Afganistán: 100 días de los talibanes
Said Chaya, profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, brinda un análisis sobre la política, la economía y la seguridad en el país.
El pasado 23 de noviembre se cumplieron cien días de la toma de Kabul, la capital de Afganistán, por parte de los talibanes. ¿Qué ha sucedido desde entonces?
Said Chaya, profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, brinda un análisis sobre la política, la economía y la seguridad en el país.
¿Que ha sucedido en Afganistán desde que los talibanes tomaron el poder hace más de 100 días? El profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, Said Chaya, analiza la situación:
POLÍTICA. Las segundas partes nunca fueron buenas. En general, lo que veíamos los analistas en agosto pasado se ha ido cumpliendo: una vez que la mirada internacional dejara de estar posada sobre el hecho de la recuperación de Kabul, la ciudad capital, por parte de los talibanes, el nuevo gobierno volvería sobre los esquemas de dominación que aplicó en los noventa: las mujeres están impedidas de trabajar, educarse y moverse con libertad, las manifestaciones organizadas por los organismos de Derechos Humanos son reprimidas, se suprimió la libertad de prensa, no hay diálogo con los opositores, etcétera. En materia de medidas, solo hemos visto más de lo mismo.
ECONOMÍA. La crisis económica no tiene precedentes. Según Naciones Unidas, el 97% de los afganos va a estar por debajo de la línea de pobreza en 2022. Frente a esto vemos medidas cautelosas por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, que han suspendido gran parte de la ayuda humanitaria, mientras observan cómo se desenvuelve la situación. Las cuentas de los líderes talibanes y organizaciones aliadas en bancos con sede en Estados Unidos están congeladas, por este motivo, el gobierno provisional de Kabul está llevando adelante gestiones para liberar unos 10.000 millones de dólares.
Por otro lado, un grupo de inversores de Beijing desembarcó hace diez días en Kabul, interesados en el multimillonario negocio de la explotación de litio en Afganistán. A China le preocupa el tema de la seguridad, también a Rusia. La principal diferencia es que el segundo ya afianzó sus relaciones con el gobierno talibán, mientras que China está observando cómo se desarrollan los hechos. Atención: es también una nueva oportunidad de cooperación entre ambas potencias.
SEGURIDAD. ¿Se convertirá nuevamente Afganistán en una base terrorista? Por ahora, parece ser que no sucederá, o al menos no con el apoyo de los talibanes en el gobierno, que han demostrado ser un intento de grupo de contención a Estado Islámico de Gran Jorasán, también conocidos como ISIS-K, frente a sus intentos de avance sobre Asia Central. Este tema es fundamental para la supervivencia del régimen, porque es el principal interés de China y Rusia: Kabul debe ser un factor de contención del terrorismo regional. Actualmente, las víctimas de los ataques de ISIS-K son los propios afganos que sufren a razón de dos o tres atentados mensuales; los últimos arrojaron más de cincuenta víctimas fatales.