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Industria y Construcción cerraron el 2024 con mejoras, según Ecolatina

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El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) marcó una suba mensual desestacionalizada del 0,2% en el último mes del 2024, y mantiene la racha de 6 meses consecutivos sin caídas. De esta manera, el índice muestra una importante suba al posicionarse 8,4% por encima de diciembre del 2024.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una suba mensual desestacionalizada del 3,1% para diciembre. De esta manera, el indicador se encuentra un 10,2% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que el 2024 acumula una caída del 27,6% interanual.

En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica y la gran contracción en la inversión productiva y la obra pública, que no se repetirá este año. Sin embargo, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses.

La industria mantiene la racha positiva

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) subió un 0,2% mensual en diciembre ajustado por estacionalidad, y mantiene así una racha de 6 meses consecutivos al alza. Luego de la caída de -4,7% en el primer semestre, acumuló un crecimiento del 2,9% en la segunda mitad del año.

De forma similar a la construcción, la industria tocó su punto más bajo en marzo y experimentó una recuperación del 12,2% a partir de ese momento. Sin embargo, el dato de diciembre mostró una caída del 4,2% en comparación con el promedio de 2023.

Si bien el sector ya se ubica 8,4% por encima de diciembre del 2023, cerró el año con una contracción de 9,4% en promedio. En cuanto a la comparación interanual, diciembre trajo buenas noticias: doce de las dieciséis ramas presentaron subas respecto mismo mes del 2023.

De esta forma, sectores que venían acumulando caídas mostraron subas interanuales. Aquellos que aportaron positivamente son Otros equipos, aparatos e instrumentos (68,1%), Muebles y colchones, y otras industrias manufactureras (33,4%), Maquinaria y equipo (31,3%), Prendas de vestir, cuero y calzado (20,6%), Vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes (10,1%), Otro equipo de transporte (8,5%), Sustancias y productos químicos (7,7%), Refinación del petróleo (5,9%), Industrias metálicas básicas (2,8%), Productos textiles (1,4%) y Productos del metal (1,0%).

En cuanto a los Alimentos y Bebidas, se destaca el buen desempeño en la molienda de oleaginosas, que experimentó un aumento del 77,6% interanual. Por el contrario, los sectores con caídas interanuales fueron Productos minerales (-13,9%), Productos de tabaco (-9,4%) y Productos de caucho y plástico (-8,3%) y Madera, papel, edición e impresión (-0,3%).

En términos más generales, se destaca la fuerte suba de las industrias asociadas a los bienes de capital (25,6% i.a.). A su vez, los bienes de consumo no durable (6,1% i.a.) y los bienes de uso intermedio (2,8% i.a) también registraron subas.  

El incremento en bienes de capital se explica, en parte, por la suba en la categoría de Maquinaria y equipo (31,3% i.a.), impulsada por la fabricación de maquinaria agrícola (52,9% i.a.), la principal incidencia positiva en el mes analizado. En particular, se produjo una mayor cantidad de tractores, cosechadoras y sembradoras. Sin embargo, cabe aclarar que en 2023 la producción había sido baja debido a la menor cantidad de pedidos como consecuencia de la sequía. En el mismo sentido, aumentó la producción de electrodomésticos por la suba en la demanda interna, teniendo en cuenta la baja base de comparación por la dificultad por parte de las empresas de abastecerse de componentes importados en diciembre del 2023.

La construcción sostiene la mejora

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una suba mensual desestacionalizada del 3,1% en diciembre. De esta manera, el indicador se encontró un 10,2% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023. La actividad en la construcción tocó su punto más bajo en marzo, pero desde entonces experimentó una recuperación del 21,5%. Sin embargo, el dato de diciembre reveló que sector acumuló una caída del 27,6% promedio interanual durante 2024.

