Cerro Corá atrapó a los turistas con sus senderos

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Durante este domingo 15 de julio, se desarrolló un encuentro de senderismo en la localidad de Cerro Corá que reunió a turistas de diferentes puntos de Misiones que conocieron el sendero “Virgen de los Pobres” y el “Sendero Casco Histórico”. La localidad ofrece cultura, naturaleza e historias atrapantes a lo largo de sus caminos.

El día fue espectacular. Se pudo vislumbrar el amanecer entre los cerros que rodean a la localidad mientras la espuma del mate recién empezado vitalizó los cuerpos de los que se sumaron a la propuesta. Se encontraron en la plaza central, donde estaban listos los operadores turísticos territoriales (OTT) para comandar una expedición inolvidable.

El desayuno inicial, que formó parte del paquete ofrecido, contó con comidas típicas del lugar. Muchos de los presentes posicionaron la chipa local entre las que se disputan el mote de la “mejor de la provincia” mientras disfrutaron de una infusión caliente. Mientras tanto, los OTT describieron elementos que permitieron reconstruir, en la mente de los visitantes, cómo se conformó esa localidad. No faltaron las historias de los curanderos, que lograron el alivio de sus pacientes con las plantas que vistieron los senderos elegidos para este fin de semana.

A partir de allí, mate en mano, se recorrió una parte del trayecto en vehículo y otra, más extensa, caminando por senderos llenos de naturaleza y adrenalina. Personajes sin igual, aparecían en los diferentes trayectos. Cada momento fue disfrutado y guardado en la mente de los visitantes.

Cerro Corá tiene mucho para ofrecer a sus visitantes. Mucha magia para ser descubierta. Si bien son los primeros pasos de una comunidad que encontró, en el desarrollo del turismo, una alternativa viable para lograr el crecimiento económico de la localidad.

Las visitas a los senderos están disponibles para todos los interesados en realizarlas. Sin embargo, los organizadores se encuentran en el desarrollo de muchas otras propuestas que en lo inmediato se conocerán.

“Senderismo en Cerro Corá” es un proyecto que surgió en el marco del programa “De qué va a vivir mi pueblo” que desarrolló la Agencia para el Desarrollo Económico de Misiones (ADEMI), junto a la Municipalidad y los OTT. Asimismo, otros proyectos similares se encuentran en su etapa de desarrollo en Santa Ana, El Soberbio, Aristóbulo del Valle y San José.

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“Gurises” pasó por los Jardínes de Cerro Corá

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“Gurises Felices” sigue festejando con los Jardines de Infantes de la provincia, llevando alegría y diversión a los más pequeños que, a pesar del frío, no se detienen a la hora de jugar y cantar junto a sus maestras.
El jueves 14 estuvieron en la localidad de Cerro Corá y visitaron a la comunidad educativa de la Escuela 52 “Marcos Sastre”, en el paraje Bella Vista. El programa también deleitó con sus ocurrencias a los niños del nivel inicial Lapachito, de la Escuela 621, del municipio.

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Passalacqua inauguró obra que brindará agua potable a más de cien familias en Cerro Corá

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En la tarde de este lunes, el gobernador Hugo Passalacqua inauguró en Cerro Corá las obras que abastecerá de agua potable a un centenar de familias de los barrios Caps y Aserradero.
“Los misioneros, con sus aportes y pagando sus impuestos, hacen posible sumar cada día más obras como estas, que facilitan la vida de los integrantes de cada comunidad”, dijo el Gobernador, al tiempo que reflexionó en torno del espíritu de la Semana Santa cristiana que concluyó este domingo. “Revivir los hechos que dieron lugar a esta celebración religiosa, nos lleva también a reflexionar sobre el valor del agua, como sinónimo de vida, como elemento primordial para el ser humano”, concluyó.
Se trata de una perforación de siete pulgadas y media que extraerá un caudal de siete mil litros por hora, una casilla construida con mampostería donde se aloja una bomba dosificadora de cloro; un tanque elevado de hormigón armado de 12.500 litros y dos mil metros de red de distribución.
En la tarde del feriado nacional que recuerda el Día del Veterano y de los Caídos por Malvinas, Passalacqua hizo referencia a la fecha y destacó que “de alguna manera, haciendo las cosas bien, se rinde tributo a quienes con tanto valor, dieron la vida o lucharon por la Patria”.
Acto seguido, recorrió también las obras del Centro Cívico que con fondos propios, construye la Provincia a través de la Dirección de Arquitectura en la pujante Cerro Corá. Una vez terminada allí funcionarán las dependencias de la Municipalidad, el Juzgado de Paz, el Registro de las Personas, y una delegación del Instituto de Previsión Social (IPS).

