“Lo público lo defiendo, es mío”
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La paradoja fundante
Lo más extraño de la cosa pública argentina no es que esté deteriorada —eso es viejo—, sino que millones de ciudadanos crean carecer de legitimación para defenderla: el art. 43 CN admite acción de amparo por “afectación de derechos”; CSJN, “Halabi”, 2009, reconoce legitimación colectiva. Beltrán Gambier, en su nuevo libro (de próxima aparición) “título provisorio: Invictus. Manual de civismo. Una perspectiva del Derecho administrativo cívico y unas memorias personales“ propone, como destaca Gustavo Fiamma Olivares[1], invertir la ecuación: si es público, es mío; si es mío, lo defiendo. Y ahí emerge una pregunta incómoda: ¿por qué algo tan obvio suena “subversivo”?
Memética: el gen egoísta de las ideas
Richard Dawkins bautizó “meme” (del griego mimema, imitación) a la unidad cultural replicante en The Selfish Gene, de 1976. Un meme exitoso necesita tres atributos darwinianos: fidelidad de copia, fecundidad (se replica rápido) y longevidad (persiste en memoria cultural). Dawkins no imaginaba TikTok, pero describió su lógica: las ideas compiten por espacio neuronal limitado, y solo sobreviven las que hackean nuestra atención con precisión quirúrgica. Susan Blackmore, en su libro “The Meme Machine”, 1999, extendió la teoría a instituciones sociales.
El lema que Fiamma Olivares induce de la propuesta de Gambier —publica defendo, mea sunt— posee ventajas competitivas claras:
a) Inversión cognitiva: rompe el marco mental dominante (“lo público no me pertenece”) con economía verbal.
b) Carga emocional: activa el sentido de propiedad, emoción primaria más antigua que la agricultura. La psicología evolutiva estima el surgimiento del sentido de posesión en primates hace ~30 millones de años.
c) Accionabilidad: no es eslogan hueco; habilita conducta concreta (litigio de interés público).
Fitness evolutivo en el ecosistema argentino
Un meme prospera cuando el entorno cultural está preparado. Argentina 2025 presenta condiciones ideales: hartazgo institucional, alfabetización digital masiva, precedentes judiciales favorables (“Halabi”, “Mendoza”, “Kersich”), y —dato clave— colapso de intermediación partidaria. ¿Dónde encontrar a esos “buenos ciudadanos” que invoca Fiamma Olivares? En redes, no en comités barriales.
La fórmula latina (publica defendo, mea sunt) añade prestigio simbólico. Funciona como “habeas corpus” o “amicus curiae”: palabras muertas que resucitan cuando legitiman poder. Podremos ver remeras con esa frase en tribunales ante casos de interés público? Quién sabe. El Manual de Gambier opera entonces como libro sagrado laico: texto fundacional que autoriza la herejía de creer que un ciudadano común puede torcer decisiones estatales.
Estrategia de propagación: del paper a la plaza
Los memes jurídicos exitosos siguen rutas predecibles.
· Primero, captura académica: un puñado de papers en SSRN o Scielo legitiman la idea.
· Segundo, caso emblemático: una sentencia resonante convierte doctrina en noticia (el equivalente a volverse viral).
· Tercero, simplificación mediática: “Vecino gana juicio y cambia ley” es más memético que “Legitimación procesal ampliada en tutela colectiva”.
Pero la verdadera mutación viral requiere traducción: convertir “publica defendo” en meme visual. Imaginemos: foto de plaza abandonada + texto “Esto es mío / Lo defiendo” + hashtag #LoDefiendoEsMío. O video de 60 segundos: ciudadano filmando bache, leyendo art. 43 CN, presentando amparo, ganando.
O quizá mejor aún: “Nihil publici mihi alienum” (“Nada de lo público me es ajeno”)—mutación del Terencio clásico— que parasita 2.200 años de prestigio humanista con solo cambiar una palabra. La genialidad del truco: si Terencio pudo universalizar lo humano (“homo sum”), Gambier puede universalizar lo cívico (“civis sum”). El salto de “humano” a “público” no es caprichoso: es la actualización del humanismo clásico al derecho administrativo con foco en el administrado moderno. Terencio decía “nada humano me es ajeno” como acto de empatía; Gambier dice “nada público me es ajeno” como acto de legitimación procesal. Misma estructura, distinto vector: de espectador sensible a litigante activo.
El Manual de Gambier es el genoma; falta el fenotipo digital.
La paradoja (y el riesgo de banalización)
Aquí la ironía: el éxito memético puede matar la sustancia jurídica. Si “#LoDefiendoEsMío” explota en redes, ¿cuánto tarda en aparecer el merchandising, el político oportunista, la ONG con logo? (El ciclo de vida promedio de un meme jurídico antes de cooptación institucional: 18-24 meses, basado en casos como “Ni Una Menos” y “#MiércolesNegro”). La legitimación popular es necesaria, pero la popularidad trivializa. El desafío es mantener rigor técnico mientras el meme se replica: que cada ciudadano que diga “es mío” sepa qué artículo invocar, qué juez elegir, qué prueba aportar.
Gambier lo sabe. No escribió un panfleto sino un manual: instrucciones de uso, no un manifiesto romántico. La paradoja es que para masificar la idea, primero hay que domesticarla; pero domesticarla puede neutralizarla. ¿Solución? Que el meme mute sin perder ADN: “Lo público lo defiendo” admite variantes (ambiental, educativo, sanitario), pero “es mío” debe permanecer intacto. Es la cláusula pétrea del meme.
Coda: el último gen egoísta
En 2023, Argentina registró 47.000 amparos en justicia federal; solo 2.1% fueron colectivos. Gambier propone multiplicar ese 2.1% por cien. Si un meme jurídico alcanza masa crítica, crea nueva jurisprudencia; si crea nueva jurisprudencia, modifica conducta estatal; si modifica conducta estatal, altera equilibrio de poderes.
No es academicismo: es ingeniería institucional disfrazada de eslogan. El riesgo es que, como toda tecnología poderosa, termine sirviendo a quien mejor la empuñe. La verdad dura es que “lo público” será de quien lo defienda —y la batalla por definir qué significa “defenderlo” recién empieza.
El meme está suelto. Ahora falta ver si replica o muta hasta irreconocibilidad.
Dispositio final
Dato técnico: la legitimación procesal ampliada (art. 43 CN) existe desde 1994; llevó 31 años condensarse en fórmula memorable.
Anécdota: Dawkins odia que “meme” signifique “imagen graciosa en internet”, pero perdió el control semántico —exactamente lo que puede pasarle a publica defendo.
Paradoja: el principio más revolucionario del derecho administrativo argentino depende de que lo adopten precisamente quienes desconfían del derecho administrativo argentino.
Verdad dura: los memes no respetan a sus creadores; así como Genaro Carrió sostenía que no hay categorías verdaderas o falsas sino útiles o no útiles, los memes solo sobreviven si sirven.
Paradoja: La frase más humanista del mundo antiguo (homo sum) fue escrita por alguien -Terencio- a quien Roma no consideraba completamente humano (liberto). La frase más cívica del derecho moderno (Nihil publici mihi alienum) nace en un país donde la mitad de los ciudadanos cree que el Estado es de otros.
