FMI alerta sobre la fragilidad de la deuda soberana en mercados emergentes y pide fortalecer el financiamiento local
El FMI advierte sobre la creciente fragilidad de la deuda soberana en mercados emergentes y llama a fortalecer los mercados locales para resistir shocks globales.
El organismo analiza el aumento de la deuda en economías emergentes y la creciente vulnerabilidad ante shocks globales. Los países con bases de inversión local más sólidas muestran mayor resiliencia, aunque advierte sobre riesgos de concentración.
En su más reciente Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que los mercados de deuda soberana de las economías emergentes atraviesan una etapa de alta fragilidad, marcada por el aumento sostenido de los niveles de endeudamiento, una menor participación de inversores extranjeros y una creciente exposición a los shocks financieros globales.
El Capítulo 3 del informe, titulado “Shocks globales, mercados locales: el panorama cambiante de la deuda soberana en los mercados emergentes”, examina cómo la evolución de las condiciones financieras internacionales está ampliando la brecha entre países con mayor capacidad de financiarse en moneda local y aquellos más dependientes del crédito externo o del sistema bancario doméstico.
Deuda en alza y menor apetito internacional: el doble desafío emergente
El FMI subraya que, en los últimos años, la deuda soberana de los mercados emergentes y en desarrollo ha alcanzado niveles históricamente altos, mientras los inversionistas internacionales han reducido su exposición a estos activos debido al bajo rendimiento relativo frente a otras alternativas financieras globales.
Ante este contexto, muchos países optaron por incrementar la emisión de deuda en moneda local, buscando apuntalar la sostenibilidad de sus finanzas públicas. Sin embargo, el informe diferencia dos grupos claramente definidos:
Economías con mercados financieros locales desarrollados, que lograron expandir su deuda a largo plazo mediante colocaciones en moneda nacional.
Economías más frágiles o “preemergentes”, que se vieron obligadas a depender de financiamiento de corto plazo otorgado por bancos nacionales o incluso por el propio banco central, además de recurrir a deuda en moneda extranjera.
Según el FMI, esta divergencia podría profundizarse en caso de un nuevo shock global, ya que los países con bases de inversión más amplias y sofisticadas mostrarían mayor capacidad de respuesta, mientras que los más vulnerables podrían enfrentar tensiones cambiarias, inflación y presiones fiscales.
El valor estratégico de los inversionistas locales (y sus riesgos)
Los nuevos análisis empíricos del Fondo muestran que, durante los últimos 15 años, los países con una base de inversionistas locales más desarrollada han mostrado mayor resiliencia ante las turbulencias financieras internacionales. En particular, el documento resalta que los fondos de pensión, aseguradoras y bancos nacionales desempeñan un papel estabilizador en los mercados de deuda domésticos, amortiguando los efectos de los shocks externos sobre las tasas de interés y los flujos de capital.
No obstante, el FMI advierte que una dependencia excesiva de un grupo concentrado de inversionistas locales puede generar vulnerabilidades propias, especialmente cuando esa estructura se sostiene a través de políticas de “represión financiera”, como límites a las tasas de interés o regulaciones que obligan a los bancos a mantener deuda pública en sus carteras.
El documento señala que este tipo de estrategias pueden aliviar las presiones en el corto plazo, pero a costa de distorsionar el mercado de bonos soberanos, desalentar la competencia e incrementar los riesgos de contagio entre el sistema financiero y el sector público.
Recomendaciones del FMI: fortalecer los mercados de deuda en moneda local
El capítulo concluye con un conjunto de recomendaciones orientadas a fortalecer la resiliencia estructural de los mercados de deuda soberana. El FMI insiste en que mejorar los fundamentos macroeconómicos —como la disciplina fiscal, la transparencia presupuestaria y la estabilidad monetaria— es esencial, pero no suficiente.
El Fondo insta a los países emergentes a: Desarrollar infraestructuras financieras sólidas, con sistemas de compensación y liquidación eficientes. Proveer seguridad jurídica para los instrumentos financieros y los contratos de deuda. Fortalecer los marcos institucionales de gestión de deuda pública, incluyendo mecanismos de evaluación de riesgos y estrategias de financiamiento de largo plazo.
Asimismo, el FMI remarca que los gobiernos deben evitar depender exclusivamente de financiamiento local, y buscar diversificar sus fuentes de inversión, equilibrando las emisiones entre el mercado interno y los inversionistas internacionales.
Un escenario de mayor fragmentación global
El informe advierte que el contexto actual —de tasas de interés globales elevadas, tensiones geopolíticas y cambios en los flujos de capital— está generando un nuevo patrón de fragmentación financiera internacional, con consecuencias desiguales entre los países emergentes.
El riesgo sistémico de una crisis de deuda soberana generalizada sigue siendo limitado, según el FMI, pero la brecha entre las economías más resilientes y las más vulnerables continúa ensanchándose, lo que podría tener implicancias duraderas en el acceso al financiamiento, el crecimiento y la estabilidad macroeconómica de largo plazo.