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Cerró Corá redobla la apuesta por el mini-turismo e inaugura una casilla de atención

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El pequeño pueblo de Cerró Corá avanza en su estrategia de convertirse en una alternativa para el mini-turismo, en especial para las “escapadas” de los posadeños que tienen en esa histórico enclave una opción de paseo y recración a 30 minutos de la capital.
Ahora Cerro Corá contará con una casilla de atención al turista, donde le visitante podrá recibir información de este poblado que tuvo su época de esplendor en la primera mitad del siglo pasado e incluso inspiró un documental.
La casilla de atención al turista se creó como parte del programa que impulsa la Agencia para el Desarrollo Económico de Misiones (ADEMI) dentro del programa “De qué va a vivir mi pueblo”.
Ademi se acercó a Cerro Corá y encontró en un grupo de pobladores, de todas las edades, a gente entusiasmada con la posibilidad de desarrollar una alternativa para obtener ingresos con la recepción de turistas. Entre otras cosas, se desarrollaron senderos para recorrer la zona.
Las obras de la casilla son desarrolladas por la Unidad Ejecutora Provincial (UEP), a cargo de Luis Pires, que desarrolló el proyecto y la puesta en marcha del edificio que contará con un espacio para la atención de los turistas como así también con sanitarios.
El centro contará con personal capacitado para describir la oferta turística que puso en marcha la comunidad local que se compone de senderos, lugares históricos de la localidad, gastronomía, naturaleza y los circuitos religiosos.
“De que va a vivir mi pueblo” es un proyecto de desarrollo local que desarrolla la Agencia para buscar y potenciar las actividades de Municipios o instituciones públicas o privadas. Tal es así, que en la actualidad se encuentra abierto un concurso que premiará, con financiamiento, a aquellos proyectos que tengan ese fin.
Particularmente en Cerro Corá, toda la comunidad local participó en el proyecto y se decidió la conveniencia de desarrollar el turismo. Para mejorar las posibilidades se dictó la formación profesional de Operadores Turísticos Territoriales (OTT), que contó con el aval de la Universidad Nacional de Misiones que aportó a los profesores como así también el aval en el título.
Durante este año se proyectan otras obras complementarias en los circuitos trazados, como así también una serie de eventos para comenzar a apuntalar el destino dentro de los recorridos por la provincia de Misiones.
Sobre Cerro Corá
Según Wikipedia, el municipio cuenta con una población de 1.333 habitantes (Censo 2010). La localidad ya existía en 1894. La picada maestra culminada en 1911 que pasaba junto a Cerro Corá era la principal vía de comunicación entre el Paraná y San Javier, sobre el Uruguay, lo que motivó el crecimiento de este pueblo.
Incluso otras localidades hoy mayores como Bondpland o Leandro N. Alem fueron fundadas sobre la base de colonizaciones originadas en Cerro Corá. También existían una acopiadora de tabaco y caña de azucar que ocupaban mano de obra local y servían para que los colonos colocaran su producción. Con el tiempo esta ruta fue disminuyendo en importancia, y el pueblo pasó de tener 2.500 habitantes a menos de 300 habitantes en 1991.
 

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¿Cuánto debe valer un vino misionero?