En cuanto a los insumos para la construcción, los que registraron mayores subas desestacionalizadas fueron Artículos sanitarios de cerámica (+43,1%, explicó 1,4 p.p. de la variación mensual s.e.); Mosaicos graníticos y calcáreos (+31,9% aportando 1,8 p.p.), Hormigón elaborado (+14,3%), Asfalto (+9,4%) y Pisos y revestimientos cerámicos (+3,5%). Por el contrario, los dos insumos que cayeron en su comparación mensual desestacionalizada fueron Ladrillos huecos (-6,2%) y Hierro redondo y aceros para la construcción (-3,2%).

El 2024 en retrospectiva

El 2024 fue un año complejo tanto para la construcción como para la industria, y si bien cerró el año mostrando mejoras incipientes, no alcanza para compensar las caídas acumuladas a lo largo del 2024.

En el caso de la construcción, el sector comenzó el año con un fuerte freno debido a la prolongada recesión que se arrastró desde finales de 2023 hasta mediados de 2024, agravando la paralización de la obra pública, lo que afectó tanto la actividad como el empleo. Esto sugiere que la recuperación será lenta y que, al menos a corto plazo, la falta de obra pública no sería compensada por un repunte de la obra privada.

Por su parte, la industria experimentó un repunte en el cierre del año, impulsado principalmente por los sectores de alimentos y bebidas y bienes de capital. Sin embargo, es importante considerar que la comparación interanual se realizó sobre una base baja, ya que a finales de 2023 la industria seguía sufriendo los efectos de la sequía y las dificultades para importar insumos. Durante gran parte del 2024, la industria estuvo fuertemente afectada por la caída prolongada de la actividad, el deterioro del poder adquisitivo, y la caída de la demanda interna. A su vez, la abrupta caída de la construcción tuvo un impacto negativo en las ramas de la industria relacionadas con dicho sector.

¿Qué esperamos hacia adelante?

De cara a enero, los indicadores temprano de la actividad son mixtos. Por el lado de la construcción, el índice Construya (mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción) registró una contracción mensual de 4,2% desestacionalizado, hilando seis meses consecutivos de caídas, mientras que los despachos de cemento subieron 6,9% m/m. Por el lado de la industria, algunos sectores cerraron en verde: la producción automotriz (ADEFA) mostró una suba mensual del 1,6% s.e; y los patentamientos de 0km subieron 4,2% m/m.

En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica y la gran contracción en la inversión productiva y la obra pública, que no se repetirá este año. Sin embargo, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 63,5% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector se estanque (+1,3 p.p. respecto a noviembre) durante los próximos tres meses, 19,8% estima que aumentará (-2 p.p.) y 21,9% que disminuirá (+4,4 p.p.).

Por el lado de la industria, las ramas asociadas a sectores estratégicos (energético, minero y agropecuario) seguirán con este buen desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la actividad industrial (representando casi un tercio de la actividad). No obstante, no desaparecerán los riesgos que presenta un sector que depende de factores climáticos, como lo es el agro, en un año que estará signado por el fenómeno La Niña (precipitaciones menores a las normales).  

Por su parte, las ramas que están más vinculadas a la demanda interna (que se vio gravemente deteriorada por la caída del ingreso disponible) comenzaron a recuperar paulatinamente, impulsadas por la estabilización de los ingresos reales y el mayor crédito (el crédito al consumo creció 6,7% y 6,0% mensual real desestacionalizado en diciembre y enero respectivamente). Queda por analizar el impacto de una posible apertura de importaciones en diversas ramas de la industria, especialmente con la llegada de nuevas marcas de ropa y alimentos a los supermercados.

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Buen noviembre para la industria y la construcción, según Ecolatina

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Un infoemr de la consultora Ecolatina a cargo de Ana Albin hacefoco en el Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una suba mensual desestacionalizada del 0,4% en noviembre (-1,7% i.a.), recortando así la caída de 0,8% del mes anterior. De esta manera, el sector ya se ubicó un 5,7% por encima de diciembre de 2023. De todos modos, el indicador aún se ubica un 4,8% por debajo de su nivel promedio en 2023.

