A pesar del difícil contexto local y global, el peronismo tiene oxígeno social para encarar la correccion de una frágil economía
La edición diciembre del Informe Económico Mensual que elabora el Área de Economía del IAE Business School de la Universidad Austral, analiza las perspectivas y principales desafíos de la economía 2020 que enfrenta el nuevo gobierno, en algunos aspectos casi inéditas para un gobierno peronista.
En la Editorial de inicio del informe, Juan José LLach señala que “el FMI sigue subrayando el riesgo de una desaceleración sincronizada, evidenciada en el predominio de los números en rojo del siguiente cuadro. Hay que subrayar que América Latina es la peor región, tanto por su bajo crecimiento como por la caída de sus proyecciones.”
Frente a la adversidad de las principales variables del contexto, Llach relexiona: “Salvo un intenso cambio de suerte, estaremos frente a una realidad nueva, que hará imprescindible, para salir adelante, los acuerdos políticos y socioeconómicos. Ojalá que la dirigencia y la ciudadanía argentinas, estén a la altura de este inédito desafío”.
Eduardo Luis Fracchia detalla sobre el panorama: “El contexto internacional dadas las oscilaciones observadas en las bolsas y en el mercado de bonos está algo más volátil. La constancia en la relación dólar frente al euro favorece que los precios de commodities sigan estables. El crecimiento americano es más sólido que el europeo y puede continuar a pesar del déficit de cuenta corriente que es crónico. China e India siguen a un ritmo de crecimiento elevado y demandan de nuestra región cada vez más productos. El contexto latinoamericano es de crecimiento lento con muchos episodios sociales disruptivos que fueron sorpresivos. Nuestro país debe aprovechar esta ventana de oportunidad que se ha abierto con el nuevo gobierno para sacar partido de esta globalización acotada. El ciclo internacional en algún momento va volver a jugar en contra de la región y de Argentina.”
Respecto a lo esperable de la tarea del nuevo gobierno en economía, Fracchia describe: “La orientación de la economía nacional cambiará de modo sustantivo en 2020. El enfoque de la política económica seguirá un sendero antirecesión. Sería deseable que se recuperen los superávits gemelos perdidos, tanto el fiscal como el de cuenta corriente. Estamos ante una economía que pretende crecer en base al consumo en un rebote cíclico, aunque sería conveniente que lo haga más por el empuje de la inversión y de las exportaciones. No se percibe salir rápido de la recesión en el horizonte de mediano plazo. No se espera mucho menos grandes ajustes del tipo Rodrigazo de 1975 porque los fundamentales están claramente mejor que en 2015 por el ajuste fiscal y externo realizado por Macri. Una gran amenaza para la próxima gestión está en el control de la inflación que hoy cierra en casi 60% anual. A ese ritmo de los precios no será fácil bajar la inflación a un dígito antes de cinco años.”
Martín Calveira repasa las variables del actual contexto económico, entre las que destaca:
- La actividad económica dependerá indudablemente de lo que ocurra con la inflación y el tipo de cambio, aunque la restricción central e histórica para nuestro país sobre la capacidad de generar liquidez externa, también estará muy activa. Desde el segundo semestre de 2019, la economía está severamente afectada por el aumento de la incertidumbre tras los resultados de las PASO y elecciones generales.
- Si bien las proyecciones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) para nuestro país se sitúan en -1,3% en 2020, esto dependerá de los efectos de la política económica que se aplique a partir de ahora. En este sentido, si se instrumenta un programa que no logre disminuir el ritmo de crecimiento de los precios, probablemente la demanda de moneda extranjera aumente en el mercado informal y el consumo de las clases medias y bajas no se recupere, esto puede ocurrir si se aplican medidas aisladas sobre variables determinadas como los precios de algunos bienes y, como se estaba evaluando, aplicar la administración de las góndolas de los supermercados. El efecto consecuente será una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de magnitud similar a la tendencia del tercer y cuarto trimestre de 2019. Mientras que si, eventualmente, se gestiona una política de precios y de ingresos integral priorizando los estratos sociales de ingresos bajos y medios, es más probable que las expectativas y decisiones de precios se estabilicen. Por lo tanto, el consumo tendrá un mejor espacio para recuperarse.
