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Habitantes de Gaza regresan a sus hogares destruidos con el cese del fuego

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Inter Press Service – Miles de familias palestinas desplazadas por la guerra en la Franja de Gaza iniciaron el regreso a sus hogares, la mayoría derruidos, apenas al mediodía local de este viernes 10 se produjo el cese del fuego convenido entre Israel y la milicia islamista Hamas.

Reportes recibidos en las sedes de las Naciones Unidas daban cuenta de la movilización de más de 200 000 gazatíes -un río de caminantes y vehículos-, desde los improvisados campamentos y refugios en el sur de la Franja hacia el norte, a diferentes urbes, principalmente la ciudad de Gaza, escenario de los últimos bombardeos del ejército israelí, .

Cada gazatí provee un testimonio: “Todos en Gaza están felices por el fin de las masacres y el genocidio contra la población civil. Por fin podemos sentirnos seguros y protegidos tras dos años de destrucción y derramamiento de sangre de niños y adultos.”, expresa un desplazado, Taysir Jneid.

O el de Mariam al-Ghoula, anciana que vive en un campamento en el centro de Gaza: “Estoy feliz y triste a la vez; feliz porque hay un alto el fuego y es posible que podamos regresar a nuestros hogares, pero triste por los que perdimos, nuestros hijos que permanecen enterrados bajo los escombros”.

El fin de la guerra

La guerra que se ha detenido se inició el 7 de octubre de 2023 con el ataque de Hamas al sur israelí que en el que murieron más de 1100 personas y 251 fueron tomadas como rehenes. La respuesta militar de Israel ha matado a unos 68 000 palestinos y herido a otros 170 000.

También la mayoría de los 2,2 millones de habitantes de la Franja debieron desplazarse, muchos de ellos varias veces, y la mayor parte de las viviendas y la infraestructura de servicios se redujo a escombros por los bombardeos.

Dos años después, los contendores acordaron los primeros pasos para cesar la guerra, con base en un proyecto que presentó el presidente estadounidense Donald Trump, respaldado por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y aceptado por Hamas con la mediación de Egipto, Estados Unidos, Qatar y Turquía.

Con el cese del fuego y el repliegue que inician las fuerzas israelíes, se espera la liberación de los últimos rehenes en poder de Hamas -unos 20 con vida y los restos de otros 28 que perecieron en cautiverio- entre el domingo 12 y el lunes 13, y el rápido ingreso masivo de ayuda humanitaria por parte de las agencias de la ONU.

Stepháne Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que la organización obtuvo autorización de Israel para ingresar a la bloqueada Franja 170 000 toneladas métricas de alimentos, suministros sanitarios y nutricionales, así como artículos para refugios y otros productos esenciales.

Los suministros se encuentran actualmente en la región, principalmente en Israel, pero también en Chipre, Cisjordania, Egipto y Jordania, y centenares de camiones están listos para llevarlos a Gaza.

Al bloquear durante meses el ingreso de ayuda humanitaria a la Franja, Israel colocó a la población en una situación crítica por la falta de alimentos, agua potable, medicinas y otros bienes, lo que implicó la aparición de la hambruna en sectores de Gaza y la muerte de cientos de personas como consecuencia de la desnutrición.

Ricardo Pires, portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) pidió que se abran urgentemente los pasos fronterizos para que ingrese la ayuda, ya que hay unos 50 000 niños en riesgo de desnutrición aguda que necesitan asistencia con alimentos y abrigos a medida que se acerca el invierno.

Acuerdo de Paz

El acuerdo aún no establece cuál será el papel de las distintas agencias de la ONU -incluida Unrwa, la dedicada a la población palestina refugiada- en la fase que sigue inmediatamente a la adopción del acuerdo.

El plan de la ONU para los primeros 60 días supone reforzar la producción local de alimentos, detección y tratamiento de la malnutrición, restablecimiento de los servicios sanitarios esenciales, reparación de la red de abastecimiento de agua, y un aumento masivo de la provisión de refugios de emergencia.