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Por Juan Carlos Furlán. Estos días he tenido que publicar un breve (pero vehemente) texto acerca del porqué del precio de nuestro vino, el cual para muchos viene siendo caro ($200). Dada la muy buena respuesta de los lectores, quienes se han manifestado complacidos por la valiosa información, intentaré explayarme un poco más.
Argumentos acerca de las bondades de nuestro producto es algo de los que dispongo en amplia abundancia y muchas veces uno mismo da por sabida la cosas olvidando que el cliente no tiene por qué conocer lo que uno conoce merced a la experiencia y los estudios acumulados en tantos años.
Empecemos por el principio. En Misiones no se produce vino. Esto es una realidad palpable para todos, no es una provincia en la que la producción de vinos florezca, y esto se debe a multitud de factores. El suelo es eminentemente ácido, siendo que la vid requiere de las cualidades calcáreas para producir racimos abundantes, de alta concentración de azúcar, y de bayas firmes y duraderas. Una uva de mesa es cosechada en Mendoza, pasa por distintas manos intermediarias, viaja cientos de kilómetros hasta aquí, vuelve a pasar por varias manos intermediarias hasta que finalmente acaba en su mesa y a pesar de toda esa travesía las frutas aún permanecen prístinas, firmes y sin mayores deterioros por descomposición. Esto se debe al calcio del suelo que, así como brinda rigidez y resistencia a nuestros huesos, también lo hace para con las frutas. En nuestra provincia la uva manifiesta severos deterioros por descomposición al día siguiente de ser extraída de la planta, las bayas son tan frágiles que con solo apilar los racimos en un cajón sufren de aplastamiento y esto ocasiona que las pérdidas por transporte alcancen en algunos casos (dependiendo de los caminos y picadas de cada chacra) hasta un 60%. Los pocos colonos que hacen aún uva de mesa obtienen cierta rentabilidad en base al uso indiscriminado de potentes fungicidas y al precio de mercado en donde consiguen ser primicia y la unidad de medida al precio es la competencia de Mendoza o San Juan, encarecida por el flete. Empero en calidad de fruta, teniendo usted ambas para elegir (la uva de aquí y la de otras provincias) créame que elegirá siempre la de otro lado, por su tamaño y ante todo por su sabor. La uva de Misiones, también producto de la acidez del suelo, es muy ácida al paladar y su concentración de azúcares muy baja.
Veamos ahora el clima. En las provincias vitivinicolas el clima es seco y frío. La vid necesita de ambos factores para ser productiva. El enemigo número uno de las uvas son los hongos y basta un mínimo de humedad para que la planta contraiga enfermedades relacionadas a este mal. En Misiones estamos pasando (producto del cambio climático) de un clima subtropical sin estación seca a uno tropical. Basta con imaginar simplemente las complicaciones que esto genera al productor. Si bien las instituciones gubernamentales como INTA se han ocupado de propagar genética “labrusca” (las dos grandes familias de vides son “vitis vinifera” y “vitis labrusca”) e hibridos por sus cualidades de resistencia a nuestro clima, así como a las enfermedades, injertadas así mismo sobre pies de alta tecnología genética como es el Paulsen 1103, todo esto no ha podido ser suficiente para paliar un déficit que es intrínseco a la propia vid, su altísima susceptibilidad a las enfermedades por hongos. Por tanto el uso de fungicidas (veneno para hongos) es indispensable a la hora de asegurar una mínima cosecha. Venenos tales como Folpan (hoy prohibido en el mercado como marca aunque sigue saliendo bajo otras denominaciones) y Carbendazim 50, ambos de amplio espectro y duración, empero siendo éste último el más usado y el más dañino para el ser humano ya que es SISTEMICO (es decir que a diferencia de los “de contacto” como Folpan, éstos penetran en la planta y permanecen allí, en su tallo, sus hojas y claro está también en las frutas). 
Desde el punto de vista técnico se recomienda también mantener bien baja la maleza en la viña.
 
