Caída de precios, deterioro del tipo de cambio real y fin del efecto sequía, ¿Cómo afectó el índice Fada?

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FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) publicó su informe trimestral sobre la participación del Estado en la renta agrícola. La medición de diciembre de 2018 marca una participación del 60,5% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. Es decir, que de cada $100 de renta (ingresos menos costos) que genera una hectárea agrícola, $60,50 se lo llevan los distintos niveles de gobierno.
La medición de septiembre marcó una participación del 60,8%. David Miazzo, Economista Jefe de FADA, explicó: “El movimiento del indicador es resultado de factores que lo impulsan a subir y otros que lo impulsan a bajar. Por un lado, la caída de precios de la soja, el trigo y el girasol, junto a un mínimo deterioro del tipo de cambio real, son factores que impulsan la suba. Sin embargo, el efecto sequía dejó de operar en los cálculos, ya que entramos en una nueva campaña, por lo que los rindes promedio utilizados en el indicador son superiores a los que se dieron este año, lo que impulsa una baja del indicador. Esta confluencia de factores hace caer 0,3 puntos porcentuales el índice FADA”.
Precios
Con respecto a septiembre de 2018, se observan caídas en los precios disponibles en dólares de tres de los cuatro cultivos considerados. La soja cayó un 7%, el trigo un 6%, y el girasol un 12%. El maíz tuvo un incremento de 9%.
Dólar
En los últimos 12 meses, el incremento del tipo de cambio fue del 115%. En los últimos 3 meses, cayó 2,1%. Por su lado, los costos de labores se han incrementado cerca de un 15% en pesos con respecto a septiembre. Este aumento se vio amortiguado por el resto de costos dolarizados, como fertilizantes y fitosanitarios, por lo que los costos de producción tuvieron un incremento en pesos de alrededor de un 1%. Este incremento de los costos en pesos, con un tipo de cambio que ha tenido una incipiente baja, genera algún deterioro del tipo de cambio real efectivo del sector.
Al observar la estructura de costos de los cultivos, podemos identificar que una parte se encuentra en pesos y otra en dólares. En el caso de la soja, por ejemplo, un 62% de los costos de una hectárea están dolarizados mientras que el restante 38% están pesificados. Esta relación en junio era 59%-41%, pero al crecer de manera abrupta el tipo de cambio, hace que los componentes dolarizados tengan mayor peso relativo. Mientras que en septiembre era 64%-36%, indicando cómo los costos en pesos sufrieron inflación y ganaron participación relativa.
Si se considera la renta de la tierra dentro del esquema de costos, los costos dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 73%.
El componente en pesos, también suele tener una alta relación con el dólar por dos motivos: la rápida transmisión de la devaluación a los precios que hay en una economía inflacionaria como la argentina; y porque dentro de los costos pesificados está, por ejemplo, el flete cuyos costos dependen en gran medida del precio del combustible y este está ligado directamente al precio del petróleo y del dólar. Lo mismo con las labores. Además de que el valor de los camiones y maquinaria también guarda correlación con el tipo de cambio.
Consultado sobre qué puede pasar hacia adelante, David Miazzo opinó que “si no suben los precios y el dólar no se dispara, el índice podría tender a subir en la próxima medición de marzo. A comienzo de año se dan las actualizaciones en los costos de fletes, labores e impuestos inmobiliarios provinciales y tasas viales municipales, lo cual haría que la participación de los distintos niveles del estado tienda a subir”.
Índices Provinciales: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, San Luis y La Pampa
Mientras el índice FADA nacional es de 60,5%, Córdoba registra un 59,3%, Buenos Aires 63,4%, Santa Fe 61,0%, La Pampa 60,6%, y San Luis 57,9%. En estos resultados, se conjugan los rindes, los impuestos provinciales y locales y los fletes, que generan efectos distintos sobre cada uno de los cultivos.
En los casos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa, se consideran los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. San Luis, por otro lado, presenta otra realidad ya que el 95% de su área sembrada está conformada por soja y maíz, por lo que se toman sólo estos cultivos.
En todas las provincias analizadas se paga impuesto inmobiliario rural. En Buenos Aires, La Pampa y San Luis se pagan Ingresos Brutos mientras que en Córdoba y Santa Fe la actividad está exenta.
Buenos Aires y Santa Fe tienen tasas municipales, mientras que La Pampa tiene las guías cerealeras. Córdoba y San Luis no tienen imposiciones a nivel local. San Luis y La Pampa tienen impuestos al estilo de aduanas internas.
Costos
Al analizar los costos resaltan dos puntos. El primero, los gastos de fobbing representan entre el 11% y el 14% de todos los costos involucrados en una hectárea de maíz.
El segundo punto, son los fletes, donde se puede ver claramente cómo se va incrementando la participación a medida que uno se desplaza hacia el interior mediterráneo. Respecto al año anterior, David Miazzo comenta que “este indicador se ha reducido drásticamente con respecto al año anterior, porque creció el valor de la producción por encima de lo que creció el costo de transporte, como efecto de la devaluación”.

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