Según el acuerdo, las tropas israelíes se replegarán reduciendo su control, de 80 a 53 %, del territorio, que alcanza a 365 kilómetros cuadrados. Hamás dispone de 72 horas para comenzar la liberación y entrega los rehenes a la Cruz Roja.

Israel y Hamás aún tienen que acordar la lista de quiénes conformarán los 1950 prisioneros palestinos que serán liberados a cambio de los rehenes.

En las 24 horas previas al cese del fuego al mediodía del viernes murieron en ataques 17 palestinos y un soldado israelí, abatido por un francotirador.

Trump prevé viajar al Medio Oriente este fin de semana para participar de la firma de los acuerdos que ponen fin a la guerra. Aspiraba obtener, por esta y otras gestiones en sus poco más de ocho meses de gobierno, el Nobel de la Paz 2025, pero el Comité que otorga el premio en Oslo lo concedió a la opositora  venezolana María Corina Machado, por liderar los esfuerzos por la democracia en su país.

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Impetuoso crecimiento agrícola en Brasil ignora la crisis climática

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Por Mario Osava / Inter Press Service – Brasil multiplicó por 7,4 veces su producción de granos en los últimos 50 años. Comprobó así la pujanza de la agricultura tropical con potencialidad para seguir creciendo, pero con las amenazas de la crisis climática y de la geopolítica.

La cosecha de cereales, leguminosas y oleaginosas del año 2024/2025 alcanzará 350,2 millones de toneladas, con un aumento de 16,3 % sobre el período anterior, estima la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) del Ministerio de Agricultura. El año agrícola abarca de octubre a septiembre siguiente.

El primer año de serie histórica de las estadísticas de Conab, 1976/1977, registró 46,9 millones de toneladas, pero el año siguiente cayó a 38,2 millones de toneladas.

“Cuando me gradué de agrónomo (1991) éramos importadores de alimentos. Hoy nos transformamos en una potencia con participación increíble en los mercados mundiales: 60 % de toda la soja importada por el mundo, 30 % del maíz, 52 % del azúcar y 25 % o 27 % del algodón”, celebró Marcos Fava Neves, profesor de universidades en Brasil, Argentina y Estados Unidos.

“Hacia fines de esta década alcanzaremos 40 % de las importaciones mundiales de carne de pollo, 30 % de la carne de vacuno y 20 % de la carne porcina”, agregó.

Brasil es el mayor productor y exportador mundial de soja, café, azúcar y jugo de naranja, además del mayor exportador de otros cinco productos: carnes de pollo y de vacuno, algodón, celulosa y tabaco, de que es segundo o tercero productor.

Muestra de los productos agrícolas de los que Brasil es el mayor productor mundial y mayor exportador, con datos de FAO, Estados Unidos y Brasil. Tabla: Fava Neves

Factores del crecimiento

Eso se logró con la incorporación de nuevas tierras a la producción y “un inmenso aumento de productividad”, destacó a IPS por teléfono desde la ciudad de Ribeirão Preto, en el sureño estado de São Paulo, donde es profesor de la pública Universidad de São Paulo y de una escuela superior privada enfocada en el agronegocio, como se llama en el país a la agricultura a gran escala.

El área sembrada de granos creció mucho menos, de 37,3 millones de hectáreas en 1976/1977 a 81,7 millones de hectáreas en 2024/2025, es decir un aumento de 119 %, contra 647 % en la producción.

“Brasil triplicó la productividad agrícola, gracias a mucha investigación científica de los suelos, las semillas, los fertilizantes y de defensivos”, sostuvo Francisco Matturro, agricultor y uno de los directores de la Asociación Brasileña del Agronegocio (Abag).