En nuestra provincia, una vez cortada la maleza (capuera) ésta muestra signos de regeneración a los dos días en primavera y al día siguiente en verano. Lo que implica un elevado costo en mantenimiento excepto mediante el uso (ampliamente propagado) de los mal denominados “mata yuyos” para con los cuales no pienso explayarme ya que me basta con mencionar la marca más usada: Raund Up (glifosato).
Ahora bien, hemos visto suelo y clima en detalle, aunque requeriría detallar mucho más, hasta aquí podemos apreciar minimamente cuales son las particularidades específicas que hacen a la producción vitivinicola en Misiones, poniendo el acento en las dificultades agro culturales y quedando así mismo ausente aún lo que refiere a nutrientes. Veamos ahora lo que hace al vino en sí. En nuestra provincia el vino es una rareza, una excentricidad de algún nostálgico y extraviado productor que lo sigue haciendo en homenaje a sus padres y para el uso propio, llevando a vender algún eventual excedente. Se caracteriza por ser un vino dulce y esto se debe a que está adulterado. Como vimos con anterioridad, la uva de Misiones tiene una muy elevada acidez y una muy baja concentración de azúcar. El vino se forma al fermentar las frutas, es decir cuando las levaduras se alimentan del azúcar, desdoblado sus componentes en anhídrido carbónico y alcohol etílico. Si las frutas no contienen suficiente azúcar el vino no tendrá suficiente alcohol, por tanto es necesaria la incorporación de azúcar extra para la fermentación. Esto es un hecho para cualquier productor de vino en nuestra provincia, empero es un disparate en provincias de suelo calcáreo con clima frío y seco ya que la concentración de azúcar en las frutas allí esta muy pero muy por encima de las que se registran en misiones. Ahora bien, el que se le agregue azúcar a la fermentación no equivale a que el vino sea dulce, ya que como vimos, la levaduras “se comen” el azúcar para hacer con él alcohol. Lo que ocurre es que una vez concluido el proceso de fermentación el vino de Misiones queda demasiado ácido (y digo demasiado porque todo vino debe tener una acidez pero equilibrada) y la única manera de regular esa acidez que lo hace intomable es agregando nuevamente azúcar una vez concluida la fermentación, es decir adulterando el vino, quedando por tanto éste de sabor dulce.
Créanme que vino hace cualquiera. Rompa las frutas, póngalas en una olla, tape con un repasador unos cinco días, luego filtre, lleve a la heladera dos días y allí esta… Su propio vino. Sin embargo, hacer un buen vino es increíblemente complicado y lejos de ser una ciencia sistemática y predecible es más bien un apasionante ARTE.
Hablemos hora de “UN DENARIO” (que es el nombre que recientemente elegimos en familia para nuestro querido vino). Nuestra humilde bodeguita nació hace unos siete años más o menos como hobby y a fuerza de ensayo y error hemos logrado un vino de nota frutal, de acidez controlada sin adulterar, sin conservantes, con textura suave y delicada en porcentajes de alcohol en su justo punto, lo que lo hace para nada agresivo al paladar. Es un vino que nos trae reminiscencias del silencio y la quietud de la selva paranaense, y que preserva a su vez su vitalidad y biodiversidad. Al degustarlo, en soledad (es lo que sugiero) o con amigos, su impronta nos transporta lenta y suavemente a nuestros propios espacios interiores de silencio, quietud y de vida. Esta es la alquimia del producto artesano… Lo que el fruto capturó del lugar en el que creció y maduró nos transmite y comunica en un lenguaje angelical donde la mente pensante poco puede comprender. El proceso de su producción guarda un sin fin de secretos que aunque quisiera no pueden ser comunicados ya que no se restringen a la técnica en sí, sino que guardan más bien relación con el arte y la vida misma la cual es de Dios, por tanto infinita e inaprensible.
Nuestro viñedo contiene unas 600 plantas, injertadas sobre Paulsen 1103, encontraremos variedades como Concord Clon 30; Niagara y Niagara blanca, Isabella Francesa Antigua y Venus.
 