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una suba mensual desestacionalizada del 2,2% para noviembre, sin poder compensar el desplome de 4,3% en octubre. De esta manera, el indicador se encuentra un 23,6% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 11 meses del año acumula una caída del 28,5% interanual.

De cara a diciembre, los indicadores temprano de la actividad son mixtos. Por el lado de la construcción, el índice Construya (mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción) registró una contracción mensual de 1,2% desestacionalizado, hilando cuatro meses consecutivos de caída, mientras que los despachos de cemento subieron 4,6% m/m. Por el lado de la industria, se cortó con el verde en algunos sectores: la producción automotriz (ADEFA) mostró una contracción mensual del 4,7% s.e; aunque los patentamientos de 0km subieron 0,5% m/m.

La industria mantiene la racha positiva

El Índice de la Producción Manufacturero (IPI Manufacturero) marcó una suba mensual desestacionalizada del 0,4% en noviembre (-1,7% i.a.), recortando así la caída de 0,8% del mes anterior. De esta manera, el sector ya se ubicó un 5,7% por encima de diciembre de 2023.

De todos modos, el indicador aún se ubica un 4,8% por debajo de su nivel promedio en 2023. En este sentido, el acumulado de enero-noviembre de 2024 presenta una disminución de 10,7% respecto a igual período de 2023. En cuanto a la comparación interanual, el retroceso es generalizado: doce de las dieciséis ramas se mantienen con caídas contra noviembre del 2023.

Los sectores con mayores caídas interanuales fueron Productos minerales (-20,0%), Productos de caucho y plástico (-16,2%), Porductos textiles (-17,0%) Productos de metal (-13,0%), Productos de tabaco (-10,8%), Madera, papel, edición e impresión (-7,6%) e Industrias metálicas básicas (-6,6%).

Por el contrario, los sectores que aportaron positivamente fueron Alimentos y bebidas (8,4%), Maquinaria y equipo (7,2%). y Refinación del petróleo, coque y combustible nuclear (1,5%). En cuanto a los Alimentos y Bebidas, se destaca el buen desempeño en la molienda de oleaginosas, que experimentó un aumento del 75,9% interanual, contribuyendo con 2 puntos porcentuales al +1,7% del total interanual. Es decir, que si la molienda de oleaginosas se hubiera mantenido en niveles de 2023, el indicador habría caído 0,3%.

En términos más generales, registran contracciones los bienes de uso intermedio (-9,5% i.a.) y los bienes de capital  (-1,2% i.a.), mientras que los bienes de consumo no durables se ubicaron un 1,8% por encima del nivel alcanzado en el mismo mes del año anterior, aunque apuntalados sobre todo por la buena performance de la molienda de oleaginosas y cereales.

La construcción se recupera en modo serrucho

El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) marcó una suba mensual desestacionalizada del 2,2% para noviembre, sin poder compensar el desplome de 4,3% en octubre. De esta manera, el indicador se encuentra un 23,6% por debajo de su nivel en el mismo mes del 2023, mientras que en los primeros 11 meses del año acumula una caída del 28,5% interanual.

En cuanto a los insumos para la construcción, los que registraron mayores subas desestacionalizadas fueron Hormigón (+10,2%, explicó 0,8 p.p. de la variación mensual s.e.); Pinturas para la construcción (+7,8%), Asfalto (+3,4%), Ladrillos huecos (+2,7%), Cemento portland (+2,0%) y Artículos sanitarios de cerámica (+1,2%). Por el contrario, los insumos que cayeron en su comparación mensual desestacionalizada fueron Yeso (-3,8%), Placas de yeso (-1,8%) y Pisos y revestimientos cerámicos (-1,3%).

¿Qué esperamos hacia adelante?

De cara a diciembre, los indicadores temprano de la actividad son mixtos. Por el lado de la construcción, el índice Construya (mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción) registró una contracción mensual de 1,2% desestacionalizado, hilando cuatro meses consecutivos de caída, mientras que los despachos de cemento subieron 4,6% m/m. Por el lado de la industria, se cortó con el verde en algunos sectores: la producción automotriz (ADEFA) mostró una contracción mensual del 4,7% s.e; aunque los patentamientos de 0km subieron 0,5% m/m.

