Diamantes en la basura
Desde que arranco el año se puede ver en la tele, escuchar en la radio o leer en las redes la palabra FEMINISTA con mas frecuencia. A nivel internacional el #MeToo, las Catherines, las francesas, Oprah Winfrey y Hollywood, despertaron la temática arrancando enero. Esta semana, en Davos, siete mujeres son las encargadas de llevar al frente el Foro Económico Mundial, la reunión anual de primeras figuras políticas, económicas e intelectuales que trata los mayores desafíos a los que se enfrenta el planeta. Un hito en el casi medio siglo de existencia del evento.
Por otro lado, en nuestro país, el hashtag #SoyFeminista se convirtió en tendencia en Twitter, a partir de declaraciones de algunas figuras públicas, que abrieron la puerta al debate. Cientos de mujeres y hombres salieron a dar argumentos sobre que es y que no es, ser feminista.
El feminismo no es solo la lucha por los derechos de las mujeres, porque eso es reducirlo, simplificarlo y convertirlo en una agenda de demandas, es la base misma de como está construida la sociedad. El feminismo es la desobediencia individual y/o colectiva de las mujeres frente a mandatos patriarcales culturales o estatales, religiosos, económicos o de cualquier índole. La historia de las mujeres, es la historia de la injusticia, la desigualdad, la violencia y la explotación y el feminismo es sinónimo de lucha, no hay sociedad o cultura donde no haya feminismo, no es un producto occidental; hay feministas en todos los países y eso lo hace una plataforma de debate filosófico mucho más extendida y más profunda que el propio marxismo.
No se nace feminista, se llega a serlo. Creo en la libertad, la equidad, en la construcción de un mundo más justo, con más derechos y más democracia real. Por eso soy feminista. No es contra de nadie, es a favor de todos. No es odiar a los hombres, es luchar para transformar el sistema que los favorece discriminándonos. Cortemos con los mitos que dicen que ser feminista es lo contrario a ser machista o con la creencia de que ser feminista es ser anti-hombres.
No soy experta pero intento aprender y escuchar de quienes llevan años en esta lucha. Tenemos que ir aprendiendo más del tema, desde la crítica constructiva, cuestionándonos colectivamente, llevarlo en el adn.
“No es fácil tener conversaciones sobre género. Ponen incómoda a la gente y a veces la irritan. Tanto hombres como mujeres se resisten a hablar de género o tienen tendencia a restar importancia rápidamente. Porque siempre incomoda pensar en cambiar el estado de las cosas” Chimamanda Ngozi Adichie.
No es necesario estar de acuerdo en todo, incluso, en bueno tener diversas opiniones con respecto a muchos temas, nos ayuda a emitir juicio. La clave está en NO emplear mecanismos de desprestigio ni caer en la trampa de la misoginia entre mujeres. Tampoco tenemos que pegarnos únicamente al discurso feminista que cumple los mínimos aceptables para ser considerado como tal, ese que no se mete demasiado en temas polémicos. Hay que hablar, hablar sin parar aunque sea molesto, aunque irrite a muchos. Porque hay un femicidio cada 18hs, porque tuvimos 13 femicidios en los primeros 15 días del año y duele. Porque la brecha salarial va a tardar años en cerrarse, porque hemos adquirido derechos pero faltan miles. Y sobre todo, entender que no estamos solas en la lucha por una sociedad más igualitaria.