BUENOS AIRES (AP) — Encadenarse a la valla que rodea a la sede del gobierno argentino es la única forma con la que los familiares de los 44 submarinistas del ARA San Juan creen que las autoridades atenderán su reclamo: encontrar cuanto antes al sumergible desaparecido hace más de siete meses.
“Esto es una muestra de desesperación, dolor e impotencia… no podemos aceptar que nuestros familiares estén desaparecidos”, dijo el jueves a The Associated Press Marcela Moyano, esposa de Hernán Rodríguez, jefe de máquinas del submarino del que se perdió todo rastro el 15 de noviembre en el Atlántico sur.
Moyano estaba sentada y encadenada a la alta reja que se encuentra a varias decenas de metros de la fachada de la Casa Rosada. Una manta cubría sus piernas para protegerse del frío. Otros tres familiares de los submarinistas del ARA San Juan la acompañaban desde el miércoles por la noche y varios más llegarán en las próximas horas.
Las familias de los tripulantes están frustradas y exigen que el gobierno defina cuanto antes cuál será la empresa privada a cargo de la búsqueda del submarino.
“Ante la falta de respuesta de un gobierno ausente decidimos venir a hacer esta lucha y no nos vamos a ir hasta tener una respuesta y algo firmado, no solo palabras… pasaron muchos meses y nos tomaron el pelo”, dijo Marcela Fernández, esposa del suboficial Alberto Sánchez.
En la valla fueron colgadas banderas argentinas, fotografías de los tripulantes y carteles en reclamo de la aparición de los tripulantes. Una de ellas rezaba: “44 corazones de acero. Búsqueda, verdad, justicia”.
El submarino diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana y en operaciones desde los años 80 desapareció cuando navegaba desde Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, hacia su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento.
Las autoridades han descartado que el submarino haya sido objeto de un ataque por parte de una flota extranjera mientras intentaba detectar embarcaciones de pesca ilegales.  
El día que desapareció el comandante del ARA San Juan informó que había sufrido una avería a raíz de la entrada de agua a las baterías a través del snorkel -el dispositivo por el cual el sumergible toma aire de la superficie para operar sus motores-, pero que el incidente había sido resuelto. Horas después se registró una explosión cerca de donde se había perdido contacto con la nave.
La licitación para determinar al responsable de encontrar al sumergible está trabada luego de que la pre adjudicación de las tareas de rastreo a la empresa española Igeotest Geoscience fuera cuestionada ante la justicia penal por la abogada que representa a varios familiares, que consideran que la firma no es idónea e incumplió las condiciones exigidas en el pliego de contratación.
Los familiares que protestan ante la casa de gobierno temen que a raíz de la intervención de la justicia, que inició una investigación, el Ministerio de Defensa anule el proceso de licitación, lo cual obligaría a empezar de cero.
Luis Tagliapietra, padre del submarinista Alejandro Tagliapietra y quien acompañaba a las dos mujeres en la protesta, exigió que el ministro de Defensa Oscar Aguad “dé una respuesta” lo antes posible y “se los busque con la tecnología que corresponda para que de una vez por todas sepamos dónde están”.
“Esa es la empresa que se eligió y lo que pedimos es que no se pierda más tiempo… ya no damos más”, se lamentó Tagliapietra, quien considera que la firma elegida de forma provisional sería idónea para realizar la búsqueda.
Otros familiares dicen desconocer si esa sería la empresa adecuada e instan al gobierno a que lo defina cuanto antes.
Tagliapietra, abogado a su vez de algunos familiares en la causa penal que investiga la desaparición del submarino, indicó que están a la espera de que la Oficina Nacional de Contrataciones revise si el procedimiento de pre adjudicación de la búsqueda fue correcto.
Durante el operativo de rastreo del ARA San Juan, que llegó a sumar a 18 países, decenas de objetos detectados fueron desechados.
A principios de abril Rusia, el último país que colaboraba con alta tecnología, se retiró de la búsqueda en la que ahora sólo participan pocas unidades navales de la Armada argentina con tecnología que, según los familiares de los tripulantes, es insuficiente.
Nueve compañías de origen argentino, estadounidense, español y panameño se postularon para buscar al submarino, según el pliego de licitación.
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