En cuanto a la construcción, el sector tiene mucho más para recuperar que la industria producto de la profunda caída inicial dado su componente procíclico con la actividad económica y la gran contracción en la inversión productiva y la obra pública. Sin embargo, las encuestas cualitativas realizadas por el INDEC reflejan la percepción de una continuidad en el estancamiento del sector para los próximos meses. En números, el 62,2% de las empresas de obras privadas encuestadas prevé que el nivel de actividad del sector se estanque (+0,5 p.p. respecto a octubre) durante los próximos tres meses, 21,8% estima que aumentará (+1 p.p.) y 17,5% que disminuirá (+1,5 p.p.).

A su interior, resulta crucial diferenciar la dinámica de la obra pública y la obra privada. Por el lado de la obra pública, difícilmente se vea una recuperación significativa este año dado el freno al gasto de capital llevado adelante por el Gobierno. Con respecto a la obra privada, la baja cotización de los dólares paralelos resulta en elevados costos de construcción en dólares. Entonces, mientras se mantenga el elevado costo relativo, la recuperación del sector va a depender de que los precios de las propiedades suban para que se vuelva rentable. Esto último dependerá de que termine pasando con la demanda, que viene siendo traccionada por el blanqueo y la reaparición del crédito hipotecario, aunque todavía con un stock de oferta previo elevado.

Por el lado de la industria, las ramas asociadas a sectores estratégicos (energético, minero y agropecuario) seguirán con este buen desempeño en los próximos meses y serán los que traccionen la actividad industrial. No obstante, no desaparecerán los riesgos que presenta un sector que depende de factores climáticos, como lo es el agro, en un año que estará signado por el fenómeno La Niña (precipitaciones menores a las normales).  

Por su parte, las ramas que están más vinculadas a la demanda interna (que se vio gravemente deteriorada por la caída del ingreso disponible) comenzaron a recuperar paulatinamente, impulsadas por la estabilización de los ingresos reales y el mayor crédito (el crédito al consumo creció 7,3% y 5,8% mensual real desestacionalizado en noviembre y diciembre respectivamente).

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Ecolatina: la actividad creció 5,3% desde el piso de la recesión

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El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró un crecimiento mensual del 0,6% s.e. en octubre y, con las correcciones hacia atrás del indicador, hiló una racha de seis meses consecutivos sin caídas (suba acumulada de 5,3%).

De cara a noviembre, la producción de automóviles (ADEFA) tuvo un crecimiento de 4,4% mensual s.e, la producción de acero ascendió 1,1% s.e. Los despachos de cemento subieron 2,6%, mientras que el Índice Construya -que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción- cayó 3,2% mensual sin estacionalidad. Las ventas minoristas de la CAME subieron 3,9% y la Confianza del Consumidor (UTDT) 6,1%. Por contrario, la venta de autos usados y patentamientos de 0KM cayeron 1,0% y 1,9% respectivamente. 

El año cerrará con una caída promedio más cercana al 3% que al 3,5%, dejando un arrastre positivo de más de 1p.p. que ayudará a que la economía exhiba un crecimiento que estimamos por el momento en la zona de 4,5%.

La actividad subió 0,6% en octubre

El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró un crecimiento mensual del 0,6% s.e. en octubre y, con las correcciones hacia atrás del indicador, hiló una racha de seis meses consecutivos sin caídas desde el piso de abril (suba acumulada de 5,3%).

De este modo, en la comparación contra octubre de 2023 la caída recortó al 0,7% interanual (en septiembre era del 2,5%) y acumuló una caída interanual promedio del 2,7% en los primeros 9 meses del año. Con el dato de octubre, el indicador se ubica sólo 0,6% por debajo del promedio del 2023, registro por encima de lo esperado. Con todo, el nivel de actividad se ubicó un 2,3% por encima de los niveles de diciembre (mes donde se llevó a cabo la devaluación), pero si excluimos al agro aún se situaría por debajo.