La “domesticación” de los suelos del Cerrado, especie de sabana que ocupa 2,03 millones de kilómetros cuadrados, un poco más que el territorio de México, en el centro de Brasil, fue uno de los grandes factores de ese salto productivo, apuntó Neves.

La estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), creada en 1973, se destacó por estudios que facilitaron esa expansión, especialmente al adaptar la soja para el cultivo en tierras antes menospreciadas del Cerrado, consideradas infértiles y muy secas.

Pero hay otros centros de investigación más antiguos que contribuyeron también al bum agrícola brasileño, como el Instituto Agronómico (IAC), vinculado al gobierno del estado de São Paulo, observó Matturro.

El monocultivo de soja en el estado de Tocantins, en el centro del Brasil, pasó a ocupar extensas áreas de la región del Centro-oeste de Brasil. Esa oleaginosa era prácticamente desconocida en el país hace medio siglo y ahora es su mayor productor y exportador, con una producción de 171,4 millones de toneladas en el periodo 2024/2025. Imagen: Mario Osava / IPS

Soja lidera

La soja encabeza la multiplicación de los granos. Un cultivo casi desconocido en Brasil hace 50 años lidera ahora la producción, con 171,4 millones de toneladas en 2024/2025, seguido del maíz, con 139,7 millones de toneladas.

Buena parte de la producción de maíz se debe a la expansión de la soja en la región del Centro-oeste de Brasil, como el segundo cultivo del año, tras la cosecha de la soja. La posibilidad de hacer dos o incluso tres cultivos cada año en la misma tierra es una de las ventajas de la agricultura tropical, de la que Brasil se tiene como un caso exitoso.

La soja tiene un rol “determinante” para el segundo cultivo, al responder por 80 % de la fertilización necesaria, realzó Matturro en entrevista telefónica a IPS desde São Paulo.

Otras leguminosas cumplen una función similar, como el maní, cultivado antes de una nueva siembra de la caña de azúcar, cuyo ciclo productivo es de cinco años, pero se amplió a varios años más con las nuevas técnicas.

La siembra directa también impulsó el segundo cultivo. Se trata de una práctica, iniciada en los años 70 y diseminada por 40 000 hectáreas, que mantiene la paja en el suelo para fertilización y conservación de la humedad, explicó Matturro, también economista y exsecretario de Agricultura del estado de São Paulo.

“Pero no se puede olvidar el factor humano, el productor que con su coraje y disposición de correr riesgos impulsó la expansión agrícola, especialmente los que migraron del sur hacia el Centro-oeste”, la región que responde hoy por la mayor producción nacional de granos, acotó.

Estimulados por programas de ocupación del territorio nacional, durante la última dictadura militar (1964-1985), los agricultores de todo el Brasil, principalmente los “gaúchos” del sur, se hicieron propietarios de grandes extensiones de tierras baratas en el oeste y en el norte amazónico, donde prosperó la soja, el maíz y el algodón.

Pero solo cerca de un tercio de los 850 millones de hectáreas del país tiene uso agrícola actualmente, hay territorio para seguir aumentando la producción. Cerca de 20 millones de hectáreas de pastizales degradados se pueden transformar en tierras agrícolas en los próximos años, estimó Neves.

Ese potencial de expansión se asegura por el lado importador, ya que la demanda mundial debe incrementarse por el crecimiento poblacional, la urbanización y alza del consumo, argumentó.

El algodón y el maíz expandieron su producción tras la soja en el estado de Mato Grosso, mayor productor de granos de Brasil. Se siembran en las mismas áreas como segundo cultivo tras la cosecha de soja, posibilidad que ayudó Brasil a convertirse en la potencia agrícola actual. Imagen: Michel Alvim

Nuevas vulnerabilidades

Pero hay problemas para la sostenibilidad de la actividad agrícola y su crecimiento futuro, como la dependencia brasileña de insumos importados, la escasez de mano de obra especialmente para manejar máquinas cada día mas sofisticadas y las restricciones ambientales, reconoció el experto.

