Juan Manuel Zorraquin, CEO de Puerto Bemberg: “El turismo de naturaleza nos da una oportunidad”
Hace un par de años, en una entrevista con Economis, Juan Manuel Zorraquín, dueño de Posada Puerto Bemberg, aseguraba que Misiones tenía mucho para aprovechar en el turismo vinculado a la naturaleza y que se iban a destacar aquellas empresas u organizaciones turísticas que lograran un derrame efectivo en la comunidad.
La pandemia no hizo más que acelerar ese proceso. Posada Puerto Bemberg abrió hace una semana y tuvo una altísima demanda de turistas misioneros buscando un poco de naturaleza tras 150 días de cuarentena. “El entorno de naturaleza nos da una oportunidad”, precisa Zorraquín, ahora. Los números de los primeros dos fines de semana son alentadores en la Posada y en el Virgin Lodge, en medio de la reserva de la Biósfera de Yabotí. “El fin de semana pasado abrimos con buena demanda de turismo misionero. De viernes a lunes y este jueves hasta el domingo con 50 por ciento de demanda. En el Virgin Lodge, que está a 25 kilómetros de la colonia más cercana, fue mucho más notable la demanda. Teníamos dudas de si abríamos o no, y el resultado fue excepcional. Estuvimos llenos el fin de semana pasado, estamos llenos éste, el siguiente, venimos con muy buena demanda y me parece que es una deuda del misionero con Moconá”.
“Es como empezar a ver una luz después de todo este proceso eterno de 150 días cerrado. Nuestro negocio funciona 24, 7 por 365. Puerto Bemberg comenzó a funcionar en 2008 y no cerró nunca sus puertas. Veremos qué pasa. Es todo muy complejo, no es fácil arrancar todo de nuevo, arrancar todo el sistema, la incertidumbre es muy grande”, explica.
Zorraquin se especializó en el turismo de naturaleza y se preocupa por generar un vínculo con la comunidad. “Venimos trabajando en un producto que tiene como principal valor a la naturaleza y la cultura. Y la verdad es que a veces el mercado no reaccionaba, más que nada por el destino Iguazú. Porque hay mucha competencia en relación a la estructura de precios, aunque tenemos una tarifa muy competitiva. La naturaleza en sí es un valor que se está incorporando como diferenciación”.
¿Y ese turismo de naturaleza es accesible al misionero?
Tiene tarifas muy competitivas, nosotros en promedio bajamos 35 por ciento de la tarifa nuestra, pensando en esta situación. Es una tarifa competitiva, incluimos la comida, las actividades y en el paquete no es caro. Creo que el turismo de naturaleza se va a valorizar más porque la cuestión ambiental está en la agenda. Nosotros notamos que hay un cambio en el huésped, en el consumidor, que busca destinos que son sostenibles, que tengan una política de lograr una gestión que sea acorde a la mejora continua, a que no sea con impacto negativo, que los recursos que usamos hoy no comprometan los recursos del futuro, entonces creo que en ese punto esa conciencia se va a profundizar.
“El turista está atento a la devolución que hace la empresa al pago por hospedarme, al servicio ambiental, social, cultural. Es importante que se tome conciencia de que hay empresas que además de ofrecer turismo y la posibilidad de hospedarse, generan valor a su comunidad, a la naturaleza, a la conservación”, reflexiona el empresario de 42 años.
A ese compromiso social y ambiental, Zorraquin le agrega una permanente capacitación. Abogado de profesión, siempre está “en proceso de formación”. Se sumó, junto a su equipo de colaboradores al concurso de Naves del Banco Macro que ofrece una formación empresarial a emprendedores y premia el mejor proyecto de negocios.
“Yo venía escuchando desde hace muchos años de Naves, y me interesó ver cómo eran los cursos, tengo una relación con el Banco desde hace mucho tiempo. Me inscribí con otras jóvenes porque esto es un equipo y discutimos bastante la posibilidad. A mí lo que me interesa es el proceso, lo que propone Naves para los emprendedores, cómo puede una entidad financiera aportar al desarrollo del país, me sentí atraído. Es una competencia, es interesante, no voy por el premio sino por el proceso. Trabajar en el networking, ver a todos esos jóvenes misioneros con tantas ideas, me parece que está buenísimo. Yo celebro que haya iniciativas de este tipo, creo que ayudan un montón, además la accesibilidad de capacitación a este nivel no existe en la provincia. Hoy la información es tan dinámica, que hoy si no te capacitas quedás afuera”; explica.
¿La economía de la empresa en este contexto cómo está?
Al principio fue caótico. De repente un día a la mañana te levantaste, y cerramos. El primer mes fue un cimbronazo. Y no hubo ayuda. La ayuda llegó en abril o mayo. Nosotros incorporamos la ayuda ATP y no hay más que eso para garantizar la fuente laboral. Económicamente para nosotros fue durísimo, primero porque veníamos de una reestructuración de Puerto Bemberg, y nos agarró con poco oxígeno. Pero arbitramos los mecanismos necesarios para generar el menor daño, hicimos una muy buena planificación de crisis y gracias a eso pudimos subsistir.
¿Qué se necesita para recuperar rentabilidad?
Yo creo que esto no va a ser corto el proceso. Que la reapertura va a ser mucho más compleja, porque el turismo y más la hotelería es algo sin stock, vivimos con lo que vendimos al día y si no se vende no se produce. No hay una bicicleta armada. El armado de eso va a tardar, entre tres y seis meses mínimos, si hay una apertura vamos a tardar eso en recuperarnos. Yo lo que veo es que hay muchas dudas y miedo a la reapertura, hay situaciones que no están controladas y que se descontrolan muy fácil. Primero pensamos en abril, mayo. Pero toda esa logística, todo ese armado lleva tiempo, y ya estamos en septiembre casi y no veo una luz cercana. Creo que vamos a seis meses más así. No podríamos haber subsistido sin una presencia del Estado, sin una ayuda para compensar los sueldos, la carga impositiva.
¿Sirve para algo la ley de emergencia turística?
Es un desastre que haya un programa de asistencia turística, pero hoy no hay otra solución. Además el sector ya estaba en crisis antes de la pandemia, con una estructura de costos altísima por inflación y caída de ventas. Pero yo digo: “Déjame producir que yo me mantengo. No quiero recibir del Estado. Nunca pensamos desde esa lógica”.