La inflación pulverizó el poder adquisitivo de la AUH

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La pérdida de poder adquisitivo de la Asignación Universal Por Hijo (AUH) durante la gestión de Mauricio Macri no se detuvo. Un informe de CEPA muestra que el 90% de los niños y niñas que reciben la AUH no pueden cubrir las necesidades básicas alimentarias. En el caso de los adolescentes de 17 años, la AUH cubre entre el 41% y el 55% de la canasta básica. Se trata de otra forma de desigualdad de género:el 60% de los hogares pobres con menores está a cargo de una mujer.

Fotos: Joaquín Salguero

Macri asumió prometiendo “pobreza cero”, pero el Senado aprobará esta semana la Ley de Emergencia Alimentaria. Tras el acampe de los movimientos sociales reclamando alimentos frente al Ministerio de Desarrollo Social, el gobierno continúa con enorme insensibilidad e inoperancia frente a la temática. Si bien se jactan de destinar el 65% del presupuesto a “gasto social”, como mostramos en una nota reciente, las partidas con estos fines fueron sub-ejecutadas año a año, las “excepcionales” provenientes de la emergencia social sancionada en 2017 nunca llegaron y, como si esto fuera poco, el poder adquisitivo de las partidas que sí se ejecutaron se vieron sensiblemente deterioradas por la inflación. En este contexto crítico, el gobierno no cambia sus prioridades en términos de gasto público: la Secretaría de Energía liberó 1.740 millones de pesos en subsidios para compensar a las petroleras y provincias hidrocarburíferas por el congelamiento de precios del combustible, a pesar de haber operado con tarifas dolarizadas y ganancias extraordinarias en los últimos años.

La falta de compromiso de la actual gestión con la situación social, se observa también en la pérdida de poder adquisitivo de la Asignación Universal Por Hijo. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), muestra que el 90% de los niños y niñas que reciben la AUH no llegan a costear, con ese ingreso, las necesidades básicas alimentarias. Esto se debe a que el valor mensual de la asignación ($2.121) no logra cubrir los requerimientos mínimos de alimentación en la niñez a partir de los 2 años. El valor de la AUH sólo alcanza a la canasta básica alimentaria en niños y niñas de o a 1 años, que representan el 10% de la población total que percibe la asignación. La distancia va creciendo a medida que crecen en edad: en el caso de los adolescentes de 17 años, la AUH sólo cubre entre el 41% y el 55% de la canasta básica. 

Entonces, medida que los niños y niñas van creciendo en edad, la AUH se va alejando de su capacidad de cubrir las necesidades básicas alimentarias. Dados los mayores requerimientos nutricionales, para el caso de los varones de 17 años, la brecha con la AUH para un varón de 17 años es de $3.224, mientras que para una mujer de la misma edad es de $1.814. Debe observarse que la canasta alimentaria no incluye otros bienes también básicos e indispensables, como pañales en los bebes de 0 a 2 años, los elementos de gestión menstrual en las adolescentes a partir de los 11 o 12 años, o los elementos de la canasta escolar para los niños, niñas y adolescentes.

Otra forma de desigualdad de género

Del total de hogares pobres con menores a cargo, el 60% tiene jefatura femenina monoparental, el 34% tiene jefatura biparental y sólo el 6% tiene jefatura monoparental masculina. Es decir, que más de la mitad de los hogares pobres con menores a cargo del país, están a cargo de una mujer. La Asignación Universal por Hijo es un ingreso que perciben mayoritariamente las mujeres jefas de hogar: 98% del total. En caso de haber padre y madre a cargo de los menores, el Estado privilegia a la mujer para percibir el ingreso por ser, tal como lo muestra el gráfico anterior, las que quedan cargo de forma mayoritaria al cuidado de los hijos a hijas. 

En este sentido, las mujeres son las más afectadas (además de los niños y niñas) por la pérdida de poder adquisitivo de la asignación, quienes portan además con una inserción laboral más precaria que los varones y se encuentran más afectadas por el desempleo. Considerando que están mayoritariamente a cargo de los hogares pobres con menores a cargo, la AUH constituye una política pública central para contribuir a achicar las brechas. Por el contrario, la insuficiencia de la AUH en términos alimentarios se vuelve un problema acuciante para estos hogares que, en muchos casos, cuenta como el único ingreso fijo y estable del hogar.

Por otro lado, vale recordar que una política activa de ANSES fue promover el endeudamiento de las perceptoras de asignaciones, para suplir las necesidades de consumo. El endeudamiento acumulado de las beneficiarias y los beneficiarios de AUH se incrementó sensiblemente. Según CEPA, a junio de 2019, se tomó deuda sobre el 81% de los beneficios abonados (3,2 millones de casos considerando los hijos e hijas). En el período previo este guarismo alcanzaba 42% (1,6 millones de casos considerando los hijos e hijas). Es decir, que casi se duplicó entre períodos.

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