Pro Mate: la yerba que incorpora proteína vegetal y revoluciona la industria alimentaria
Desde Santa Fe, un emprendimiento impulsa la primera yerba mate con proteína vegetal incorporada, mediante una tecnología inédita a nivel mundial aplicada en laboratorios del Conicet.
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Las nuevas fronteras de la yerba mate van mucho más allá del sabor o del empaque. En Santa Fe, los emprendedores Karen Márquez y Federico Serrano desarrollaron Pro Mate, una propuesta que combina ciencia alimentaria avanzada con un producto emblema del país: la infusión nacional. El proyecto aplica tecnología de lecho fluidizado —una técnica utilizada globalmente en la industria farmacéutica— para incorporar proteína vegetal directamente a la hoja y el palo de la yerba, sin alterar su sabor, aroma ni color.
El resultado es una yerba mate proteica, con patente nacional e internacional en trámite, que multiplica por más de veinte veces su aporte nutricional: mientras la yerba tradicional aporta entre 0,1 y 0,3 gramos de proteína por porción, la versión desarrollada por Pro Mate alcanza hasta 11 gramos por cada 50 gramos de yerba, según la intensidad del recubrimiento.
De un gimnasio santafesino a un laboratorio del Conicet
El origen del emprendimiento fue casi anecdótico: en su gimnasio, un alumno bromeó con “agregar proteína al mate”. La ocurrencia despertó la curiosidad de la pareja, que comenzó a experimentar hasta llegar al laboratorio de la Planta Piloto de Ingeniería Química (Bahía Blanca), dependiente del Conicet. Allí, junto al equipo encabezado por la investigadora Juliana Piña, lograron fijar la proteína a la matriz vegetal de la yerba mediante procesos de microencapsulación controlada.
“El proceso es inédito a nivel global y posiciona a la Argentina como pionera en el desarrollo de tecnologías de proteinización de alimentos naturales”, destaca Serrano.
El objetivo del proyecto es impulsar una transformación tecnológica dentro de la cadena yerbatera, tradicionalmente concentrada en la producción primaria. Pro Mate propone una nueva categoría de alimentos funcionales con potencial de expansión hacia otros cultivos, como té o aromáticas.
La patente -que busca proteger tanto la composición del producto como su método de obtención- se define como una “composición de yerba mate con recubrimiento de ingredientes funcionales para infusión, mate tradicional o tereré, y su proceso de producción mediante lecho fluidizado”.
Con el respaldo científico del Conicet y la asesoría de la abogada María Prieto y el ingeniero Alberto Villalobos, los fundadores avanzan en una ronda de inversión para instalar la primera planta de proteinización de yerba mate del mundo, evaluando incluso adquirir instalaciones en desuso en Misiones para escalar la producción industrial.
“Queremos que la yerba mate deje de ser solo una infusión y se convierta en un alimento funcional, con valor agregado, innovación y proyección internacional”, resume Serrano.
