Diego Torres, de Colchones Taurus: “Se vienen 2 o 3 años de reactivación y consumo”

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¿Qué va a pasar con la economía cuando quede atrás el Coronavirus? Que equivale a decir, qué va a pasar con todos nosotros. Porque la suerte de la economía es también el empleo, el sueldo, las oportunidades, los proyectos y sueños.

Para entender lo que se viene, Economis entrevistó a Diego Torres, probablemente uno de los empresarios misioneros más autorizados para tomarle el pulso a la economía a nivel país. Junto a dos de sus cinco hermanos, se sumaron a la empresa que fundó su padre en 1979: Torres e Hijos.

Una firma que, con el aporte decisivo de la nueva generación, creció y se consolidó logrando alcanzar una suerte de “quimera” del desarrollo industrial misionero:

Esto es, comprarle materias primas al país central rico, traerlas al Norte -siempre postergado-, transformarlas, darle valor agregado y volver con productos terminados para competir con éxito en los mercados más exigentes y prósperos: Capital, el Conurbano, Córdoba, Rosario o Mendoza.

En Misiones suele suceder lo contrario: se envían materias primas o productos de bajo valor agregado y se trae todo terminado de “afuera”.

Torres fabrica los colchones y sommiers Taurus, siendo la fábrica más grande del Norte de la Argentina y una de las 10 más importantes del país, en un mercado donde tallan marcas como Simmons, Suavestar o La Cardeuse.

Haciendo algunos cálculos por el volumen de producción y la trayectoria de esta firma líder, más de un millón de argentinos en lugares tan lejanos como Ushuaia o Bariloche van a ir esta noche a dormir sobre un colchón que salió de la moderna planta fabril que tiene en Fátima, sobre la ruta 12 y  que se sigue expandiendo.

Hace un par de años incorporó una línea de sillones y juegos de living (Indigo). Lo que lleva a preguntarse, ¿cuánto falta para que Misiones tenga una fábrica de muebles de calidad que le pueda vender a todo el país?

El empresario que se anime, sin duda podrá inspirarse en el caso de Torres e Hijos. Pero antes de analizar las claves que llevaron a esta firma familiar a crecer como pyme industrial misionera a lo largo de 30 años, competir y ganar en el país central, conviene conocer su mirada sobre lo que se viene para la pospandemia.

“Esta crisis es distinta a la del 2001, ahí hubo un quiebre y un parate en el sistema productivo. Acá se paró porque la pandemia nos obligó a parar, veníamos de 2 o 3 años muy cascoteados con empresas muy mal paradas, con tasas de interés exorbitantes”, explica, sobre el contexto.

Y luego comparte lo que él está experimentando a nivel comercial desde mayo, cuando empezó a registrarse una fuerte -e inesperada-, reactivación en las ventas.

“Vamos a tener 2 o 3 años buenos”

“Empezamos a vender mucho en mayo, al principio no entendíamos qué estaba pasando pero duplicamos lo del 2019 y se mantuvo en junio y julio. Tratamos de averiguar si era sólo con nosotros y comprobamos que le está pasando a muchos otros fabricantes. Estamos vendiendo el doble que el año pasado”, señaló.

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 “Yo creo que como se realizó una impresión (emisión monetaria) monumental, entonces va a haber mucha plata y ese dinero va a salir a buscar consumo. Este es un Gobierno que la política siempre está basada en el consumo interno, además la gente no puede comprar dólares. La otra es que venimos de dos o tres años donde no hubo consumo. Venimos de un pozo. Vamos a terminar con una caída del PBI del 12 por ciento, es una cifra escandalosa, no se tiene registro de una baja así, cualquier cosa que hagamos vamos a mejorar, el rebote tiene que ser bueno”, señala.

“Mi visión es que acá vamos a tener 2 o 3 años buenos de consumo y reactivación, para que después tengamos el clásico cimbronazo argentino”, explicó.

“Se puso mucha plata en el mercado, a través del IFE, a eso sumale que tenés hoy a gente que no estuvo gastando por la cuarentena, no hace viajes, pateamos todos los vencimientos. Y hay otra cuestión, yo que vendo hogar veo que se le empieza a encontrar afecto a la casa, el colchón lo cambio, pinto. Se empezó con la cuestión gastronómica. Se siguió con la casa”, señala.

Atacar el mercado

Torres e Hijos nació a comienzos de los 90, como un desprendimiento de Cueros Torres, a cargo del tío de Diego. Producían al principio espuma de poliuretano, que se utiliza para tapicería. “El paso siguiente, lógico, era fabricar colchones”, explicó.

Corrían los años 90, Diego y sus hermanos -Cecilia y Juan Pablo- arrancaron codo a codo a poner los cimientos de una estructura comercial que parece ser una de las claves del éxito de Torres e Hijos.