Por su parte, la caída en los bienes viene siendo mayor que la de los servicios: para septiembre, los primeros cayeron 1,9%  mientras que para los servicios la caída fue fue del 0,8%. Esto empeora si quitamos los bienes agropecuarios, donde la caída se profundiza hasta el 2,6% (-7,9% en el promedio del año).

Como viene siendo una constante a lo largo del año, los datos muestran una marcada heterogeneidad al interior de la actividad, donde sectores como Construcción (-14,5% i.a.), Industria Manufacturera (-2,3% i.a.) y Comercio (-2,1% i.a.); que a su vez son los tres sectores más demandantes de trabajo, todavía no recuperan. En sentido contrario, el sector agropecuario (+2,4% i.a.) se mantiene creciendo aunque muy por debajo de los niveles de principio de año, por la mala base de comparación que fue el año pasado. La explotación de minas avanzó 7,4% i.a. y la intermediación financiera creció 1,8% i.a.

¿Qué esperamos hacia adelante?

Hasta el momento, la actividad viene mostrando un desempeño heterogéneo, irregular y en forma de serrucho. Algunos indicadores muestran que la recuperación del último bimestre del año se mantendrá, aunque será menos vertiginosa que la de los meses previos. Sobre la heterogeneidad, los sectores más asociados a los sectores energético, minero y agropecuario seguirán siendo los que más crecen.

Para ilustrar esto, sabemos que en noviembre la producción de automóviles (ADEFA) tuvo un crecimiento de 4,4% mensual (ajustado por estacionalidad), la producción de acero ascendió 1,1%, los despachos de cemento subieron 2,6%, mientras que el Índice Construya -que mide la evolución de los volúmenes vendidos al sector privado para la construcción- cayó 3,2% mensual sin estacionalidad. Las ventas minoristas de la CAME subieron 3,9% y la Confianza del Consumidor (UTDT) 6,1%. Por contrario, la venta de autos usados y patentamientos de 0Km cayeron 1,0% y 1,9% respectivamente. 

En resumen, el año cerrará con una caída promedio más cercana al 3% que al 3,5%, dejando un arrastre positivo de más de 1p.p. que ayudará a que la economía exhiba un crecimiento que estimamos por el momento en la zona de 4,5%.

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Según Ecolatina en agosto se mantuvo el “rebote de julio de la actividad”

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Un informe de Ecolatina a cargo de Ana Albin muestra que agosto mantuvo el rebote de julio en la actividad

En agosto, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 0,2% mensual desestacionalizado, y acumula una contracción de 0,1% en lo que va del año y de 3,3% desde el inicio de la recesión en noviembre pasado. De este modo, alcanzó niveles comparables con febrero de 2024, previo al piso de la recesión.

La demanda interna cayó más de 16% i.a. en agosto y acumula nueve meses consecutivos en rojo. Este resultado se explica por un contexto de fuerte deterioro de la demanda interna producto de la caída de los ingresos reales

Más allá de haber pasado el piso en el nivel de la actividad, la recuperación viene siendo muy heterogénea, más lenta de lo esperado y con un patrón bastante irregular, escenario que esperamos se mantenga para el resto del 2024, con una caída en el orden de 3,5% en el promedio anual.

En agosto se mantuvo el rebote de julio

En agosto, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 0,2% mensual desestacionalizado y tras acumular una mejora de 2,3% en los últimos dos meses retornó a los niveles de actividad similares a los de diciembre.

Cabe destacar el sector primario continúa compensando la caída del resto de la actividad: en conjunto, el sector agropecuario (+4,5% i.a.) y la explotación de minas y canteras (+6,0%) y la pesca (+17,1%) añadieron 0,5 p.p. a la variación interanual.

De las quince ramas de la actividad, diez se mantienen con caídas interanuales, mostrando lo generalizado de la recesión. En particular, las ramas vinculadas a la demanda interna todavía no se recuperan, destacándose la Construcción (-18,0% interanual), el Comercio (-7,9%) y la Industria Manufacturera (-5,6%). Sólo estas tres ramas incidieron negativamente en 3,1 p.p.

