Para Fitch “parece probable” una reestructuración de bonos u otro evento de impago
La calificadora de riesgo Fitch le acaba de asignar a la Argentina una nota en ‘CC’. Esto significa que, en opinión de la consultora, “una reestructuración de bonos u otro evento de incumplimiento de algún tipo parece probable en los próximos años”. Según el comunicado de la firma, esto se debe a la “persistente incertidumbre sobre la capacidad del soberano para lograr una acumulación sostenida de reservas internacionales y recuperar el acceso a mercados de capital globales y, por lo tanto, realizar grandes pagos de bonos en moneda extranjera que vencen en los próximos años”.
Dice Fitch: “la administración de Javier Milei ha logrado avances iniciales en materia de ajustes económicos desde que asumió el cargo en diciembre de 2023, a través de acciones ejecutivas en lugar de leyes. Sin embargo, lograr un ajuste duradero suficiente para acumular reservas y recuperar el acceso a los mercados también puede requerir apoyo político y reformas más amplios, lo cual aún está por verse, mientras que las crecientes tensiones en la nueva combinación de políticas aumentan la incertidumbre”.
En materia política, los analistas de la agencia de calificación sostuvieron que el plan económico de Milei se centra en un “ajuste fiscal agresivo”, para “poner fin al financiamiento monetario del banco central (BCRA) y deshacer el financiamiento pasado, y una devaluación monetaria del 54% seguida de una paridad móvil del 2% mensual para anclar las expectativas de precios”. Además, sostuvo que la política monetaria “ha sido heterodoxa, involucrando tasas de interés reales profundamente negativas para reducir la oferta de pesos y otros pasivos del BCRA”. A la vez, describen que por ahora, “se han mantenido los controles cambiarios para sostener esta combinación de políticas. Estos esfuerzos han tenido éxito inicialmente, reduciendo la brecha entre los tipos de cambio oficiales y paralelos, reduciendo la inflación después de un salto posterior a la devaluación y alentando una incipiente recuperación del crédito”.
Sin embargo, Fitch menciona “tensiones” dentro de la “combinación de políticas” que se están “volviendo evidentes”. Sostiene que “la paridad móvil ha permitido una rápida revaluación real del peso y puede ser difícil de sostener, lo que podría debilitar su eficacia como ancla de las expectativas de precios”. En otro sentido, señala que “aún no está clara una estrategia de salida de los controles cambiarios y las tasas de interés reales negativas, y estas políticas podrían socavar la confianza cuanto más tiempo permanezcan vigentes”.
“La inflación puede enfrentar una mayor resistencia después de caer a aproximadamente el 5% en mayo, debido a la recuperación económica, la indexación salarial y las incertidumbres políticas”, señala el informe.
Con respecto a las reservas, sostuvo que si bien los cambios de política han permitido al BCRA comprar u$s17.300 millones en el mercado de divisas desde mediados de diciembre hasta mayo, “la sostenibilidad de la acumulación de reservas no está clara, dado que ha sido posible mediante el aplazamiento de los dólares adeudados a los importadores mediante la emisión de títulos BOPREAL y mediante restricciones más estrictas a las importaciones que ahora están expirando”. En esta línea marca una crítica adicional: “la apreciación del peso real y la recuperación económica también podrían impulsar la demanda de importaciones más adelante en 2024. Las compras de divisas ya se han desacelerado drásticamente en las últimas semanas, a pesar de la cosecha de soja en curso”.
Con respecto a los futuros pagos de deuda sostuvo que “estas ganancias iniciales de reservas deberían permitir al soberano realizar pagos de bonos en moneda extranjera por 4.300 millones de dólares con vencimiento en 2024”. Aunque menciona que “los montos adeudados aumentarán significativamente a 9.000-10.000 millones de dólares en 2025-2027 y coincidirán con otros pagos de provincias y el BCRA (en el BOPREAL). Para cumplir con estos pagos, el soberano probablemente necesitará lograr una mayor acumulación de reservas y también recuperar el acceso al mercado internacional para refinanciar una parte”.
“Fitch sigue sin estar seguro de si Argentina podrá lograr estos objetivos. Recuperar el acceso a los mercados puede no sólo requerir mayores ajustes macroeconómicos, sino también evidencia de una aceptación política más amplia y la preservación del apoyo social. Esto puede ser particularmente difícil de lograr antes de las elecciones legislativas de mitad de período en noviembre de 2025”, sentencia la calificadora.
“La administración persigue el ambicioso objetivo de reducir el déficit fiscal a cero en 2024, lo que requiere una mejora de 5 puntos porcentuales del PBI en el saldo primario hasta un superávit del 2%. Ha tenido un buen comienzo, habiendo logrado superávits hasta abril. El aumento de la inflación ha impulsado la mayor parte de la mejora hasta ahora, erosionando drásticamente el gasto primario en términos reales (-34%) y generando los mayores ahorros en pensiones. Otros recortes han sido más deliberados pero pueden no ser sostenibles, como la virtual eliminación del gasto de capital. Parte de la reducción de los subsidios energéticos ha procedido del impago a las empresas eléctricas”, agrega.
Por otro lado, menciona que “garantizar un ajuste fiscal duradero requerirá eventualmente un cambio hacia una estrategia más sostenible, dada la naturaleza temporal de algunas de las medidas de este año, una menor inflación que está reduciendo el margen para comprimir el gasto en términos reales y los riesgos económicos que plantea los recortes draconianos a elementos como el gasto de capital. Esto podría requerir una mayor cooperación con el Congreso a través del proceso presupuestario y puede ser más difícil de lograr”.
Con respecto a la recesión económica en marcha puntualizó que “la actividad económica cayó drásticamente en medio de estos ajustes de políticas, un 6% interanual en marzo, pero podría estabilizarse en el segundo trimestre y recuperarse más adelante en el año”. En este sentido señaló que “proyectamos que la economía se contraerá un 3,6% en 2024 y crecerá un 3,9% en 2025, aunque esto no refleja una fuerte recuperación en forma de V dado un efecto de base positivo después de la sequía del año pasado. Una mayor confianza y una menor inflación deberían impulsar una recuperación del consumo. El ajuste fiscal seguirá siendo un lastre, mientras que es posible que no se recupere la confianza del sector privado hasta que se desmantelen los controles de capital”.