La panspermia tiene mejor argumento que TheLast Of Us
La génesis de los seres vivos en el planeta tierra ha sido motor de suposiciones e hipótesis a lo largo de la historia. Hoy día, aún con los avances tecnológicos de los que disponemos, no tenemos más que teorías al respecto. La más recibida en la comunidad científica nos dice que la vida se originó en la síntesis de moléculas orgánicas mediante la energía solar en forma de radiación ultravioleta. Pero hay una segunda teoría, la “Panspermia”, la cual propone que la vida no fue necesariamente “hecha en casa”, sino que aterrizo en nuestro planeta en forma de meteorito.
Sabemos que las condiciones que supone el espacio sideral no son, ni mucho menos, aptas para la vida debido a sus hostiles condiciones. Desde radiación hasta temperaturas desorbitantes, en el espacio no hay vida o, al menos, no de manera sostenible. Los tardígrados, una minúscula criatura terrestre, son capaces de soportar condiciones devastadoras: Resistir presiones muy altas de casi 6000 atm; pueden sobrevivir a temperaturas de -200 °C y hasta los 150 °C, a la deshidratación prolongada (pueden pasar hasta 10 años sin obtener agua)o a la radiación ionizante. Aun el, tan solo es capaz de soportar apenas 11 días navegando por el espacio exterior.
Sin embargo, existe otra forma de vida capaz de resistir mas tiempo el hostil ambiente que supone la ausencia de atmosfera. Éste es un liquen, una simbiosis hongo-alga que parece hongo, pero también hace fotosíntesis. En el mundo de los líquenes, existe una variedad que ha sido sometida a experimentos, los cuales constataron que la misma sobrevive no menos de año y medio navegando por el espacio. La xanthoriaelegans es capaz de soportar hasta 50 Gigapascales de presión atmosférica, lo suficiente como para la transferencia interplanetaria.
Se que todo esto suena complicado, pero las implicancias son trascendentales. La mera existencia de este liquen nos habla de que, siendo los hongos una de las primeras formas de vida de las que se tiene registro, no es imposible que los mismos hayan aterrizado en nuestro planeta cual semillero de vida. Posteriormente, de los hongos se derivarían las plantas asi como los animales entre los que se encuentra nuestra especie.
Ahora bien, otra gran duda que acarreamos hasta el día de hoy es, ¿cuál es el origen de la conciencia? ¿Qué nos diferenció del Homo Erectus para transformarnos en Homo sapiens?
Terence McKeena fue el primero en postular la hipótesis del mono dopado en su libro La Comida de los Dioses de 1991. En esta hipótesis McKeena sostiene que la evolución de nuestra conciencia fue fruto del consumo de hongos psicodélicos. Quizásestahipótesis suene un poco rebuscada, sin embargo, estudios recientes demostraron que dicha familia de hongos (Psilocybe), aparecieron en África hace 10 millones de años, a la par que los humanos se separabande nuestros ancestros primates. El efecto de estos hongos influyó directamente en la neurogénesis (Proceso en el que se crean neuronas en el cerebro) asi como también la neuroplastía, sumado a la perturbadora evidencia de que los mismos son capaces de ayudarnos con grandes problemas de la humanidad: La ansiedad; la depresión; el trastorno de estrés post traumático; etc… Estos hongos supieron crecer en lugares curiosamente específicos, como las heces de los animales que solíamos asediar en tiempos de caza y recolección.
Resalto el término “curiosamente”, porque la influencia de los psicoactivos proveídos por los hongos se asemeja al fenómeno del hongo cordyceps. Estese caracteriza por infectar huéspedes (parasitarlos), en su caso a las hormigas, viviendo dentro de las mismas para luego segregar en el cerebro de la misma diferentes psicoactivos y manteniendola viva en una simbiosis temporal.Ejerce control sobre su huésped. El cordyceps trastorna la percepción de la hormiga, manipulándola para que trepe hasta un lugar alto y se aferre con todas sus fuerzas al mismo. En ese momento el hongo finalmente desarrolla la seta, para esparcir mas eficientemente sus esporas. Este fenómeno pareciera argumento de ciencia ficción, tal y como si se hubiera sacado de la serie TheLast Of Us, con algunas diferencias poco cinematográficas.
Bien sabemos que nuestra fascinación por los astros ha sido algo que se extendió desde los orígenes de la cultura y sus diversas creencias y abstracciones. Esta fascinación nos ha llevado a desarrollar no solo la capacidad de observar las estrellas, sino también la de visitarlas. Si, de asediar cebras a pisar nuestro satélite celestial, la luna. También se puede asociar el uso de psicotrópicos con el interés por la conquista cósmica, por ejemplo: Los años 50 y 60 fueron conquistados por el LSD, alucinógeno derivado de un hongo, a la par que estallaba nuestro interés por la conquista del espacio. De hecho, la carrera espacial internacional perdería impulso para 1975, a la par que el LSD y otras drogas de efectos psicodélicos eran prohibidos; Más recientemente entre 2015 y 2018, solamente el consumo de LSD aumentó en un 56 por ciento, a la par que la emergente empresa SpaceX ambicionaba colonizar el sistema solar. Que locas ideas se le ocurrieron a Elon Musk después de tantos viajes de hongos enteógenos… ¿No?
Te invito a cuestionarte esto conmigo: ¿Y… si no hiciese falta morder a los huéspedes para infectarlos? O, es más, ¿Y si ni siquiera fuese necesaria la violencia? ¿Es que acaso, el reino fungi, promueve la cooperación y el progreso como herramienta para expandir su magnífico dominio? ¿Es el control derivado del “mono dopado” motivo de pánico, o es ejemplo de prosperidad sostenible?
Me es necesario compartir con el lector cual es el motor de mis investigaciones que vuelco en forma de artículo. La esencia de mis textos es transcribir una búsqueda, una que pienso debe ser colectiva, por eso la comparto y no la escondo. Busco mi origen y encuentro Big Bang, temo al colapso y encuentro decrecentismo, veo sufrimiento y encuentro empatía, busco a Dios y lo veo en un hongo. Finalmente, sus dudas también las mías y son éstas la razón de mis siguientes artículos.