Bucsa, la revelación de siete camisetas y siete faldas
Melbourne (EFE).- Cristina Bucsa. Una de las revelaciones del Abierto de Australia. Española de origen moldavo. Es la antidiva. Una tenista sencilla que, de momento, rehuye los patrocinios. Juega con una marca de raquetas, otra de camisetas, una tercera distinta de zapatillas. EFE es testigo directo en Melbourne de su filosofía de vida.
La tenista sorprendió en una de las salas de prensa secundarias de Melbourne Park cuando explicó que “no se necesita mucha ropa” y que “con siete camisetas y siete pantalones o faldas” es suficiente.
Cuando la norma entre una gran mayoría del circuito femenino es la ostentación por redes sociales o ser partícipe de tremendas campañas publicitarias impulsadas por las marcas referentes del mercado textil deportivo, la modestia y sencillez de la cántabra la convierten en una excepción que desafía a la norma.
Bucsa, que consiguió acceder al cuadro final tras superar la exigente fase previa y superó en segunda ronda del cuadro final a la campeona de un ‘slam’ como Bianca Andreescu, cayó este viernes ante la primera clasificada mundial, la polaca Iga Swiatek
Raqueta ‘Wilson’, raquetero ‘Dunlop’, camiseta ‘Lacoste’, pantalones ‘Penguin’ y zapatillas ‘Asics’. Esta fue su elección para el choque en la Kia Arena ante la canadiense Andreescu porque, ante todo, es “libre” de poder escoger su atuendo.
“La forma que tengo de ver el tenis es muy diferente al de resto de jugadoras. Sólo tengo Facebook para ver con quién caliento. No tengo que enseñar mi vida a otras personas”, argumentó la tenista que admitió también que es una apasionada de la filosofía y la anatomía.
Esta manera tan particular como efectiva de comprender el tenis le permitió este miércoles ante una campeona de Grand Slam remontar el set inicial y mostrar una compostura que dejó en evidencia el nerviosismo de una Andreescu que privó a Serena Williams en 2019 de convertirse en la tenista con mayor número de títulos ‘slam’ de la historia.
“Yo soy una persona muy tranquila y eso se me refleja en el partido. Disfruto muchísimo jugando y en un momento crítico se manejarlo porque trabajamos bajo presión”, agregó tras su victoria ante la canadiense.
La tenista, que se afincó en la localidad cántabra de Torrelavega tras llegar de Chisináu (Moldavia) a los tres años, desveló que su único entrenador es su padre, con el que viaja a todos los torneos y al que le fía todas las tareas relativas al material.
“De todo eso se encarga mi padre. Yo no sé la tensión que utilizo. Como no rompo muchas raquetas pues me duran mucho, lo mismo pasa con el cordaje”, explicó este lunes tras su primera victoria en el cuadro final.
Su padre compitió en duatlón cuando era joven y es estricto con una Busca que le dedicó la victoria más importante de su carrera durante la entrevista sobre la pista Kia Arena delante de un público australiano que apreció tanto el tenis como su modélico comportamiento.
“Se le ve una una gran persona. Íbamos con ella por esa razón. La manera en que le ha dedicado la victoria a su padre, eso dice mucho de ella”, argumentó una aficionada irlandesa tras la conclusión del choque en los aledaños del estadio.
El tenis es un deporte de repetición y tan sólo los jugadores más disciplinados son capaces de repetir los mismos golpeos y patrones de juego independientemente de la situación del partido que atraviesen.
Cristina, alejada de las distracciones de las redes o de los suculentos contratos de marcas deportivas, se centra tan sólo en ejecutar su plan de juego sin altibajos considerables.
“Estoy centrada en el día a día, en salir de la pista con la sensación de que lo he hecho mejor que el día anterior. No es algo estratosférico el haber entrado en el top-100. Mejorar en el día a día eso es lo que traerá resultados futuros”.