Entre defensas y desentendidos
La última sesión ordinaria de la Cámara de Diputados, cerró un capítulo del aberrante escándalo de pedofilia y tenencia de material de abuso sexual infantil. Y generó alivio en la oposición misionera, que estaba desesperada por recuperar la banca perdida tras la expulsión del abyecto puertista libertario Germán Kiczka, quien ingresó al cuerpo como uno de los integrantes destacados de la alianza Cambiemos.
Desde que fue eyectado en septiembre, la oposición, pero particularmente el radicalismo, desesperó por el lugar vacío, sin mostrar la mínima preocupación por las eventuales víctimas de Kiczka y su hermano, ambos detenidos en el penal de Cerro Azul, ni ofrecer un atisbo de autocrítica por haberlo cobijado en sus listas. Incluso después de que el Frente Renovador nominara a Javier Mela como su reemplazante, voceros de Cambiemos minimizaban su responsabilidad y el desdén mostrado desde que se inició la investigación internacional por pedofilia en el lejano febrero. “Cuando se presentan las listas, hay cinco días para presentar observaciones y nadie dijo nada”, se defendió uno de los principales dirigentes de Cambiemos. “Es culpa de la política toda”, se desmarcó. Pero si la culpa es de todos, nadie es responsable.
Esa irresponsabilidad ha sido una marca registrada de la oposición. El diputado Miguel Núñez recibió un apercibimiento por denuncias sin pruebas con el único objetivo de enturbiar las relaciones políticas. El juez Ariel Lijo, candidato de Javier Milei a la Corte Suprema, cortó de cuajo esas maniobras que contaban con el respaldo de los demás socios de Cambiemos, al archivar las denuncias por la futilidad de iniciar una investigación sin ningún elemento de certeza. Tampoco hubo alguna justificación.
Hay en la oposición una necesidad extrema de concitar la atención en un escenario sin brújula a meses de las elecciones legislativas del año próximo. La búsqueda imperiosa de agradar a los libertarios, choca con el desprecio del presidente Javier Milei, que se ensaña, cada vez que puede, con el último prócer radical, Raúl Alfonsín, a quien ahora acusó de golpista necesario en la caída del fugaz Fernando De la Rúa, el otro radical en abandonar el poder apresuradamente. Los tibios amagos de protesta no disimulan la demanda de cobijo ni que muchos, como el misionero Martín Arjol, son “radicales peluca” como ellos mismos celebran, más mileístas que los mileístas. “El radicalismo tiene 120 años de historia y vivió circunstancias como estas. Desde los personalistas y antipersonalistas, las mayorías circunstanciales imponen la agenda. Hubo cismas más graves. En realidad, Alfonsín hizo un giro hacia la centroizquierda. Cuando hizo eso, nos encapsula. El pensamiento radical tranquilamente puede convivir con todo lo que está pasando, porque hay que tratar de ordenar la economía para poder vivir. El fenómeno Milei no hubiera existido sin el fracaso de la política y somos parte de ese fracaso. Y del éxito. Los gobernadores gobiernan exitosamente por ese equilibrio, porque tienen que resolver en terreno la ausencia de la Nación. Terminar con la inflación es un proceso largo y doloroso, pero necesario. Debemos convivir con esta nueva realidad”, definió el recién llegado Mela.
No le falta razón al nuevo diputado radical, quien ya estuvo en la Cámara entre 2017 y 2021. Los gobernadores están enfocados en atajar las consecuencias del ajuste brutal que impuso el Gobierno de Milei. No es casual que en todas las provincias los mandatarios midan mejor que el Presidente. El misionero Hugo Passalacqua le saca diez de diferencia, según el último trabajo de la consultora Zuban & Córdoba. Y la relación es distinta. Un respeto mutuo y reconocimiento político, que se traduce en la gestión.
Por primera vez Nación atendió una demanda eterna de Misiones: la asimetría en el precio de los combustibles. A su modo, claro está. Pero el reclamo de Passalacqua al presidente de YPF, fue escuchado. El aumento de los combustibles con el que amaneció noviembre, tuvo un impacto menor en Misiones. Desde este 1 de noviembre entraron en vigencia los nuevos precios de los combustibles con subas que oscilan entre el 2,8% hasta el 4% en todo el país y dependiendo del tipo de combustible. En Misiones, el mayor incremento en esta oportunidad fue del 2,8% que corresponde al combustible “Infinia Diesel”. En lo que respecta a la Nafta Super o Infinia Nafta, la suba fue de entre el 1,5% a 1,6%, manteniéndose por debajo del promedio nacional.
En el Gobierno nacional reconocen a Misiones como una de las provincias con una administración saneada, cuyas demandas son sólidas. El ajuste nacional no paralizó a Misiones ni a su economía. Con recursos propios, gracias a una administración saneada desde hace tiempo, la Provincia está cubriendo las ausencias de la Nación en inversión pública y en inyección de dinero fresco en los sectores más afectados. Ese modelo, usado desde siempre por la Renovación, permite equilibrar desbalances y hasta marcar el camino con algunas decisiones.
