Procesaron con prisión preventiva a Aníbal Lotocki por falsificar documentación en la causa que investiga la muerte de uno de sus pacientes

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El polémico médico Aníbal Rubén Lotocki sumó un nuevo revés en su derrotero judicial. Mientras sigue siendo investigado por la muerte de su paciente Cristian Zarate al día siguiente de haberle realizado una liposucción, ahora la Justicia, en paralelo, lo procesó por haber adulterado la historia clínica y falsificar el consentimiento de la víctima. La medida judicial incluye también la prisión preventiva por lo que el doctor seguirá detenido en una alcaidía en Capital Federal a la espera de ser llevado a un penal.

Según el documento firmado en la tarde de este jueves por el juez Luis Alberto Schelgel, mientras investigaban la muerte de Zarate que se produjo en un quirófano de la clínica privada “CEMECO” el pasado 16 de abril, descubrieron que Lotocki había incurrido en una serie de irregularidades cuanto menos llamativas, lo que llevó a que sea llamado a indagatoria por segunda vez y a que ahora sea procesado por el delito de adulteración de pruebas.

Los investigadores descubrieron, por ejemplo, que Lotocki utilizó un formulario de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires para informar al paciente de los riesgos de la intervención sin formar parte del ente ni tener permiso para su utilización. Además detectaron que el protocolo quirúrgico no fue confeccionado inmediatamente después de la intervención como se debe sino que se habría hecho luego de la muerte de la víctima.

Puntualmente el juez lo acusa de haber impedido que ingrese la policía al lugar para ganar tiempo y modificar los papeles: “El oficial Oliva dijo que cuando se presentó en el lugar (la clínica CEMECO el día de la muerte de Zarate) a las 13.40 no lo dejaron entrar. A esto cabe aclarar que si bien es cierto que fue el propio Lotocki el que le permitió el ingreso al personal policial, todo indica que lo hizo cuando ya había logrado alterar la historia clínica, el parte quirúrgico y el consentimiento de la intervención a Zarate”.

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En el procesamiento, el juez aclaró que se encontraron tachaduras y otras “desprolijidades” en los documentos y que existen “fuertes sospechas de que con las alteraciones habría procurado resguardarse antes los errores que podría haber cometido durante la cirugía de Zarate”.

Según declaró en sede judicial la novia de la víctima, Romina Sicoli, Zárate había contactado a Lotocki un mes antes de la intervención para realizarse una operación de una hernia que tenía en el costado derecho del abdomen. También explicó, bajo juramento, que el médico le había ofrecido “ya que estaba” que se hiciera una liposucción pero que el paciente la había rechazado.

En este punto las versiones difieren porque Lotocki aseguró en su indagatoria que por el contrario nunca habló de una hernia con Zárate y que la operación era netamente estética: “Se le realizó al paciente una transferencia de grasa a los miembros superiores y a los glúteos. Luego se realizó un lifting de abdomen, para que quede plano y tenso. Se realizó una plicatura de los músculos rectos abdominales, típico de estas cirugías, para que quede más aplanado el abdomen, para que quede más pequeño, más angosto”.

Sin embargo, el médico que realizó la autopsia al cadáver informó que encontró varios cortes abdominales que podrían ser compatibles con una operación de hernia. Esto nunca se informó en el parte quirúrgico.

Lo cierto es que al día siguiente de la cirugía, Zarate comenzó con una serie de complicaciones que derivaron en su muerte. Una de las hipótesis que tiene la justicia es que el paciente fue “mal intubado” y por eso falleció. La autopsia reveló que Zarate sufrió “una severa congestión meningo encefálica y edema pulmonar”.

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Cuando le preguntaron a Lotocki por ese punto en su indagatoria se encargó de echarle la culpa a sus colaboradores: “Supongo que la primera intubación fue realizada por el anestesiólogo y otra colaboradora y que la segunda la hizo otro colaborador que se llama Juan Carlos”.

Junto al procesamiento, el magistrado dispuso también la prisión preventiva y un embargo de algo más de $100.000. Si bien en los últimos días había trascendido que el médico había sido llevado a un penal, este medio pudo confirmar que aún permanece en una alcaidía de la Ciudad donde es visitado por su abogada.

Igualmente se espera que sea llevado a un instituto carcelario en breve. Algunos creen que su destino está en Ezeiza.

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