Gabriel Rubinstein: “Es falso que no hay riesgo de crisis, como dice Luis Caputo”
El ex secretario de Política Económica de Sergio Massa entiende que el talón de Aquiles del Gobierno es el esquema cambiario.
Tras su paso como funcionario durante la gestión de Alberto Fernández, Gabriel Rubinstein volvió a la esfera privada dirigiendo YIER, la consultora en Economía y Finanzas. Desde su perspectiva, el economista aseguró que la fortaleza del Gobierno se encuentra en la baja de la inflación, pero que flaquea con su esquema cambiario “frágil”. En ese sentido, remarcó que “no es cierto que no hay riesgo de crisis”, tal como dijo el ministro de Economía, Luis Caputo.
Durante una entrevista con el diario Ámbito Financiero, el exfuncionario destacó como positiva la posibilidad de concretar un REPO para aliviar las cuentas del BCRA, pero según su visión ello podría exponer una debilidad de la gestión económica. Además, agregó que la principal causante de la recesión actual fue una “devaluación mal hecha” y no tanto el ajuste fiscal.
También Rubinstein habló sobre su último paso por el Ministerio de Economía mientras Sergio Massa condujo la cartera. Acepta las críticas que recibe en Twitter por su gestión, pero admitió que no se arrepiente de haber formado parte del equipo.
Periodista: ¿El Presidente puede concretar con éxito su plan económico? ¿Qué significa que salga bien en sus términos?
Gabriel Rubinstein: Bueno, yo creo que en este momento hay mucho objetivo puesto en bajar la inflación entendiendo que eso es un activo político importante que le permitiría tener una buena elección en 2025 y mantenerlo como candidato muy competitivo para 2027. Es un camino que está cimentado en una decisión de mantener un equilibrio fiscal a toda costa. Pero ese camino está plagado de asechanzas. La más importante es que están embarcados en un esquema cambiario muy frágil y que parece seguirá siendo frágil todo el tiempo, lo cual no quiere decir que vaya a haber una crisis, pero esa vulnerabilidad en todo caso podría provocar una crisis cambiaria y desbaratar un poco los planes que el Gobierno. Por eso, que Caputo diga que se eliminó el riesgo de crisis, es falso, es una apreciación voluntarista.
P.: ¿Por qué dice eso?
G.R.: Porque están vendiendo prácticamente todo el superávit comercial en el contado con liquidación, o sea, el 20% de lo que exportan permanentemente lo venden, entonces tiene una intervención cambiaria importante y permanente para tener la brecha contenida. En un contexto de blanqueo, donde ingresan dólares y parte de esos dólares se venden contra pesos, este momento es tranquilo y favorable, pero eso no quiere decir que vos no tengas aproximadamente u$s100.000 millones al tipo de cambio oficial en pesos, o sea, una masa de pesos enorme contra nada de reservas. Eso hace que cualquier situación de shock externo o político pueda generar que el dólar suba y no lo puedas contener, tenés una posible crisis cambiaria a la vuelta de la esquina. Cuando te dicen que la política del superávit fiscal es suficiente y que no necesitamos dólares es una falacia, están diciendo eso simplemente porque no tienen dólares.
P.: ¿Que la gente venda dólares no es una muestra de que efectivamente faltan pesos?
G.R..: Eso no es un tema de que faltan pesos sino que faltan ingresos. Te ves obligado a eso, pero no es un esquema permanente, no vas a vivir permanentemente desahorrando.
P.: La posibilidad de concretar un REPO, como trascendió los últimos días, ¿en cuánto podría aliviar la fragilidad cambiaria que advierte?
G.R.: En un esquema cambiario frágil, siempre es una ayuda recibir dinero. Pero yo lo veo como signo de debilidad tener tanto lío para conseguir tres o cuatro mil millones de dólares y al 17% anual -según trascendió, no es confirmado. Es cierto que algún día se debería terminar con el dólar blend y que las divisas las compre el Banco Central, pero eso significa tener que afrontar una brecha más alta. Por otra parte, vas a tener que darle algo a los exportadores que están que trinan, porque entre la brecha, las retenciones y con todos los costos subiendo, la rentabilidad del campo se va al demonio.
P.: El DNU que flexibiliza las condiciones para un próximo canje de deuda, ¿también lo lee como un signo de debilidad?
G.R..: El sistema de canje de deuda confirma que pospondrán la liberación del cepo, que no tienen reservas para pagar las deudas y que por eso no logran acceder muy voluntariamente a los mercados.
P.: El proyecto de Presupuesto, ¿promete mayor austeridad fiscal? ¿Puede esa idea complementarse con un crecimiento del 5% del PBI?