Misiones es hoy una de las provincias que más créditos puso a disposición del sector privado, con más de cien mil millones de pesos, pero también mandó al freezer pedidos de fondos por parte de industrias yerbateras que estaban pagando un precio muy por debajo de lo pretendido por productores y por la Provincia.
El precio de la yerba es una obsesión para el Gobierno. La depresión tras la desregulación ha sido brutal y los mismos productores anticipan que la crisis será igual o peor a la de los 90. Basta comparar el precio del gasoil con el de la materia prima. El año pasado, un kilo de hoja verde valía 169,40 pesos, lo que equivalía al 38 por ciento del valor de un litro de gasoil, que costaba en ese momento, 450 pesos. Ahora la yerba vale apenas el 8 por ciento de un litro de combustible, reseñó el diputado Cristian Castro.
Para colmo, este año cerrará con una superproducción que superará las mil millones de toneladas -una situación que la resolución 170 del Instituto Nacional de la Yerba Mate pretendió evitar-, lo que anticipa una compleja tensión con la industria que no estará dispuesta a pagar más por una materia prima que abunda. Paradójicamente, el sector también convive con un caída en el mercado interno, con una demanda tan baja que para encontrar un antecedente parecido hay que remontarse a 2015. Solo el Gobierno nacional celebra la situación, de la mano del sonriente ministro desregulador Federico Sturzenegger. Luis Caputo es el otro sonriente. Premiado con aplausos por Milei tras un octubre que cerró con datos financieros positivos, el ministro de Economía es el mimado y el que muestra resultados, como la inflación en baja.
El resto del Gabinete no cuenta con tanta suerte. ¿Quién diría que la Cuba “comunista” iba a provocar la salida más estruendosa del gobierno de Milei? Diana Mondino fue echada después de cometer la osadía de votar en contra de la continuidad del bloqueo económico a la isla… como casi toda la comunidad internacional, salvo Estados Unidos, que lo impone, Israel, aliado incondicional y Moldavia. No es una salida menor. Mondino era ”peso pesado” en la estructura libertaria, incluso mucho antes de llegar al poder. Sólida en su formación y con identidad política propia, protagonizó un escándalo impensado: nadie esperaba que Argentina votará en contra de los intereses de Estados Unidos -y de los de Israel-, el espejo en el que se mira cada mañana el Presidente.
El comunicado contando su salida trajo consigo otro dato alarmante: el anuncio de que “el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. Raro concepto de libertad, en el que quien piense distinto es considerado un enemigo.
La revolucionaria Mondino será reemplazada por Gerardo Werthein, hasta ahora embajador en Estados Unidos y cercano a Milei. Pero los archivos son impiadosos. Werthein es el mismo que en 2011 celebraba que Argentina había dejado atrás el modelo de especulación financiera y cambiado por uno de “producción”. También destacaba que el país era uno de los “más desendeudados del mundo”. Gobernaba Cristina Fernández. Néstor había cancelado la deuda con el FMI y Argentina gozaba de una autonomía casi inédita. Los tiempos cambiaron.
Hoy Argentina depende hasta el último hálito de los favores del FMI y la producción y la industria están en estado de coma. Tanto que hasta Paolo Rocca, a quien poco se le puede sospechar tener sangre contaminada de kirchnerismo, salió a reclamar un poco de atención. El dueño de Techint sostuvo que “hace falta que la política de los Estados nos apoyen…un tipo de cambio que refleje la productividad de factores y no los flujos de capital de corto plazo”. Rocca habló en Alacero, el foro del sector acero que se celebró en el Hotel Hilton y advirtió que “si bien las importaciones ayudan a controlar la inflación, tienen un poder destructivo sobre la actividad industrial”.
“Las inversiones de los grupos locales evalúan cuidadosamente todos estos factores, pero también el compromiso de los gobiernos de defender las actividades industriales. Necesitamos que hagan explícito su apoyo. Esto ayudaría a atraer la inversión necesaria porque toda nuestra agenda requiere inversiones importantes que se pueden hacer sólo si la rentabilidad lo permite”, insistió.
Martín Rappallini, será el próximo presidente de Unión Industrial Argentina y también exigió mayores respaldos. “Tal como hizo Occidente, el Estado debe nivelar la cancha a la industria nacional, antes de que sea tarde. El tiempo es un factor clave en este proceso…es necesario y fundamental bajar la inflación con una visión sistémica del impacto en los sectores productivos. Lo que se pide no es protección, es defensa del sector productivo. Occidente vuelve a priorizar su industria, es decir que entendió la importancia de tener sus cadenas de valor funcionando en origen”. Ambos aplaudieron la llegada de Milei al poder hace menos de un año.
En contraste, la Confederación Económica de Misiones, que nuclea a la industria local, todavía está en la etapa de enamoramiento. No admiten que el impacto del ajuste afectó sus ventas ni que los costos que aumentaron en desmesura -en pesos y en dólares- pauperizaron la rentabilidad. La terquedad, sin embargo, comenzó a generar algunas divisiones. Hay empresarios que admiten que sin el respaldo de la Provincia -que se sustenta con la recaudación de los tan cuestionados Ingresos Brutos-, la crisis sería mucho más profunda. Misiones, en cambio, conserva los mejores indicadores de la región, en empleo, consumo y exportaciones.