El Barcelona busca CEO

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El pasado 8 de febrero un terremoto en forma de renuncia del director general del FC Barcelona, Ferran Reverter, sacudió el siempre convulso entorno de la entidad azulgrana, que desde hace pocos días busca CEO. Expertos en la industria del deporte analizan para EFE el perfil ideal para asumir el cargo en un club propiedad de los socios.

Todos ellos coinciden en que, más allá de las aptitudes técnicas como conocimiento de la industria del deporte y los entresijos financieros del planeta fútbol, un director general en una entidad como el Barça debe aprender a surfear las olas de un entorno imprevisible.

El emblema azulgrana de ‘Més que un club’ (‘Más que un club’) y el azar del balón ponen a menudo en cuestión muchos de los marcos teóricos que se enseñan en las escuelas de negocios.

“Un club de fútbol es bastante reactivo y te explota todo en la cara. En una empresa privada cualquiera tienes muchos más días para realizar, por ejemplo, una estrategia de comunicación coherente”, explica a EFE un exejecutivo azulgrana.

Por ello, esta misma fuente defiende que un buen director general del Barcelona debe estar coordinado con la parcela económica y deportiva, tener una relación fluida con el presidente y saber cómo gestionar a los medios de comunicación.

“La ejecución de una buena gestión lleva años, pero el aficionado quiere resultados rápidamente. Eso provoca que la presión sobre el presidente y, consecuentemente, el director general sea mucha”, añade.

En la misma línea se expresa Iván Cabeza, profesor del departamento de empresa de la Universidad de Barcelona (UB) y economista experto en el mundo del fútbol, que opina que en un club como el Barça es muy difícil desarrollar estrategias más allá del corto plazo debido al modelo de propiedad.

“Es complicado para un CEO dirigir a un club propiedad de los socios porque cada cinco o seis años se celebran elecciones para elegir al presidente, lo que provoca que la entidad sea más inestable y que sea difícil aplicar una política a largo plazo”, argumenta Cabeza.

A su modo de ver, los aficionados consideran que si no se producen resultados deportivos positivos es “porque las cosas no se están haciendo bien”, algo que “complica todavía más” la gestión en el día a día.

COORDINARSE CON EL DIRECTOR DEPORTIVO Y CENTRARSE EN LOS INGRESOS

¿Pero cuáles deben ser las funciones de un director general en un club como el Barça? Según el exejecutivo azulgrana consultado por EFE, debe tener una relación muy estrecha con la parcela deportiva.

El 70% de los gastos de un club como el Barcelona se destina a pagar salarios de deportistas, lo que provoca que en la gestión del día a día el director deportivo tenga un rol fundamental en la estructura ejecutiva.

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En el caso del Barcelona, el director del área de fútbol, Mateu Alemany, ha trabajado codo con codo junto a Reverter en la gestión de fichajes y en la negociación de contratos del primer equipo de fútbol.

A ello se suma a menudo las injerencias de los presidentes, lo que provoca que, con frecuencia, el director general asuma un perfil bajo, similar al de un secretario que se encarga de ejecutar las decisiones de la junta directiva, recuerda un exejecutivo azulgrana.

En este sentido, Cabeza defiende que en el Barcelona encajaría un perfil de ejecutivo “latino” con capacidad de ser flexible a cualquier imprevisto.

Pero más allá de estas aptitudes, el profesor de la UB sostiene que el futuro CEO tiene que estar centrado en generar ingresos provenientes de las infraestructuras (‘Espai Barça’), el ‘merchandising’, los patrocinios, la monetización de los contenidos y la gestión de los datos de los aficionados.

“Un gran reto”, apunta Cabeza, quien defiende que el futuro director general de la entidad debería tener conocimientos financieros, experiencia en la industria del deporte y capacidad de “adaptarse al ruido” del entorno.

8 DIRECTORES GENERALES EN 21 AÑOS

La versión oficial apuntó que la dimisión de Reverter se debió a “razones personales y familiares”, incluso el presidente de la entidad, Joan Laporta, señaló que el máximo ejecutivo le había pedido un año sabático; otras fuentes lo asociaron a discrepancias con el máximo mandatario sobre el modelo de propiedad y de gestión del club.

Una de las pocas certezas del seísmo es que Reverter, nombrado oficialmente CEO del Barça el pasado 1 de julio de 2021, permanecerá en el cargo hasta que el club nombre otro director ejecutivo que lo sustituya.

La figura de director general como tal se creó en el Barcelona en el año 2001 bajo la presidencia de Joan Gaspart con el objetivo de profesionalizar las áreas de gestión de la entidad.

Anteriormente, con José Luis Núñez al mando de la entidad, el club azulgrana contaba con gerentes, si bien el presidente elegido por los socios lideraba muchas de las funciones que actualmente asumen los altos ejecutivos.

El primer director general del Barcelona fue Javier Pérez Farguell, el ejecutivo de mayor rango en el club hasta la llegada de Joan Laporta en verano de 2003.

Su sustituto fue el entonces vicepresidente económico Ferran Soriano, actual CEO del City Football Group, el conglomerado empresarial que administra, entre otros, clubes como el Manchester City.

Soriano compaginó el cargo de máximo ejecutivo de la entidad azulgrana con el de vicepresidente hasta julio de 2004, momento en el que Anna Xicoy le relevó en el cargo.

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La etapa de Xicoy, que había ocupado cargos de responsabilidad en compañías de telecomunicaciones, acabó en 2008 poco después de la dimisión de ocho directivos, entre ellos el propio Ferran Soriano.

Fue entonces cuando Laporta nombró a Joan Oliver, exdirector de Televisión de Cataluña (TV3), que fue el máximo ejecutivo del club hasta la llegada en el año 2010 de Sandro Rosell como máximo mandatario.

El CEO elegido entonces fue Antoni Rossich, que coincidió con Rosell en el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y que entraba en el club después de haber ejercido de consejero delegado de la división internacional del Grupo Planeta.

En sus primeros meses en el puesto apostó por la austeridad, que le llevó incluso a suprimir las fotocopias en color en las oficinas del club.

Con la llegada de Josep Maria Bartomeu a la presidencia en 2014, el club cambió el organigrama ejecutivo e Ignacio Mestre, que ya ejercía de director gerente, sustituyó a Rossich.

Mestre puso fin a su etapa en verano de 2017. En su lugar, Bartomeu nombró como máximo ejecutivo al exjugador de balonmano Óscar Grau, que anteriormente había ocupado el cargo de gerente en la Federación Catalana de Balonmano y en la Federación Catalana de Vela.

Durante su etapa, intervino en las negociaciones de altas y bajas y renovaciones de jugadores y mantuvo encuentros con LaLiga, UEFA, ECA y Federación Española de Fútbol. Además, es uno de los investigados por administración desleal y corrupción entre particulares en el caso ‘Barçagate’.

Grau fue el último CEO antes de la llegada de Reverter, que regresó a Barcelona procedente de Alemania donde ejercía de consejero delegado de la multinacional de comercio de productos electrónicos MediaMarkt.

En apenas ocho meses, Reverter tuvo que hacer frente a la reestructuración de la deuda, la aprobación por parte de los socios compromisarios del Espai Barça y la reducción de la masa salarial de la plantilla, entre otras cuestiones.

La obra del octavo director general del Barcelona en 21 años queda incompleta y el club busca ahora una figura que asuma los retos de una gestión que pasa por reducir la deuda, generar nuevos ingresos comerciales y liderar las obras de remodelación del Camp Nou, todo ello sin que el primer equipo de fútbol pierda el tren de la competitividad deportiva de los grandes de Europa.

Víctor Martí

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