¿Qué esperamos?

Pese a que al EMAE de julio ya había registrado cambio en la tendencia negativa que tuvo a abril como piso, este repunte todavía está lejos de llevar a la economía a niveles previos a la recesión. En este sentido, no sólo las señales de recuperación muestran un desempeño heterogéneo e irregular por parte de los distintos sectores, sino que, como muestra el EMAE, se debilitó en agosto.

En este sentido, sectores más asociados a los sectores energético, minero y agropecuario serán los que más crecerán y traccionarán las exportaciones, que crecerían cerca de 20% en el promedio del año.

En contraposición, las importaciones, que tienen un componente usualmente procíclico (es decir, varían en igual sentido pero mayor cuantía que la actividad total), colaborarán con un abultado superávit comercial, manteniéndose en rojo (-14% i.a.) dada la caída de la demanda interna.

Por el lado de la inversión, cierto impulso podría provenir por parte del RIGI y del blanqueo (que podría traccionar el alicaído sector de la construcción). Sin embargo, mientras se mantenga el cepo cambiario no pareciera ser un factor determinante a la hora de la recuperación en lo inmediato, sino que será una variable clave para el devenir del esquema cambiario-monetario del gobierno. Por este motivo, esperamos que la inversión tenga el peor desempeño del total de componentes de la demanda a lo largo de este año.

¿Qué puede pasar con el consumo? En cuanto al consumo privado, que representa hasta un 70% del total del PIB, no pareciera haber muchos drivers que podrían jugarle a favor, en tanto para una recuperación necesita una recuperación del salario real y el ingreso disponible. Las mejoras de los ingresos reales en los últimos meses podrán mitigar la caída, pero lejos estarán de ser un factor clave para la recuperación.

De hecho, la recuperación del consumo en bienes durables está siendo favorecida por una caída en el valor real de dichos artículos (el poder adquisitivo creció más en relación con ellos), en un contexto de consumo postergado y a expensas de una mejora en el crédito a tasas reales elevadas, lo que también podría condicionar el consumo en el futuro.

Por el lado de los bienes de consumo masivo, su encarecimiento real (comparando con los últimos doce meses, el nivel general del IPC creció 20 p.p. menos que la inflación de consumo masivo en septiembre), junto a un mayor consumo en bienes durables y servicios inelásticos (tarifas) se combinaron para que el consumo de este tipo de bienes no encuentre piso (los datos de Scentia indican que, hasta septiembre, la caída es de 22,3% interanual).

Por último, el consumo de servicios (recreación, restaurantes, hoteles) también tendrá una recuperación más lenta, teniendo en cuenta que son el consumo que primero se suele recortar en contextos de deterioro del ingreso disponible, agudizado por un encarecimiento de estos servicios y la ausencia del efecto “pesos que queman” vigente durante el año pasado, que impulsó el consumo de servicios asociados a la recreación.

En resumen, los datos muestran que más allá de haber pasado el piso en el nivel de la actividad, la recuperación viene siendo muy heterogénea, más lenta de lo esperado y con un patrón bastante irregular. Considerando que será un escenario que esperamos se mantenga para el resto del 2024, la caída de la actividad estimamos ronde 3,5% en promedio, sin volver a niveles previos a la recesión hasta mediados del año que viene.

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En septiembre Ecolatina vio una marcada recuperación en las importaciones

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En un informe de la consultora Ecolatina a cargo de Agostina Myronec muestra que en septiembre tras la reducción del Impuesto PAÍS, una marcada recuperación en las importaciones

El saldo comercial fue de USD 981 M en septiembre, mostrando el saldo superavitario prácticamente más bajo del año (a excepción de enero) y desacelerando por casi USD 1000 M respecto al resultado de agosto. Sin embargo, se acumuló un superávit de USD 15.205 M hasta el noveno mes el año.

