Pablo Ruival: “La forestoindustria puede liderar, pero necesitamos estabilidad económica”
El presidente de la Asociación Forestal Argentina (AFOA), Pablo Ruival, destacó que la forestoindustria nacional tiene ventajas naturales únicas y un potencial significativo para expandirse, promoviendo economías regionales y generando empleo y divisas de manera inmediata. Según el directivo, el contexto global favorece al sector, ya que los productos forestales reciclables, reutilizables y biodegradables responden a la creciente demanda de un mercado cada vez más alineado con la sustentabilidad.
En comparación con otras regiones, Argentina cuenta con zonas de alta productividad forestal que permiten turnos de corta de entre 9 y 15 años, mientras que en países como Canadá o los nórdicos este proceso puede extenderse de 45 a 70 años. Además, los suelos destinados a esta actividad no compiten con la agricultura ni afectan áreas de bosques nativos, condiciones que posicionan al país como un lugar ideal para la expansión forestal.
Sin embargo, Ruival, quien también es country manager de Arauco Argentina, subrayó la necesidad de crear un entorno macroeconómico estable y un marco institucional claro. “Una macro ordenada y un marco institucional estable atraerán inversiones significativas, como ya ocurrió en Chile, Uruguay o Brasil”, afirmó. Según el directivo, aunque existen grupos empresariales internacionales interesados en invertir, la inestabilidad económica de Argentina y cuestiones como la Ley de Tierras o las restricciones cambiarias han desalentado su llegada.
Incentivos necesarios para el desarrollo
El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) aparece como una herramienta que podría estimular el interés inversor, al mejorar la tasa de retorno de los proyectos hasta en 2,5 puntos. Según Ruival, este tipo de medidas son fundamentales para un sector enfocado en la exportación y clave en la generación de divisas. Sin embargo, advirtió que las trabas económicas y regulatorias siguen siendo un obstáculo: “Las inversiones van donde les conviene, pero operar con la brecha cambiaria, las restricciones para pagar servicios de deuda externa o girar dividendos y la incertidumbre normativa, afecta la percepción de los inversores”.
Lecciones del pasado y oportunidades perdidas
Ruival recordó el caso de la pastera Botnia, instalada en 2007 en Fray Bentos, Uruguay, tras un conflicto diplomático con Argentina. La inversión, estimada en 1.800 millones de dólares, marcó un hito en la industria regional, pero dejó al país fuera de una oportunidad que podría haber impulsado su desarrollo forestoindustrial. “El debate por Botnia generó un daño significativo al sector al proyectar una imagen inexacta sobre su impacto ambiental”, lamentó Ruival.
Hoy, países como Brasil y Chile lideran la industria en la región. Un ejemplo reciente es la decisión de Arauco de invertir 4.600 millones de dólares en una planta de celulosa en Mato Grosso do Sul, Brasil, que convertirá a la compañía en el segundo mayor productor mundial de celulosa.
Un momento clave para Misiones y el país
Claudia Peirano, directora ejecutiva de AFOA, destacó que la última gran inversión en una planta de celulosa y papel en Argentina ocurrió en 1984, en Misiones. Según Peirano, el contexto actual brinda una nueva oportunidad para el país: “Las empresas y consultoras internacionales señalan que Argentina está en un momento ideal para insertarse en el mercado global, donde uno de los mayores problemas es la falta de madera”.
La forestoindustria argentina parece estar en un punto de inflexión, con un potencial innegable y una ventana de oportunidad que, de aprovecharse, podría posicionar al país como un actor relevante en la industria global.