¿Debemos ser optimistas o pesimistas respecto al comercio misionero en 2025? Con esa pregunta quisiera comenzar un breve repaso de lo que ha sido la evolución del comercio como sector de actividad económica en la provincia de Misiones.
Complejo como pocos, el comercio misionero no solo está condicionado por el contexto socioeconómico, sino, sobre todo, por su posición fronteriza. Nada nuevo por conocer, aunque aún mucho por comprender. Su ubicación estratégica convierte a Misiones -especialmente en puntos clave como Posadas, Puerto Iguazú y Eldorado- en zonas de intercambio constante con los países vecinos, lo que impulsa un dinamismo comercial difícil de replicar en otras regiones del país. Sin embargo, ese dinamismo es altamente volátil: el sector se expande cuando el tipo de cambio resulta favorable para los visitantes extranjeros, pero se ve golpeado cuando sucede lo contrario.
Por ende, la principal característica del comercio misionero es su alta exposición a los vaivenes macroeconómicos, tanto nacionales como internacionales, y con ello, la necesidad permanente de reconvertirse, adaptarse y volverse más competitivo para subsistir primero y evolucionar después. Aunque podríamos mencionar otros desafíos estructurales —como las cuestiones logísticas o tributarias—, el factor que verdaderamente mueve la aguja es su geografía y todo lo que ello implica.
Aun con estas particularidades, ¿Qué podemos observar del comercio misionero en los últimos 20 años? Empecemos por su peso dentro de la economía provincial. Entre 2004 y 2023, el Comercio representó en promedio el 14% del Producto Bruto Geográfico (PBG) de Misiones, ubicándose de manera constante entre los sectores de mayor aporte. Si bien ha mostrado cierta volatilidad (como en 2016, cuando cayó al 12%, o en 2011, cuando alcanzó el 15%), estas variaciones respondieron principalmente a los ciclos económicos nacionales, que suelen impactar más directamente en los sectores ligados al consumo.
Por lo general, cuando el PBG misionero retrocedía como consecuencia de una recesión nacional, el Comercio sufría caídas aún más pronunciadas, ya que el impacto sobre el consumo se percibe de forma inmediata. Ejemplos claros: en la crisis de 2009, la economía misionera cayó 5%, pero el comercio se desplomó un 10%. En 2016, con una baja del 2% a nivel provincial, el comercio cayó un 5%; y en 2019, con recesión y coletazos de la crisis cambiaria, la economía provincial retrocedió 2% y el comercio, otra vez, un 5%.
De forma inversa, en épocas de expansión económica, el comercio suele ser el primero en recuperarse, especialmente cuando hay una mejora del ingreso disponible en los hogares. Entre 2006 y 2007, por ejemplo, el PBG misionero creció 5%, pero el comercio lo hizo en un 8%. En el rebote post-crisis de 2009, en 2010 la economía provincial creció 8% y el comercio, 10%. Lo mismo ocurrió en 2011. En 2017, el único año de crecimiento durante la gestión Macri, el PBG creció 2% y el comercio 4%. Incluso en 2022 se repitió la dinámica: +3% para la provincia y +4% para el sector.
Existe, sin embargo, un caso atípico: el año 2020. La pandemia provocó una caída generalizada de la economía a nivel global debido a las restricciones para operar con normalidad, la pérdida de empleo y demás efectos de la emergencia sanitaria. La economía misionera cayó 4%, pero el comercio creció 5%. ¿La razón? El cierre de fronteras volcó al consumo interno una masa de recursos que usualmente se gastaba fuera del país, lo que disparó la actividad comercial. De hecho, el comercio misionero fue el único del país que creció ese año.
En resumen, el comercio en Misiones explica el 14% de la economía provincial en promedio, con fuertes oscilaciones derivadas de los ciclos económicos argentinos. Pero más allá de esas fluctuaciones, hay un dato clave: entre 2004 y 2023, el sector creció un 42%, alcanzando en 2023 el valor bruto agregado más alto de toda la serie histórica. Es decir, el comercio misionero tocó su techo histórico como actividad económica.
Además, el Comercio es uno de los sectores con mayor generación de empleo registrado en la provincia. Entre 2004 y 2023, explicó en promedio el 18% del empleo formal, pasando del 15% en 2004 al 22% en 2023. El crecimiento del sector también se tradujo en una notable capacidad de absorción de mano de obra, en una provincia con una población en constante expansión.
Durante ese período, el empleo formal en el comercio creció un 145%, mientras que el total del empleo formal privado en Misiones lo hizo en un 64%. En otras palabras, el comercio duplicó el ritmo de creación de empleo del promedio provincial. En ese marco, cobró especial relevancia el comercio minorista: en 2023 empleaba más personas que todo el sector comercial en 2006. En 20 años, ese segmento creció un 149%, superando incluso al promedio del sector, lo que confirma su papel dinamizador no solo dentro del comercio sino en toda la economía provincial.
Dicho todo esto, 2024 marcó sin dudas un retroceso para el comercio y para la economía provincial en general. Aún sin cifras definitivas, los efectos de la crisis son visibles: la devaluación y el salto inflacionario deterioraron el poder adquisitivo de los salarios; la posterior apreciación cambiaria en dólares desvió el flujo de consumo hacia Paraguay y Brasil; y la recesión impactó en el empleo, reduciendo los ingresos disponibles para consumo.
A diferencia de otros ciclos, en este 2025 la recuperación todavía no se consolida, principalmente porque, si bien hay cierta mejora en los ingresos, esta no alcanza para reactivar con fuerza el consumo. Frente a este escenario, es necesario ser proactivos con políticas que otorguen herramientas tanto para los comercios como para los consumidores. En este punto, Misiones se diferencia del resto del país con la continuidad de los programas Ahora.
Como se destacó recientemente en Economis, los programas Ahora alcanzaron un volumen récord de casi $20 mil millones en ventas durante el primer trimestre, con una facturación 74% superior a la de 2024 y un 5% por encima de 2023. Aún con margen para crecer más, resulta evidente que los Ahora permitieron una importante recuperación en las ventas, especialmente entre diciembre de 2024 y marzo de 2025, etapa clave para reimpulsar al sector.
En este contexto de estancamiento, los Ahora funcionan como una locomotora que empuja el tren del consumo. Pero, para que esa marcha no se detenga, se necesita de más acompañamiento, sobre todo en el plano nacional, con medidas de alcance macroeconómico.
El comercio misionero es un sector dinámico, resiliente y vital para la economía provincial. Pero también enfrenta desafíos complejos que deben ser abordados si se pretende liberar todo su potencial y amortiguar las recurrentes crisis que, una y otra vez, ponen a prueba su capacidad de resistir y crecer.