El presidente Javier Milei mantuvo este lunes una reunión con su par estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca, en un encuentro cargado de expectativas políticas y financieras en torno al eventual “salvataje” del Tesoro norteamericano hacia la Argentina. Sonriente y acompañado por su delegación, el mandatario libertario posó junto al líder estadounidense al ser recibido por la Guardia de Honor, en una escenografía cuidadosamente calibrada.

Sin embargo, la señal protocolar más esperada —un encuentro a solas en el Salón Oval, reservado para visitas de Estado o negociaciones estratégicas— no se concretó. La bilateral se realizó finalmente en el cabinet room, con las delegaciones completas, y se extendió por alrededor de una hora.

Durante la apertura del diálogo, Trump manifestó su “confianza en el rumbo económico” del gobierno argentino y destacó la importancia geopolítica del vínculo con Buenos Aires. “Tenemos confianza en que el presidente Javier Milei lo hará bien”, afirmó ante la prensa, en una frase que buscó marcar respaldo político pero también prudencia diplomática.

Fiel a su estilo frontal, Trump también se refirió al escenario electoral argentino. “La elección está cerca y la victoria es muy importante, estamos acá para apoyarte. Será mejor después de este acuerdo”, aseguró. Su mensaje, dirigido tanto al público local como a los mercados, se completó con una advertencia: “Si un socialista o un comunista gana, te sentís diferente sobre hacer una inversión. Si (Milei) pierde con un candidato de extrema izquierda, no seremos generosos con Argentina”.

El comentario, interpretado en clave política, fue leído en Washington como una ratificación del alineamiento ideológico entre ambos gobiernos, pero también como una señal explícita de que la continuidad del apoyo financiero norteamericano está atada al resultado electoral.

El componente financiero: Bessent y el “swap” con la Argentina

Del encuentro también participó Scott Bessent, asesor económico cercano a Trump, quien respaldó públicamente el entendimiento financiero alcanzado entre ambos países. “No vamos a ignorar a nuestros aliados y es mejor formar puentes económicos con ellos. Es una gran oportunidad para los argentinos”, sostuvo, en línea con la narrativa de cooperación estratégica promovida por la Casa Blanca.

La presencia de Bessent -figura clave en el diseño del swap financiero que busca aliviar la restricción de reservas argentinas- reforzó la lectura de que el encuentro no solo tuvo una dimensión simbólica, sino que también apuntó a afianzar el marco político del eventual auxilio económico.

El encuentro Milei–Trump condensó en una hora el nuevo mapa de afinidades del libertarismo argentino en el tablero global: afinidad ideológica, apoyo condicionado y búsqueda de validación externa en medio de la fragilidad económica doméstica. La ausencia de la foto en el Salón Oval no opacó el valor político del gesto, aunque sí marcó los límites de la relación: una alianza en construcción, más simbólica que institucional, y que se jugará también en el terreno de las urnas argentinas.