como a la exportación.
Entre esas iniciativas disruptivas, un nombre resuena con fuerza desde Misiones: Montecarlo Citrus. Fundada por Prin Álvaro a fines de los años 60, esta empresa familiar comenzó industrializando frutas cítricas y hoy es pionera en la producción de té y yerba mate soluble. Un giro que combina historia, ciencia y visión de futuro.

Del citrus al mate: una historia de intuición y pionerismo
Todo comenzó a orillas del Paraná, en la localidad de Montecarlo. Allí, Prin Álvaro montó una fábrica dedicada a procesar frutas cítricas para transformarlas en jugos concentrados y aceites esenciales. En pleno auge exportador, la firma se consolidó como un actor destacado. Pero a mediados de los 80, tras el declive del negocio citrícola, Álvaro vislumbró otra oportunidad.
Durante un viaje al norte de Estados Unidos, observó el crecimiento del consumo de té frío listo para beber. Entonces decidió apostar por productos que en Misiones tienen arraigo profundo: la yerba mate y el té negro. Así nació la línea de infusiones solubles, un desarrollo adelantado a su tiempo.
“La ciudad está linda, pero no enamora”, decía él. Y quizás con esa misma lógica decidió encarar un proyecto industrial que transformara la forma de consumir el mate.
Hoy, Montecarlo Citrus está en manos de la tercera generación. Matías Álvaro, nieto del fundador, cuenta que el legado se mantiene firme. “Mi abuelo falleció en 2003 y mi papá, Alfredo Álvaro, continuó con el trabajo. Hace diez años nos sumamos con mi hermano Martín, que como ingeniero impulsó una investigación más profunda sobre el producto. Yo me ocupo de la logística desde Buenos Aires”, explica en diálogo con Economis.
La marca bajo la cual desarrollan los productos solubles es KLM, sigla heredada del abuelo, resignificada como Kingdom Lift Misiones, o “reinado de hojas”, una metáfora del poder de la naturaleza misionera.

¿Qué es la yerba mate soluble?
A simple vista, podría confundirse con el mate cocido tradicional, pero es otra cosa. “Es como un café instantáneo, pero de yerba mate o de té negro”, señala Matías. Solo basta una cucharadita del polvo en agua caliente o fría para obtener una bebida de sabor intenso, sin conservantes ni agregados. El producto se disuelve por completo y tiene un altísimo rendimiento: un paquete de 100 gramos rinde 100 tazas.
El proceso de producción es complejo: la yerba mate (canchada y estacionada) se somete a una extracción acuosa, similar a preparar un “mate cocido gigante”. Luego se descartan los sólidos, se filtra el líquido, se concentra y se seca mediante tecnología spray dry, todo en condiciones de baja temperatura y vacío para preservar sus propiedades nutricionales.
“El resultado es un polvo con menos del 3% de humedad, sin aditivos ni agentes antiaglomerantes. Solo hoja, sabor y beneficios”, resume Álvaro.

Potencial de exportación
El mercado aún está en una etapa inicial, pero el interés crece. “Hoy se conoce poco, aunque genera mucha curiosidad. La mayor demanda viene de la industria alimenticia, que lo usa como materia prima”, comenta Matías.
Exportaciones ya hubo. A través de terceros, el producto llegó a Rusia, Australia, Chile y España. “Lo usan para hacer bebidas energéticas. La yerba tiene antioxidantes naturales y es ideal para eso”.
El fenómeno Messi también ayudó: “El mate se hizo global gracias a él. Es la persona más reconocida del mundo y lo toma con naturalidad. Eso nos abre puertas”.
En Argentina, el producto está disponible en dietéticas y algunos puntos de venta, pero la meta es ingresar a las grandes cadenas. “Desde nuestro depósito en Buenos Aires distribuimos a todo el país. En Misiones también usamos la planta como centro logístico”.
Desarrollar este tipo de producto exige inversión. “No es comparable con un paquete tradicional de yerba. Acá, 100 gramos rinden como un kilo, por eso la ecuación precio-rendimiento es muy buena”, sostiene.
También se requiere tiempo. “La aceptación lleva su proceso, pero tenemos fe. Su versatilidad permite usarlo en alimentos, bebidas, repostería… Lo estamos comunicando en redes y ferias para que se conozca más”.
Montecarlo Citrus no es solo yerba. En su interior conviven tres líneas productivas: la citrícola, una pequeña licorería y la de infusiones solubles. Además, industrializa frutas para terceros, como Baggio SRL, y participa regularmente en ferias como Caminos y Sabores, la Feria Internacional de Turismo o la reciente Expo APRA en Brasil, donde recibieron elogios.
“Muchas veces participamos con apoyo del Ministerio de Industria de Misiones, que nos facilita espacios. Es clave para dar a conocer lo que hacemos”, valora Matías.
Más allá del posicionamiento comercial, hay un impacto territorial. “Compramos materia prima a productores yerbateros y tealeros locales. A medida que crece la producción, crece el empleo”.
Para los Álvaro, continuar con el proyecto iniciado por el abuelo no es solo una empresa, es un legado afectivo. “Es un orgullo seguir este sueño. En su momento, era casi un invento. Y hoy, con corazón y trabajo, lo estamos llevando adelante como tercera generación”.