Brasil importa cerca de 90 % de los fertilizantes que consume y la invasión de Ucrania por Rusia desnudó los riesgos de esa dependencia de pocos proveedores. Rusia provee ahora cerca de 30 % de los fertilizantes importados por Brasil.

El temor es que Estados Unidos imponga sanciones a Brasil por adquirir tanto fertilizantes como diéseles rusos, como hizo con India, que tuvo sus productos gravados en 50 % por importar mucho petróleo de Rusia.

Otras guerras y las disputas entre los Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, y China pueden afectar el suministro de fertilizantes a Brasil, que los importa también de China (20 %) y, en menor cantidad, de Canadá, Egipto, Marruecos y Biolorrusia.

Lo mejor es diversificar las fuentes y evitar privaciones, recomienda Neves. El gobierno brasileño trata de ampliar la producción interna, pero ello cuesta tiempo.

El elevado endeudamiento de los agricultores es otra amenaza, que requiere un mejor sistema de financiación de su actividad, añadió.

“Son problemas que existen hace años y no impidieron el crecimiento de nuestra agricultura”, concluyó.

Matturro destacó, por su parte, la carencia de almacenamiento que no se acompasó con la producción de granos. Estimó ese déficit en 125 millones de toneladas, agravado por un desequilibrio. En Estados Unidos 65 % de la capacidad de los almacenes se concentra en las haciendas, mientras en Brasil se limita a 5 %.

Otra vulnerabilidad es el transporte, de costo elevado por la insuficiencia de ferrocarriles, hidrovías y buenas carreteras, agregó. Los grandes ríos se adecuan muy lentamente para el transporte de grandes volúmenes de granos, lamentó.

Osvaldo Aly, director de la Asociación Brasileña de Reforma Agraria, apunta el riesgo hídrico como el gran factor de insostenibilidad del “modelo tecnológico muy productivista” de la agricultura brasileña.

Las áreas de gran producción en Brasil, que logran dos cosechas anuales con un sistema de secano, disfrutan de una situación singular, de las lluvias que provienen de la Amazonia y que se dirigen al centro-sur del país por la barrera de la cordillera de los Andes.

“La deforestación, especialmente en la Amazonia, pone en jaque ese ciclo hidrológico” y un sistema compuesto de grandes acuíferos, ríos y los llamados “ríos voladores” que transportan la humedad amazónica, señaló Aly, un agrónomo que se especializó en temas hídricos.

El bioma amazónico ya perdió 17 % de sus bosques, según organizaciones que los monitorean por satélites, y científicos como el afamado climatólogo Carlos Nobre estiman que la pérdida de más de 20 % puede constituir el punto de no retorno.

Eso significa la eliminación de la capacidad de autoalimentarse de los bosques, convertirlos en una sabana  y poner fin a los servicios ambientales del bioma, que incluyen las lluvias en las principales áreas agrícolas de Brasil.

La gran agricultura brasileña sobreexplota los recursos hídricos, sin evaluar los riesgos ante la confianza en la abundancia de agua, pero en el Cerrado, bioma del centro del país, las lluvias ya sufrieron una reducción de 20 % y en el centro-sur ellas se atrasan 20 días en relación al pasado, y muchos acuíferos se están agotando, advirtió.

Además se trata de “monocultivo intensivo que destruye la biodiversidad, usa muchos agrotóxicos para controlar plagas y aplica en la agricultura el proceso industrial”, añadió.

“Se busca la utilidad inmediata, sin compromiso con la perennidad, en ciclos cortos de gran destrucción de la naturaleza”, de que es ejemplo el café, un cultivo que se desplazó de las cercanías de Río de Janeiro en el siglo XIX, migró hacia el sur por tierras fértiles y luego se dispersó por varias regiones, concluyó.

Mario Osava – es corresponsal de IPS desde 1978 y encargado de la corresponsalía en Brasil desde 1980

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