La novedad vino este mes por el lado de las importaciones. Como consecuencia de la reducción de la alícuota del Impuesto PAÍS del 17,5% al 7,5% -política que había sido preanunciada-, se postergaron importaciones para llevarlas a cabo una vez reducido el impuesto durante el mes anterior, generando un incentivo a incrementar las compras externas durante el noveno mes del año. Como consecuencia, las importaciones en septiembre fueron de USD 5.954 M (-13,4% i.a.), pero mostrando una recuperación de 27% en términos desestacionalizados.

Con todo, estimamos que el superávit comercial podría ubicarse en torno a los USD 18.000 M en el año. En este sentido, esta cifra sigue siendo clave para la estrategia del Gobierno, donde las compras de divisas se utilizan para intervenir en la brecha cambiaria con el objetivo de contener a los dólares paralelos y preparar el terreno para un eventual levantamiento paulatino de las restricciones cambiarias.

 El saldo comercial fue de USD 981 M en septiembre, mostrando el segundo superávit más bajo del año y desacelerando por casi USD 1000 M respecto al resultado de agosto. Pese a esto, se acumuló un superávit de USD 15.205 M hasta el noveno mes el año, marcando la cifra más elevada para un acumulado hasta septiembre desde inicios de la serie (1992).

La novedad vino este mes por el lado de las importaciones. Como consecuencia de la reducción de la alícuota del Impuesto PAÍS del 17,5% al 7,5% -política que había sido preanunciada-, se postergaron importaciones para llevarlas a cabo una vez reducido el impuesto. Como consecuencia, luego de unas bajas importaciones en agosto (poner dato), las importaciones en septiembre fueron de USD 5.954 M, marcando la cifra más elevada del año, pero aún un -13,4% i.a. por debajo en la comparación interanual. En línea con este avance, las compras externas aumentaron 27% en la serie desestacionalizada respecto a agosto, marcando la variación mensual más alta de los últimos años -e incluso mayor a las de los meses pos-recuperación de la pandemia-. Además, cabe destacar que esta desaceleración en la caída se observó incluso pese a que los indicadores adelantados de actividad económica estén mostrando resultados negativos en el noveno mes del año. De este modo, las importaciones acumularon USD 43.920 M hasta septiembre, una cifra -24,5% i.a. menor al acumulado del mismo periodo del año anterior.

Al interior, lo más relevante es que la mayor parte de los grandes rubros mostró una desaceleración en la caída, e incluso los Bienes de consumo (USD 794 M, +15,0% i.a.) mostraron un crecimiento interanual por primera vez en 16 meses, evidenciando el impacto de la reducción de la alícuota. Cabe destacar que la mejora se debió tanto a los precios (+7,5%) como las cantidades (+7,3%). Por su parte, los Bienes de capital (USD 1067 M, -2,3% i.a.) y Bienes intermedios (USD 2.218 M, -2,5% i.a.), se ubicaron levemente en rojo y mostraron una desaceleración en la caída en torno a los 35 p.p. para ambos casos respecto a agosto. Por otro lado, los Vehículos automotores de pasajeros exhibieron compras por USD 366 M (-2,8% i.a.) y las Piezas y accesorios para bienes de capital mostraron una caída de -13,6% i.a. (USD 1.319 M).

Por otro lado, las exportaciones fueron USD 6.934 M en el mes (+20,6% i.a.), acumulando USD 59.124 M hasta septiembre (+15,5% i.a.). Tanto en septiembre como en el acumulado del año los precios jugaron levemente en contra (-4,2% i.a. en septiembre y –6,7% i.a. en el acumulado), pero el efecto fue más que compensado por un repunte en las cantidades, dado principalmente con la comparación respecto a la sequía en 2023 (+25,9% i.a. en el mes y +23,8% i.a. en el acumulado).