G.R.: No es un presupuesto fiscalmente contractivo. Mi propuesta cuando trabajaba con Massa era que este año tuviéramos 1% de superávit fiscal, en vez de 1,5%, y avanzar todos los años hacia el 3% de superávit, que es lo que considero que Argentina necesita para bajar el riesgo país contundentemente. Pero iba a ser más gradual el proceso. De todos modos, en este momento no hay un ajuste fiscal mayor y pienso que, dadas las encuestas que empiezan a mostrar ciertas flaquezas en la imagen, es probable que el Gobierno prefiera no hablar más de ajuste y mejorar un poco su calidad hacia el interior de las cuentas fiscales.
P.: ¿Cuánto del ajuste fiscal motorizó la recesión actual?
G.R.: El ajuste fiscal tiene un aspecto positivo que tiene que ver con asumir que tiene que haber equilibrio en las cuentas públicas. La parte negativa es que se asocia con la recesión, y hacia futuro puede pasar que los gobiernos vuelvan a ser expansivos fiscalmente. Yo evalúo que el aporte del ajuste fiscal a la recesión es bajo, que el problema fue un esquema de devaluación de baja calidad. Ellos promovieron la dolarización sin dólares y el cierre del Banco Central. Eso, para el imaginario de los mercados, significaba que el dólar se iba al demonio. Llegaron a decir que una hiperinflación vendría bien para facilitar el camino de la dolarización. Una vez en el poder, los precios se fijaron a un dólar muy alto, por supuesto. Luego dijeron que el peso será un bien escaso, fuerte como una roca. Todo eso tuvo su costo y tuvimos una recesión mucho mayor que la que técnicamente era necesaria, una recesión pequeña que solo durara un par de meses y nada más. En mi esquema el salario real a los dos meses hubiera recuperado lo perdido. Ahora encontramos que para adelante la situación será mejor, pero muy de a poco, se tardará varios meses.
P.: Entonces, no era necesario alcanzar el 52,9% de pobreza en Argentina.
G.R.: No, totalmente. Los ajustes fiscales empobrecedores son aquellos que vienen de la mano de ajustes externos cuando hay fuga de capitales, porque hay que acomodarse a esa falta de dinero y ahí es inevitable la suba de la pobreza. Cuando no tenés fuga de capitales, el ajuste no tiene por qué ser recesivo o puede ser marginalmente recesivo. Las recesiones son fruto de un error de diseño de política económica, en este caso fruto de la improvisación que han tenido que se puede entender porque no tenían equipo ni tampoco pensaban en que iban a ganar. No es cierto que estamos en la peor crisis de la historia, no es cierto que veníamos de 17.000% de inflación, el revoleo de números y de datos es equivocado. A veces puede ser bien intencionado y darse solo por un error de concepto y otras creo que es malicioso. No creo que las fuerzas del cielo estén de acuerdo en que mientan con esas cosas.
P.: Veo que cuando hace algún comentario en X sobre la gestión actual, le recuerdan su paso por el Ministerio de Economía. ¿Tiene alguna autocrítica o, en el extremo, se arrepiente de haber formado parte del gobierno anterior?
G.R.: Yo hago críticas de lo que se hizo y de lo que no pude hacer también. Soy autocrítico, pero no me arrepiento. La realidad también fue mucho más dura de la que uno pensaba. Nadie suponía que en tan corto tiempo íbamos a tener una sequía que nos costará u$s21.000 millones, nos condicionó completamente todo el 2023. Yo hice lo que pude, propuse las cosas que propuse y algunas iban en esa dirección, porque al principio hubo cierto ajuste fiscal. De hecho, fíjate que por más que se hable del plan platita, el déficit fiscal de 2023 terminó siendo 2,7% del PBI, el mismo déficit que en 2022, pero con el agravante de la sequía, o sea matemáticamente implicó un esfuerzo mayor. De todos modos, es cierto que los últimos meses, con las elecciones en el medio, hubo un proceso de demostración obligada y también practicamos una devaluación mal hecha, a destiempo y sin dólares, promovida por el FMI porque si no entrábamos en default. Previo a la devaluación ya el dólar blue había subido 20% y luego ganó Milei las PASO. En ese contexto, buscamos medidas reparatorias por el daño de la devaluación, que fue mayor al esperado. Pero luego se aplicaron medidas fiscales que yo no apoyé, como la baja del impuesto a las Ganancias. Tuve la oportunidad de participar en la gestión, pero me frustra no haber podido hacer cosas que yo quería poner en práctica.