La educación presencial encuentra obstáculos sanitarios al inicio del ciclo lectivo en Brasil

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Nueve escuelas de San Pablo, el estado más golpeado por la Covid-19, debieron suspender sus clases presenciales por contagios a menos de diez días de iniciado el ciclo lectivo 2021, mientras se multiplican en Brasil los llamados a las huelgas docentes, los recursos judiciales y los debates acalorados en todas las regiones del país sobre qué hacer con la educación y la pandemia.

Formalmente, 13 estados han iniciado las clases presenciales con sistema online, luego del fracaso que significó el año 2020 para los alumnos del sistema público, en el que casi el 40% no pudo acceder a los contenidos y las clases por falta de medios.

En Brasilia, un grupo de diputados nacionales ha creado un frente para dar prioridad a los docentes en la larga fila que espera la vacuna contra el coronavirus, un tema que cruza a todos los partidos de todas las ideologías que están gobernando 27 estados y más de 5.500 municipios, pero que choca con las listas de prioridades de los especialistas en salud y la incertidumbre que rodea todas las noticias locales e internacionales sobre la vacunación y sus efectos.

Sacando al Ministerio de Educación federal del Gobierno de Jair Bolsonaro, que defiende sin grises el reinicio de las clases presenciales, muchos estados y municipios del país se enfrentan a un verdadero debate sin conclusiones a la espera de la vacuna, incluso dentro de las universidades e institutos.

En este contexto, docentes de la red estadual (provincial) y municipal de San Pablo ya declararon una huelga contra el reinicio de las clases presenciales y en reclamo de ser vacunados lo antes posible.

El éxito fue mínimo, un 15%, y la victoria se la anotó el gobernador Joao Doria, del centroderechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien decretó que las escuelas deben estar abiertas sea cual fuera el nivel de gravedad de la pandemia.

El secretario de Educación de San Pablo, Rossielli Soares, por su parte, dijo que los docentes deberían ser vacunados pero “debe haber prioridades porque no hay vacunas aún para todos” ya que, agregó, “los que más mueren son los mayores de 60 años”.

En paralelo, los docentes en Río de Janeiro han iniciado un paro contra las clases presenciales, con la salvedad de que empezarán a trabajar sin problemas si el formato es virtual. En particular, en la ciudad de Río de Janeiro, la segunda mayor del país, el ciclo comenzará el jueves 25 con un sistema mixto, que los sectores docentes ya cuestionaron.

El escenario para la vuelta a las clases no es nada fácil, especialmente luego de que el inicio a finales de enero en San Pablo demostró ser un poco accidentado.

Cuatro escuelas de la clase alta de la ciudad de San Pablo y cinco, también privadas, de Campinas, polo industrial del interior paulista, debieron suspender parte de sus clases presenciales a solo días de su apertura.

El lunes pasado, el sistema público en San Pablo comenzó con las clases presenciales, protocolos y un aforo del 35%. Poco después, el Sindicato de Profesores de Educación Pública del estado de San Pablo (Apeoesp) contabilizó 209 casos de Covid-19 entre profesores y trabajadores no docentes en 97 escuelas paulistas.

La tensión escaló aún más hoy cuando el sindicato de trabajadores de la ciudad de San Pablo presentó una denuncia penal contra el intendente de la mayor urbe sudamericana, Bruno Covas, del PSDB, por planificar el regreso con clases presenciales. Al mismo tiempo, dejaron coronas frente a la sede de la Municipalidad de San Pablo.

La figura de Covas ya había generado cuestionamientos durante la pandemia: fue reelecto en noviembre, se aumentó el salario un 40% y, enfermo de cáncer, se tomó licencia para ver en el estadio Maracaná de Rìo la final de la Copa Liberadores entre Palmeiras y su equipo, Santos.

Sin embargo, una encuesta difundida por la ciudad de San Pablo indicó que el 64% de los padres está a favor de que las escuelas reabran para clases presenciales diarias o esporádicas.

Además, el Gobierno paulista argumentó que, luego del fracaso de las aulas online en la red pública el año pasado, decidió proveer 750.000 chips con datos 4G para alumnos y de 2.000 reales (unos 400 dólares) para que cada docente compre su propia computadora. Además, el Estado compró 356.000 computadoras y tabletas para que sean utilizadas dentro de las escuelas.

En el resto de Brasil, la vuelta a las clases presenta matices que van desde un sistema mixto hasta la completa virtualidad.

En el estados nordestino Ceará, por ejemplo, solo las escuelas secundarias tendrán clases presenciales y apenas para los alumnos del último año. Para el resto, el gobernador Camilo Santana, del Partido de los Trabajadores, compró y distribuyó chips para los alumnos de familiares de bajos ingresos para que puedan conectarse a las clases virtuales.

Además, ordenó que las clases presenciales empiecen después de las 9 de la mañana, dos horas después del horario tradicional de ingreso, para evitar que los alumnos se mezclen con las grandes masas de trabajadores que toman el transporte público.

En Bahia, otro estado gobernado por un dirigente petista, Rui Costa, la situación es muy distinta y las autoridades no quieren empezar hasta el 1 de marzo por “sentido común”; mientras que en Amazonas, donde hay una segunda ola con una nueva cepa muy contagiosa, todas las clases se iniciaron de manera virtual.

Ante la preocupación por la pandemia, en muchos casos las líneas partidarias no primaron.

Por ejemplo, el gobernador Costa coincidió en los últimos días con el alcalde de Salvador, la capital del estado, el conservador y aliado al bolsonarismo Bruno Reis, y ambos pidieron postergar lo máximo posible el inicio de las clases presenciales.

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