Todos los grandes rubros de las ventas externas tuvieron subas interanuales en el mes, exceptuando productos primarios. El rubro con la mejora más pronunciada fue Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) con un crecimiento de 47,8% i.a. medido en valores (USD 2.672 M), mostrando la mayor variación positiva para el rubro desde diciembre de 2021. Por su parte, le siguió Manufacturas de Origen Industrial (MOI) con un saldo de USD 2.073 M (+7,2% i.a.). Por último, los Productos Primarios (PP) cayeron -1,0% i.a. con un saldo de USD 1.413 M, con una contracción que se explicó por los precios (-9,8%), pero con cantidades que jugaron al alza (+10,1%). Al interior, la mayor caída se observó en las ventas externas de cereales (-13,5% i.a. medido en valores).

Superávit comercial energético en septiembre

La balanza comercial energética tuvo un nuevo superávit en septiembre: las exportaciones fueron USD 776 M, mientras que las importaciones fueron de USD 166 M. De esta manera, el saldo comercial fue de USD 610 M en el mes, el más elevado desde abril. En tal sentido, el saldo comercial acumuló USD 3.849 M hasta el noveno mes del año: las exportaciones treparon a USD 7.084 M, mientras que las importaciones fueron de USD 3.235 M. 

¿Qué esperamos para lo que resta del año?

En el último trimestre del año, estimamos que se mantendrá el superávit comercial, aunque consideramos que pueda ubicarse por debajo de los USD 1000 M mensuales.

En este sentido, tres factores están jugando a favor de un repunte en las importaciones en lo que resta del año. Por un lado, el mencionado efecto de la baja del impuesto PAÍS del 17,5% hacia el 7,5% en septiembre se mantendría durante el segundo semestre, aunque la perspectiva de la eliminación total del impuesto a partir del inicio de 2025 podría generar el incentivo a postergar compras externas durante el mes de diciembre, al igual de lo ocurrido en agosto.

Por otro lado, pese a sus heterogeneidades y con vaivenes, poco a poco la actividad económica continuará recuperándose durante el último trimestre del año, alentando de esta manera las importaciones (dado su componente procíclico). Además, en la medida que se sostenga la lenta pero constante apreciación del tipo de cambio real el incentivo a importar seguirá creciendo, incluso disipadas las expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial en el corto plazo. Este último aspecto podría potenciarse en tanto sea extensiva una baja en los aranceles de bienes externos.

Respecto a las exportaciones, la recuperación mantendrá las cantidades exportadas al alza en la comparación interanual, con un buen desempeño en los productos primarios y MOA. Además, las ventas externas energéticas y mineras seguirán mostrando una evolución positiva. Sin embargo, la evolución de los precios continuará jugando en contra en el caso del sector agropecuario, generando el riesgo que determinados rubros medidos en valores muestren una caída interanual.

Con todo, estimamos que el superávit comercial ronde los USD 18.000 M en el año. Esto sigue siendo clave para la estrategia del Gobierno, donde las compras de divisas se utilizan en intervención en la brecha cambiaria para contener a los dólares paralelos, determinante para preparar el terreno para una eventual salida paulatina del cepo cambiario y mantener el esquema actual del crawling peg del tipo de cambio oficial al 2%. En tal sentido, seguiremos de cerca cómo evolucionarán las compras en el MULC, la recomposición de reservas y la brecha cambiaria, que se ubican como variables claves para determinar si existe algún riesgo actual en el programa económico.

En este marco, recientemente el BCRA flexibilizó los plazos para el pago de importaciones. La autoridad monetaria estableció que desde el 21 de octubre el plazo de acceso al mercado de cambios para las importaciones de bienes pasará de 60 a los 30 días. De esta forma, la medida apunta a dos objetivos en simultáneo: se busca continuar atrayendo una demanda de divisas desde los dólares financieros al mercado oficial, apuntando a darle mayor sostenibilidad en el tiempo a la pax cambiaria de las últimas semanas y se abona al objetivo de reducir los precios locales al flexibilizar y abaratar las importaciones (mediante bajas de aranceles y mayor certidumbre al costo de reposición), al tiempo que imprimiría mejores condiciones a la recuperación de la actividad económica.

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