Sturzenegger defiende la desregulación yerbatera: ¿solución o más crisis para Misiones?
Sturzenegger promueve la yerba barata desde el desconocimiento y sin fundamentos sólidos
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado nacional, Federico Sturzenegger, reapareció en los medios para reafirmar su plan de desregulación, que ha puesto en crisis a miles de productores misioneros.
Una vez más, el conocido economista y ex presidente del Banco Central durante el gobierno de Mauricio Macri aprovechó la falta de información sobre la cadena yerbatera para defender una desregulación que profundiza las dificultades en el sector. En su paso por los medios porteños, Sturzenegger intentó justificar las medidas que, según él, abaratarán los precios en las góndolas, pero que en realidad castigan a los pequeños productores de Misiones.
Sturzenegger es el ejemplo del “Ave Fénix” en la política económica. Durante su gestión en el Banco Central, la inflación acumulada alcanzó el 95%, mientras que la devaluación del peso superó el 175%. Estas políticas derivaron en el pedido de un préstamo al FMI por 50.000 millones de dólares, que luego se evaporaron en fugas de capitales, una crisis fiscal compartida con Luis Caputo. Además, su historial incluye el “blindaje” y el “megacanje” de 2001, cuyas consecuencias son de conocimiento público.
Ahora, presentado por el presidente Javier Milei como el responsable de la “transformación del Estado argentino”, Sturzenegger lidera la implementación de políticas de desregulación en varias economías regionales, incluida la yerba mate, con un impacto directo en Misiones.
Un discurso sin contrapeso
En su reciente aparición en el programa de José del Río en La Nación+, Sturzenegger expuso su visión sin recibir preguntas críticas ni contradicciones. En su intervención, habló sobre la necesidad de bajar los precios al consumidor, criticó la falta de búsqueda de mercados internacionales por parte de la industria yerbatera y comparó los precios pagados a los productores con los que luego se trasladan al público.
El ministro aludió a la “polémica en Misiones por la yerba más barata”, y afirmó que, de no haber implementado la desregulación, hoy el kilo de yerba costaría “500 pesos, aunque no sé si por kilo, por tonelada”, ironizó. Luego, celebró que actualmente se esté vendiendo a 125 pesos, argumentando que los consumidores, “48 millones de argentinos”, se benefician con la yerba más económica. Sin embargo, esta afirmación ignora la realidad de los pequeños productores, que apenas reciben un 10% del valor de venta en góndola, mientras la yerba empaquetada no ha reducido significativamente su precio, pese a la pérdida del 70% que afecta a los minifundistas.
Sturzenegger también cargó contra los industriales yerbateros, insinuando que el problema radica en la falta de ambición por exportar. “El 96% de los argentinos consume yerba, lo cual es extraordinario, pero hay que apuntar al resto del mundo. Les dije: tenés 7 mil millones de personas para venderles. No puede ser que no estén vendiendo cinco veces más caro al consumidor argentino”, sostuvo sin reparos.
Ignorar la complejidad del mercado internacional
Pretender que abrir nuevos mercados para la yerba mate es tan sencillo como ofrecer el producto en el exterior resulta simplista. En muchos países, la yerba es desconocida y difícil de posicionar, y Argentina compite directamente con otras naciones de la región. A lo largo de los años, diversos gobiernos han intentado expandir la exportación de yerba mate, sin lograr resultados significativos.
En su discurso, Sturzenegger destacó que dos grandes figuras argentinas, Lionel Messi y Franco Colapinto, consumen mate en la TV mundial, insinuando que este hecho por sí solo podría impulsar la demanda internacional. “Nike pagaría fortunas por tener a Messi”, bromeó, como si la promoción del mate fuera equivalente a vender productos de consumo masivo a través de grandes corporaciones.
Finalmente, intentó minimizar los costos de producción de la yerba mate y criticó la política impositiva nacional: “La industria debe competir en el mundo en lugar de hacer que Argentina sea uno de los países más caros para los consumidores”, afirmó, ignorando que la mitad del precio de la yerba corresponde a impuestos. Sin estos gravámenes, los productos de primera necesidad serían más accesibles para los argentinos, sin necesidad de perjudicar a los pequeños productores misioneros, que deberían ser incentivados y protegidos.
Aunque Sturzenegger o Milei dieran marcha atrás con las medidas de desregulación, el daño ya causado es profundo, y los colonos misioneros, con sus limitadas capacidades económicas, difícilmente podrán soportar los efectos de esta política.