En una emotiva ceremonia llevada a cabo el viernes 5 de julio por la noche, la Capilla San Agustín, perteneciente a la Parroquia Jesús Misericordioso, fue testigo de un momento significativo para la comunidad de la Diócesis de Posadas. Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo Diocesano, celebró la Santa Misa de Institución del Ministerio de Acolitado para el seminarista Nicolás Ruíz Díaz.

En la homilía, Mons. Martínez destacó la alegría y devoción en la celebración del Ministerio del Acolitado de Nicolás, enfatizando la diversidad de vocaciones y la preparación hacia el Orden Sagrado. Explicó los roles del lectorado y el acolitado, subrayando su importancia tanto para los laicos como para los futuros sacerdotes. Martínez también reflexionó sobre la vocación al sacerdocio y su vínculo con la liturgia y la Eucaristía, comparándola con otras vocaciones religiosas. Además, hizo referencia a las lecturas bíblicas del día, resaltando cómo las vocaciones pueden enfrentar desafíos, pero también llevar a una vida de profundo significado espiritual.

En una noche matizada por el frío pero colmada de jubilosa devoción, Monseñor Juan Rubén Martínez inauguró la homilía con estas palabras: “En el saludo inicial expresamos nuestra alegría por celebrar la Eucaristía y el Ministerio del Acolitado de Nicolás, quien ha estado en formación hacia el Sacramento del Orden Sagrado durante varios años. A pesar de la noche fría, celebramos con gran gozo, reconociendo que Dios nos provee con sus dones y nos llama a evangelizar como Pueblo de Dios”.

“Hoy estamos celebrando este ministerio y si Dios quiere mañana en la Catedral San José ordenaremos a cuatro diáconos permanentes para la diócesis de Posadas y eso es un regalo de Dios. Entonces le decimos amén a Él en realidad porque obra su amor y su misericordia”, enfatizó.

El obispo, al agradecer este diverso llamado, enfatizó: “Agradecemos a Dios por la diversidad de vocaciones, especialmente por el llamado al sacerdocio ministerial. Esta noche estamos junto a Nicolás, sacerdotes, seminaristas diáconos y otros seminaristas que también siguen este llamado”.

Explicando el rol de la Iglesia en esta dinámica, Martínez señaló: “En la formación al Orden Sagrado y camino al sacerdocio, se ha instituido el ministerio del lectorado y del acolitado. Estos ministerios no son exclusivos del sacerdocio, también los reciben los laicos. Mañana ordenaré diáconos permanentes, y muchos laicos, sin vocación al Orden Sagrado, reciben estos ministerios. El Ministerio del lectorado está estrechamente vinculado a la Palabra de Dios, y Nicolás ya ha recibido este ministerio”.

Sobre el Ministerio del Acolitado, explicó: “Está estrechamente vinculado a la Eucaristía y a la liturgia. Al recibir este ministerio, Nicolás tiene un llamado específico a prepararse para servir en estos aspectos. La vocación al sacerdocio está íntimamente ligada al llamado de todo el pueblo de Dios a la Eucaristía y a la liturgia. En el bautismo, cada persona se identifica con Cristo como sacerdote, profeta y rey, lo que subraya que todos los fieles tienen un sacerdocio común mediante el cual participan en la celebración litúrgica”.

Deteniéndose en la especificidad del Ministerio del acolitado, Martínez afirmó que “está íntimamente ligado a la Eucaristía y a la liturgia. Nicolás, al recibir este ministerio, experimenta un llamado específico hacia la preparación en estos aspectos cruciales. Este ministerio no solo es para los sacerdotes, sino que también lo reciben los laicos, aunque los seminaristas en formación son quienes principalmente lo reciben”.

En contraste, Mons. Martínez señaló que “la vocación de los religiosos, como los benedictinos o los franciscanos, se centra en otros carismas como la vida monástica o la pobreza, no exclusivamente en el sacerdocio. La vocación al sacerdocio tiene sus raíces en Jesús mismo, quien instituyó el sacramento del Orden Sagrado en la última cena con los apóstoles. Los sacerdotes están profundamente vinculados a la Eucaristía y la liturgia, celebrando y participando en el único sacerdocio de Jesús, expresando así la caridad pastoral vivida desde la Eucaristía”.

Asimismo, el obispo indicó que “la clave de nuestra vocación es la caridad pastoral, la cual fluye de la Pascua y de la Eucaristía. En la celebración de la Eucaristía, el sacerdote se plenifica y se identifica con Jesús. Por tanto, lo que Nicolás está recibiendo en este ministerio anuncia su cercanía a recibir el Orden Sagrado”.

Sobre la lectura bíblica del día, Martínez destacó: “Hoy la lectura nos habla de Mateo, cuyo llamado resuena poderosamente. Era un publicano, un recaudador de impuestos bajo dominio romano, una figura despreciada por los judíos por colaborar con el Imperio. A pesar de esto, el Señor lo eligió y transformó su corazón.”

Luego mencionó cómo las vocaciones pueden enfrentar desafíos significativos, refiriéndose al profeta Amós en la primera lectura, quien denunció injusticias y fue odiado por ello. Subrayó que la vocación no asegura una vida fácil, sino que implica cruces y Pascuas, pero también gozo al seguir el camino de Cristo, quien es el camino, la verdad y la vida.

En un llamado a la reflexión y la acción espiritual, Martínez cerró su homilía: “Pidamos por Nicolás en esta celebración eucarística, para que profundice en la Pascua y en la celebración eucarística. Que esto implique un mayor interés por la liturgia y por todo lo que la liturgia conlleva en términos de espiritualidad y pastoral, no solo como un rito litúrgico, sino como algo que impacta profundamente en la vida de los cristianos.”

La celebración destacó por su profundidad espiritual y el compromiso renovado con las vocaciones al servicio de la Iglesia y la comunidad cristiana en Posadas.

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