Un grupo de niños jugaban, como todas las mañanas, en el patio del merendero Ñande Gurises del barrio El Porvenir, que desde el inicio de la pandemia se convirtió en un comedor, donde los chicos y las madres retiran además de la comida del mediodía el desayuno. Elena Martínez, quien es la referente de la zona desde el 2006 vive en el barrio y actualmente su mayor preocupación son los casos de adicciones que la llevó a solicitar las herramientas para ayudar los vecinos.

La convocatoria con integrantes de la Subsecretaría de Prevención de Adicciones y Monitoreo Territorial fue para las madres, las que en su mayoría son las que se acercaron en busca de ayuda para un familiar. De igual manera, algunos jóvenes se sumaron y plantearon la necesidad de acompañamiento para concurrir e iniciar rehabilitación en el Centro Asistencial Manantial.

Desde la Subsecretaría se agradeció la posibilidad de generar en el comedor un espacio donde los participantes puedan expresarse. El consumo de sustancias legales, como el alcohol, así como de ilegales, preocupa a muchas madres, quienes pidieron ayuda para frenar el avance de las mismas.

“Yo mucho tiempo colaboré con Cáritas, conozco a los vecinos y ahora necesito las herramientas para poder seguir ayudando, porque las adicciones es algo que nos afecta a todos”, comentó Elena, que diariamente cocina con la ayuda de su hijo y de colaboradores para unos 80 chicos y 25 madres que retiran el desayuno y el almuerzo. La mujer, además de preocuparse por el comedor y contar con los insumos necesarios para garantizar la comida, donde la mayoría de las familias vive de la olería, actualmente se ocupa de atender otras problemáticas y no dudó en colaborar y sumarse a la tarea de prevención en el barrio.

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