Torres se fue a instalar en Resistencia y durante cinco años vivió y desarrolló su primer centro de distribución, desde donde provee a su cartera de clientes: casas de artículos para el hogar, mueblerías, hipermercados. Torres e Hijos no vende nunca directamente al público. Su hermano Juan Pablo hizo otro tanto más tarde en la ciudad de Córdoba (1999).

En el 2001 desembarcaron en Buenos Aires y a pesar de la crisis, no se achicaron. Por eso es también interesante escuchar las impresiones sobre esta coyuntura, de un empresario que supo hacer de aquella crisis, una oportunidad para crecer.

 “Mi papá siempre decía: ‘Si vas a esperar a que Argentina esté bien para hacer algo, nunca vas a hacer nada’. Eso nos quedó marcado a fuego. Nosotros en algunos momentos claves, en lugar de esperar salimos a atacar el mercado a buscarlo, a ver qué pasaba, y nos fue bien”.

-¿Eso hicieron en el 2001 cuando vino la crisis y apenas desembarcaban en Buenos Aires?

-Hicimos lo contrario a muchas empresas, en vez de retraernos salimos a atacar el mercado. Salimos a buscar al cliente, que tenía necesidades, las empresas estaban un poco guardadas, no querían vender, no querían producir, querían esperar a ver qué pasaba.

-Ustedes, no.

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– Siempre hay problemas económicos, o porque el dólar subió mucho, las tasas altas, mucho desempleo y a la prensa le encanta retroalimentar eso. En el 2002 no despedimos a ningún empleado. Serían 80 o 100 personas. Hicimos el esfuerzo de cuidar, sino se corta por lo más fino, que es el personal. Me parece que hay un montón de pasos previos a eso.

-¿Y cómo salieron de eso?

-Nosotros estuvimos casi tres meses sin hacer nada, hasta que dijimos ¿cuánto tiempo podemos aguantar? Si seguimos a este ritmo, nos fundimos. Pagando sueldos, no estábamos pagando insumos, tuvimos que sentarnos con proveedores y venían los cheques rechazados, era un desastre. Entonces dijimos: Vamos a salir a vender, a ver qué pasa. Era mayo del 2002, un caos, salimos primero con una lista de precios en dólares, después en pesos, primero la saque a siete días.

-Qué te parece el canje, otro punto de coincidencia entre esta coyuntura y aquella.

-Este acuerdo por la deuda me pone muy contento porque me hace acordar a aquél momento. Me acuerdo que estaba haciendo mi casa en 2003, y cambiabas 100 dólares los viernes al principio y podía pagarle a todos. Pero cuando la terminé, el dólar ya había bajado a 2 y pico de pesos y ya entonces tenía que cambiar 600 para pagar lo que antes cancelaba con 100 dólares. Yo creo que el canje va a impactar para bien, seguro.

-¿Y qué puede pasar luego de ese rebote de la economía?

-El tema es que hacemos con ese rebote, ya nos ha pasado que tenemos una coyuntura extraordinaria la soja valía mucho, los commodities estaban por el cielo y en vez de hacer cambios estructurales la dejamos pasar. Lo del intento de reactivar el tren de carga es un ejemplo. ¿Qué le costaba a los Kirchner en el 2005 poner plata en el tren y dejarlo andando a nuevo? Había dinero para hacer esas inversiones.

-¿Y por qué pensás que no se hizo?

-Creo que como no hay planes claros de gobierno y no hay una idea clara de desarrollo. En Misiones en cambio creo que fue distinto. Se aprovechó mejor la buena coyuntura estatal, por ejemplo las obras a través de Yacyretá que fueron transformadoras. Tenemos una costanera extraordinaria y accesos por todos lados.

-¿Cómo ves la gestión económica del Gobierno Nacional?

-Me cayó mal lo de Vicentín pero desde el peligro de avasallar las leyes. No me gustó, tampoco,  que le gobierno anterior le haya dado los créditos que le dio, sin papeles. Pero un tema es que el gran ausente en este país es la Justicia, siempre se le cae al Poder Legislativo o al Ejecutivo, pero necesitamos una justicia ordenada.

-¿Al empresariado misionero como lo ves?

-Hay de todo, como en todos lados, no es fácil ser empresario en Misiones. Nosotros como industriales y fierreros que somos, si tenemos 5 pesos, gastamos 6 en la planta, todo lo que vamos pudiendo se invierte nuevamente en la empresa. Los industriales tienen que ser así. Hablaba con colegas y empresarios, y les digo: salgan a buscar el mercado afuera porque se puede, si lo puedo hacer con colchones el otro también lo puede hacer, perdamos ese miedo a la frontera de Misiones.

FICHA PERSONAL

Diego Torres

Casado (Valeria), dos hijos (Juan Pedro y Marcos)

Hincha de: River

Hobbies: Golf

Lugar de vacaciones: cualquiera lugar, con amigos

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