Negocio forestal: ¿Cómo queda tras el coronavirus?
En la actualidad, la Argentina cuenta con 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales. Las principales especies son pino, eucalipto y salicáceas y se encuentran ubicadas en la Mesopotamia y en el noreste de la provincia de Buenos Aires.
Estas plantaciones proveen materia prima al 95% de las industrias de base forestal del país, que incluyen alrededor de 2700 pymes que emplean en forma directa cerca de 100.000 personas: aserraderos, fábricas de tableros, celulosa, papel, cajones, pallets, postes para tendido eléctrico, viñas e invernáculos. La construcción de viviendas y la bioenergía son también algunos de los tantos destinos que abastece la madera.
La combinación de genética de avanzada y manejo forestal intensivo han colocado a la actividad entre las más prometedoras para el crecimiento del país, con una demanda interna que año a año requiere más productos de base forestal. La pregunta actual es: ¿Esta tendencia se verá amenazada por la crisis provocada por la pandemia?
La evolución del precio de los productos forestales depende de la demanda interna y de la exportación.
En función de las medidas anunciadas por el gobierno del presidente Alberto Fernández, particularmente en la mejora del acceso al crédito y la inversión en obra pública, en 2020 se vaticinaba una lenta recuperación de la construcción y, por lo tanto, de la demanda de maderas.
En el rubro de la construcción, el indicador de la actividad estimaba un leve crecimiento para enero de este año, que poco a poco iba a permitir que las industrias disminuyeran su capacidad ociosa y que impulsaran un aumento de precios de los productos forestales, aunque siempre por debajo de la inflación.
Pero luego apareció la pandemia y su efecto depresivo sobre la economía. En las próximas semanas, la evolución del relanzado programa Procrear será una variable fundamental para medir la actividad en el mercado interno luego de la recesión que naturalmente causará el aislamiento obligatorio.
Mientras tanto, también hay expectativa sobre la evolución de la exportación de productos forestales. En ese sentido, a comienzos de 2020, el mercado chino mostraba volúmenes de importación muy bajos y con precios en caída para la celulosa, los rollizos y la madera aserrada.
En la Argentina hay una carga prevista de rollizos de pino hacia ese mercado: en los próximos días un buque completará su carga con 20.000 toneladas. En los productos de mayor valor agregado se plantean interrogantes para la exportación a países tradicionales, como Estados Unidos y Canadá, así como para la apertura de nuevos mercados como India, Vietnam y Japón. La principal causa de interrupción de las compras podría ser el exceso de stock en los importadores, provocado por una esperada baja en las ventas.
No obstante, mirando hacia mediano plazo, es de esperar que China reactive su demanda y que poco a poco hagan lo mismo el resto de los países.
Qué pasará con las inversiones
La razón por la cual muchos inversores eligen al sector de plantaciones forestales es principalmente por el bajo riesgo. Las preguntas para hacerse hoy son: en medio de una crisis económica y sanitaria, ¿el sector será seleccionado por aquellos que buscan alejarse de otras actividades más peligrosas? ¿la caída generalizada de precios que muestra el gráfico será vista como una oportunidad para algunos que quieran entrar en el negocio?
Para las industrias de eucalipto y de pino se preveían inversiones destinadas a plantas nuevas, modernización de actuales y emprendimientos de bioenergía. Si durante este año se paraliza el flujo de capitales privados, es de suponer que prevalecerán más los públicos e internacionales ya asignados. En este caso, los aportes económicos están previstos para plantaciones nuevas beneficiadas por la ley de Promoción Forestal y para emprendimientos industriales relacionados con la energía renovable.
Durante 2019 se prorrogó por 10 años la Ley Nacional de Promoción Forestal 25080 que contempla beneficios económicos y fiscales para las plantaciones y las industrias forestales.
En los últimos tiempos, las variables que más afectaron la aplicación de los beneficios han sido los trámites ante el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, y la disponibilidad de fondos. Respecto del primer aspecto, los gobiernos continúan los esfuerzos por desburocratizar el Estado; en cuanto a la disponibilidad de fondos, el mecanismo que plantea el Seguro Verde (un compromiso voluntario que toman la industria aseguradora y el Gobierno de la Nación por el que cada póliza de auto, moto o camión adherida destinará el 1% a la plantación de árboles en la Argentina) sería la forma más conveniente para que la ley nacional pueda cumplirse en tiempo y forma.
Sin embargo, también existe cierta incertidumbre por la presión que la crisis económica y sanitaria puedan ejercer sobre el Estado y las empresas aportantes de esos fondos. Pero, en la vereda opuesta, como ha ocurrido en otras ocasionas, los gobernadores de las principales provincias forestales impulsarán fuertemente la continuidad de la ley, porque son conscientes de que estos fondos repercuten positivamente en las economías regionales: significan empleo y desarrollo para muchos.
El año 2020 quedará en la historia como de crisis económica y sanitaria. Pero, también, es probable que se recuerde como un año que obligó a la humanidad a adoptar una actitud proactiva y comunitaria. Llevándola al ámbito laboral, esa realidad deja como enseñanza que en todas las empresas hay variables que los empresarios manejan muy bien, y otras que no pueden manejar ni mitigar. Pero hay muchas que se encuentran en el medio y que se pueden apuntalar aprovechando la disponibilidad de conocimientos técnicos y comerciales.
De todas maneras, en el corto plazo, la reactivación de la actividad económica, de ocurrir, podría darse en un contexto muy distinto al de principios de año. En el mediano plazo, la Argentina cuenta con grandes ventajas naturales para seguir creciendo y desarrollándose, y el sector foresto industrial tiene características únicas para ser un protagonista dinámico en la recuperación económica del país.