El sistema de sustentación es sudafricano según paquete tecnológico INTA. Se encuentra situado a unos 320 MSNM, y rodeado de monte y naturaleza intacta. El manejo es absolutamente sustentable, orgánico y de naturaleza biodinamica, lo que implica el respeto por la dinámica de la vida in situ, haciendo la menor intervención posible. Esto hace que la “capuera” permanezca alta dejando que la naturaleza se autoregule y rija en sus propios parámetros y potencialidades. Es un suelo que lleva libre de intervención humana ya cuatro décadas, y por tanto preserva cualidades extraordinarias de fertilidad y potencia. Ademas es Cerro Cora, lo que merece un párrafo aparte. Nuestro pueblo ha sido olvidado (gracias a Dios) por el desarrollismo productivista hace ya muchos años y por tanto a quedado casi como en el olvido. Los técnicos de ayer y de hoy juzgan nuestro suelo como muy malo por sus cualidades toscosas y de extrema pendiente. Empero aquello que nos ha mantenido aislado a venido a ser nuestro mayor tesoro. La tosca contiene fósforo en abundancia, mineral esencial para el desarrollo vegetativo de las plantas y que permite así mismo la inserción de raíces a mucha profundidad creando, con inmediaciones de monte, redes fluidas de comunicación e intercambio solidaria como un sistema unificado de interconexion cual neurotransmisores que provee nutrientes, advertencia y protección múltiple. Nuestro viñedo ES MONTE. No desde una aspiración poética sino más bien desde una perspectiva analítica consciente y bien fundada. 
Hacemos cada año solo dos grandes intervenciones, poda y cosecha. En ambas procuramos que sea siempre con la participación de la mayor cantidad de gente posible, lo que nos aliviana el trabajo y brinda a las plantas un amplio y diverso espectro de energías vitales para intercambio. Toda vez que usted se relaciona con una planta ocurre allí una simbiosis donde ambos se benefician. Mucho de lo que hace a la cualidad de nuestro vino tiene que ver con esto. 
Nuestra capacidad productiva es, debido a que no usamos venenos, de apenas unos 150 a 200 litros, dependiendo del año; y trabajamos para ampliarla a unos 400 con un segundo vino más económico. La cosecha es, como se sabe, solo una al año, lo que implica que de lo obtenido con la venta debemos sustentar nuestra familia todo el año. Si pensaremos en competir con los mal llamados “vinos” que hay en el mercado y vendemos a, digamos 60 o 70 pesos la botella de 3/4 deberíamos de sobrevivir en la chacra con apenas $1000 o $1200 mensual (!!!). Lo que claro está, haría que sea imposible de sostener. Este vino, por todo lo expuesto, NO TIENE PRECIO. Sepa usted que los vinos más caros del planeta rondan en unos 3000 a 5000 euros y son muy pero muy escasos, los producen pequeños productores de Italia y su altísimo valor se debe a que preservan las cualidades artesanales y técnicas milenarias, y cuyos secretos son intransferibles al público por místicos y profundos. Usted no puede juzgar jamás un vino así, artesanal y biodinamico, a partir de lo que sabe su paladar mal educado (con todo respeto) por lo que la góndola le ofrece al trabajador de clase media promedio. Es esto una defensa, no sólo de nuestro vino, hecho con amor y dedicación, sino también de la misma humanidad toda, que ha visto deteriorada a tal punto su salud física y espiritual que hoy por hoy, los que aún trabajamos la tierra con paz interior y esperanza somos una especie en extinción. Nuestro vino puede que aparezca ante ustedes como un producto, una mercancía, pero créame que no lo es… No puede convertirse en mercancía el amor, la paz. Tiene un precio justo como valor de uso en sí, sin embargo, más allá de las formas, aquello que encierra y brinda UN DENARIO, (nuestro vino), no tiene precio… No se paga con dinero. Está más allá. El gran poeta cubano Carlos Puebla supo expresar: “nuestro vino… de plátano, pero nuestro vino”. La tierra da para su sustento lo que el hombre de allí, de aquel lugar necesita … Un mendocino a su vino, un misionero al suyo. Gracias.
 

 Furlán es un productor orgánico de Cerro Corá.

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