Costos laborales y baja productividad: el dilema detrás del empleo informal en jóvenes
Más de la mitad de los jóvenes trabajan en negro: los desafíos de la informalidad laboral en Argentina
El 57% de los trabajadores de entre 18 y 24 años no realiza aportes jubilatorios. ¿Cuáles son las causas de esta problemática estructural y qué medidas podrían aumentar la registración en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA)?
La informalidad laboral sigue siendo uno de los mayores desafíos del mercado laboral argentino, afectando particularmente a los jóvenes. Según datos de la Secretaría de Trabajo de la Nación, más de la mitad de los trabajadores de entre 18 y 24 años están en situación de informalidad, lo que implica la ausencia de derechos laborales básicos como aportes jubilatorios, licencias pagas y cobertura de salud.
Una leve mejora, pero un problema persistente
El primer trimestre de 2024 mostró una leve mejora: el 56,7% de los jóvenes trabaja en negro, una reducción en comparación con el 63% registrado en el mismo período de 2023. Sin embargo, la cifra sigue siendo alarmante, especialmente en comparación con otros rangos etarios. La informalidad desciende al 38,3% entre los trabajadores de 25 a 34 años, al 30,1% entre quienes tienen entre 35 y 49 años, y al 26,7% entre los de 50 a 59 años. Sorprendentemente, vuelve a subir al 36,7% en mayores de 60 años.
¿Por qué los jóvenes son los más afectados?
Las causas de la alta informalidad en este grupo responden tanto a factores estructurales como coyunturales. Según Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL, la falta de crecimiento económico y la estancada creación de empleo formal en los últimos 12 años son factores clave:
“El hecho de que haya muchos jóvenes informales llevará a que otros grupos etarios también tengan tasas más altas en el futuro. Si el número de asalariados formales es el mismo que hace 12 años, no es sorprendente que muchos jóvenes trabajen en negro.”
A esto se suma la falta de incentivos para formalizar. Según Bour, políticas como la prohibición de despidos implementada por el gobierno anterior profundizaron la tendencia:
“Con medidas que aumentan los costos y riesgos para las empresas, es lógico que crezca la informalidad.”
Costos laborales y productividad: un círculo vicioso
La alta carga impositiva es otro obstáculo. Jorge Day, economista de la Fundación Mediterránea, explicó que los costos laborales en Argentina son tan elevados que para muchos empleadores resulta inviable contratar en blanco. Esto impacta especialmente en los jóvenes, quienes suelen tener menor experiencia y productividad:
“Los salarios de convenio son altos y hay que pagar un 50% más en impuestos. Además, los jóvenes cambian de empleo con frecuencia, lo que desincentiva a las empresas a registrarlos formalmente.”
Educación y expectativas: otro factor clave
El nivel educativo juega un rol crucial. Según datos oficiales, la informalidad afecta al 68,3% de quienes no completaron la educación primaria, al 52,3% de quienes solo terminaron el primario, y al 37,6% de quienes concluyeron la secundaria. Este porcentaje baja al 15% entre quienes tienen formación terciaria o universitaria.
Asimismo, muchos jóvenes no priorizan la formalidad. Como señala Jorge Colina, presidente de IDESA:
“Al joven no le interesa estar en blanco; lo que busca es ganar dinero y tener la libertad de irse cuando quiera.”
¿Qué puede cambiar?
Los especialistas coinciden en la necesidad de reformas estructurales para reducir la informalidad. Entre las propuestas destacan:
- Reducción de impuestos al trabajo, especialmente para los salarios más bajos.
- Descentralización de la negociación colectiva, para que las empresas puedan acordar salarios y condiciones según sus posibilidades.
- Educación y concientización, para que los jóvenes valoren los beneficios de la formalización.
“Los costos laborales deben alinearse con la productividad de los trabajadores jóvenes, de lo contrario seguirán fuera del sistema formal,” concluye Nuria Susmel, economista de FIEL.