Mínimo histórico de la inversión condiciona la recuperación post pandemia

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Por Pablo Besmedrisnik, Invenómica –  La tasa de inversión cayó a niveles records históricos durante el II-Trim 2020: 9,5% del PIB.
 El 2020 es la continuidad exacerbada de una caída en la tasa de inversión que comenzó en 2009.
 La recuperación argentina será débil en comparación con otros referentes internacionales. La baja tasa de inversión es una de las principales explicaciones.
 La inversión cayó por octavo trimestre consecutivo a un promedio del 20%.
 En términos de competitividad en 2019 la Argentina ocupaba el puesto 83 entre 140 países. Con contrastes fuertes: es la economía número 31 en habilidades de sus recursos humanos pero la anteúltimo en estabilidad macroeconómica (Congo fue el último).

La caída persistente y profunda del PIB argentino no es consecuencia exclusiva de la pandemia, sino que es también el resultado de un largo proceso de deterioro de la dinámica ahorro-inversión-crecimiento que adolece la Argentina.

Es cierto que la tasa de inversión cayó a niveles records históricos durante el segundo trimestre de 2020, tan sólo un 9,5% del ya muy deprimido PIB. Pero también hay que destacar que durante los 12 meses corridos, es decir incluyendo los tres trimestres previos a la pandemia, se verificó una tasa de inversión mínima en torno al 12% del PIB. El año 2020 no es ni más ni menos que la continuidad exacerbada de una caída en la tasa de inversión de la economía que comenzó en 2009.

Las tasas de inversión superiores al 20% y con la mira puesta en el 25% de tal forma de darle soporte real a un crecimiento económico sostenido ya son parte del pasado, y generar las condiciones para recuperar esos valores son una condición necesaria para generar un futuro próspero.

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La recuperación económica argentina post pico de la pandemia, aparecerá muy debilitada en comparación con otros referentes internacionales. Quizás se vaya a parecer menos a una recuperación y más a un mediocre rebote. Y la baja tasa de inversión actual y de los últimos años es una de las principales explicaciones.

Con la delicada situación macro, la Argentina no podrá aprovechar los altos niveles de liquidez mundial para emprender una recuperación más robusta. El financiamiento barato será una de las principales herramientas de política de las economías del mundo durante por lo menos el próximo año y, lamentablemente, estará fuera del alcance de la Argentina. Ni locales ni extranjeros ven, por lo menos por ahora, viable invertir en la Argentina.

A la realidad cambiaria y a los largos meses de deterioro de la economía en general, se le suman los daños fuertes que se aprecian en el entramado productivo: las empresas sufrieron el golpe de la caída de actividad y esto se reflejó en cierres e imposibilidad de crear nuevas empresas. Con menos empresas, se lesiona la capacidad de redesplegar la inversión con mayor velocidad.

La inversión en términos reales cayó por octavo trimestre consecutivo a una tasa anual promedio del 20%. Si bien el rubro que más cayó fue equipo de transporte (33% anual promedio durante los últimos ocho trimestres), quizás el más discutido por su impacto real sobre el aumento de la capacidad instalada, se verificaron caídas de profundidad relevante en maquinarias y equipos (derrumbe del 31% anual promedio) y la construcción (14% anual promedio).

Por efecto de la pandemia, las caídas interanuales durante los primeros 6 meses del 2020 fueron dramáticas incluso frente al 2019 (base de comparación baja), y condicionan con fuerza la dinámica de crecimiento en el futuro cercano.

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Un aspecto central que determina la capacidad de expansión de una economía es su competitividad. Y la competitividad de la Argentina no es en absoluto buena, pero tampoco de las peores. En el 2019 se ubicaba en el puesto 83 entre 140 países según el World Economic Forum. Sin embargo, buceando en los determinantes de este ranking se pueden encontrar gratas sorpresas como que es el país número 31 en habilidades de sus recursos humanos. Pero claro, es el anteúltimo país, el número 139 cuando se trata de estabilidad macroeconómica (Congo estuvo condenado al último lugar). Afortunadamente, en octubre próximo el World Economic Forum ofrecerá sus nuevos indicadores y la Argentina tendrá la oportunidad de mejorar sustantivamente en este ranking.

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