- La gestión sobre la inflación deberá tener un esfuerzo mancomunado entre la política fiscal y monetaria en un entorno de medidas que intenten promulgar la recuperación del consumo. Sin dudas, la inflación puede transformarse en un problema mayúsculo. Durante estos días se conocieron algunos proyectos de economistas asociados al espacio de Alberto Fernández desde donde se hace cierta mención a la reanudación del crecimiento de la emisión montería para reactivar el consumo y sin tener particularmente en cuenta los efectos sobre la dinámica de precios. Si esto se lleva a cabo, debemos notar que los riesgos de un mayor crecimiento de la inflación no son menores. La historia monetaria argentina tiene una sólida evidencia empírica respecto a que si se aplica una expansión monetaria en un contexto de inflación y ascendente, el resultado es una mayor inflación con posible espiralización y, en el extremo, disrupción monetaria. Mientras que si se implementa una política antiinflacionaria en un sendero donde la política fiscal y monetaria converjan a objetivos lógicos y coordinados intertemporalmente, esperamos un reinicio del proceso desinflacionario. Esto podrá generarse, si y solo, si la dinámica del resultado fiscal primario es consecuente con la política monetaria. Pues, si ambas van en contramano, en el mediano plazo veremos nuevamente un desalineamiento fiscal y/o monetario.
- El nivel de tasa de interés de política monetaria dependerá de lo que suceda con la tendencia inflacionaria del año siguiente. Posiblemente se noten niveles altos, al menos durante los primeros meses del año próximo. Esto también afectará el nivel del costo del crédito, especialmente para la producción, como se viene observando durante la gestión Macri. No obstante, si se instrumenta una política monetaria expansiva, entendemos que con una perspectiva unidimensional y desde la denominada Teoría Monetaria Moderna, la tasa de interés disminuirá súbitamente con los efectos potenciales ya mencionados.
- El tipo de cambio dependerá de lo que ocurra con la intensidad de los controles de capitales y el desempeño de la política antiinflacionaria. Si los resultados de esta última no son los esperados, seguramente se intensificarán los controles sobre el mercado de divisas a los efectos de evitar fuertes desalineamientos de los tipos de cambio. El fuerte control cambiario que se implementó a partir de 2011 hasta diciembre de 2015 evidenció que, ante la divergencia del sistema del régimen de tipo de cambio múltiple, se genera un canal potencial de efectos sobre los precios de la economía.
- La dinámica del mercado cambiario afectará el nivel de reservas. Por el lado monetario, no se esperan modificaciones sustanciales en el nivel de activos externos dado el control de cambios y la posible mayor intensidad que pueda aplicarse. La otra fuente de generación de reservas fundamental es la balanza comercial. Si el nivel de exportaciones se sostiene, se asegurará una mayor oferta de divisas, pero en un escenario de control de cambios.
- El sector externo puede verse influenciado por las futuras medidas. Ante el posible aumento de retenciones a las exportaciones no solo visto como una política de aranceles sino como una perspectiva redistributiva y política, podría haber una mayor especulación en el sector exportable con tensiones cambiarias, comprimiendo las exportaciones. El lado financiero puede restringirse abruptamente con los controles cambiarios teniendo consecuencias sobre menor oferta potencial de financiamiento privado y público.
- Respecto a la política fiscal, esperamos una perspectiva más laxa sobre el resultado fiscal primario en comparación a los últimos dos años de la gestión Macri. No obstante, el espacio fiscal para impulsar la economía tendrá fuertes restricciones. Si el nivel de actividad económica no se recupera, no se dispondrá de ingresos suficientes para sostener impulsos fiscales hacia el sector privado. Esto será una restricción sustancial para el próximo gobierno. Pues, si el déficit se intensifica en ausencia de un mecanismo de coordinación con las demás variables macroeconómicas, será una fuente de disrupción en el contexto de fuentes de financiamiento muy limitadas para nuestro país.
El informe adjunto en su versión ampliada incluye:
EDITORIAL de Juan J. Llach: Las amenazas a la economía global siguen en pie.
Análisis de Eduardo L. Fracchia:
- Panorama Internacional: El contexto externo para una gestión que quiere quebrar la recesión
- Panorama regional: La economía de Brasil busca consolidarse
- Panorama interno I: Reflexiones sobre la economía ante el cambio de gobierno
- Panorama político: El peronismo con oxígeno social para encarar la corrección de una economía regional.
- Panorama Coyuntural: La competitividad de Argentina según el informe WEF (Eduardo Fracchia y Martín Calveira)
Análisis de Martín Calveira:
- Panorama interno II: Algunas perspectivas de política económica para el año 2020
- Precios y salarios: Necesidad de estabilización inflacionaria en el nuevo gobierno
- Actividad económica: Escenario expectante respecto al nuevo gobierno
- Sector fiscal: Expectativas de modificación de políticas fiscales.
- Sector externo: Sostenimiento del superávit comercial
- Sector monetario y financiero: Expansión de base monetaria y espacio para la emisión monetaria.
*Haga click en los vínculos para acceder al informe en sus duferentes presentaciones: IEM – Ampliado / IEM – Reducido / Anexo estadístico