Radiografía ¿Cuándo se recuperará el empleo en la Argentina?

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La pandemia de coronavirus cambió el mundo del trabajo y Argentina no estuvo exenta. El balance laboral estimado para 2020 es de 114 millones de empleos menos en el mundo y cerca un 9% menos de horas trabajadas. En nuestro país, la caída en los ocupados fue de 1,2 millones de personas, mientras que las decisiones administrativas vinculadas al aislamiento y los protocolos redujeron las horas trabajadas en más del doble del ritmo que en el resto del mundo, con una baja del 20% al tercer trimestre (vs 10,2% a nivel mundial mundo, según la OIT).

Además, en el año convivieron situaciones muy heterogéneas al interior de los sectores productivos primero por la evolución de los “permisos para funcionar” (por ejemplo, el transporte de mercancías vs el transporte interurbano de pasajeros o la construcción residencial vs las grandes obras) y después por su vinculación con la producción de bienes que se normalizó más rápido que los servicios.

Con datos que permiten comparar sólo el período 2016-2020 (por el apagón estadístico de 2007-2015), encontramos TRES FACTORES DE ALARMA:

  1. Los puestos de trabajo alcanzaron mínimos en 9 de 16 sectores productivos. Las excepciones fueron la administración pública y el sector agropecuarios que tocaron máximos. Además, el valor agregado por trabajador retrocedió al mínimo en 11 de los 16 sectores productivos
  1. La intensidad laboral, medida en horas por trabajador fue la más baja para 15 de 16 sectores. A modo de ejemplo, al tercer trimestre (último dato disponible) un trabajador promedio de la construcción trabajó un 40% menos horas que un año atrás y un 20% para un trabajador de la industria o del comercio. Parte de ello se explica por el aumento de las suspensiones: a noviembre un 14% de las empresas de más de 10 trabajadores formales tenía al menos un trabajador suspendido
  1. El valor agregado por hora trabajada alcanzó un máximo en la mayoría de los sectores, esto no se vincula a un aumento generalizado en la productividad sino a: (i) el impacto asimétrico sobre los menos calificados y sobre las tareas operativas y de soporte, siendo que las empresas prescindieron de las tareas de apoyo y el personal eventual; así como redujeron las operaciones en planta a los mínimos permitidos por los protocolos; (ii) el mayor efecto sobre unipersonales y PyMes dedicadas a ramas del comercio y los servicios con menor valor agregado, como por ejemplo las changas y la venta ambulante, entre otros. El resultado en términos agregados fue una baja más acelerada de los puestos informales (-17% i.a) e independientes (-12% i.a.) que de los formales (-4% i.a.), en los primeros nueve meses del año.

Sin dejar de lado estas generalidades podemos distinguir con algunos matices cuatro grupos de sectores: críticos, con ajuste de horas, con ajuste de empleo, y estables en base a la evolución relativa del empleo, la actividad y las horas trabajadas; para entender el arrastre que deja 2020 al mercado laboral en 2021. 

Entre los mercados laborales críticos se encuentran hoteles y restaurantes, servicios sociales, personales y comunitarios y el servicio doméstico, donde la caída en el empleo y las horas trabajadas ha sido la más fuerte. A pesar de ello, al tercer trimestre el valor agregado por hora trabajada no había logrado estabilizarse y para las dos primeras actividades se ubicaba en mínimos de los últimos cuatro años, anticipando mayores recortes en el futuro. En el extremo opuesto, los sectores estables fueron aquellos declarados esenciales y/o dependientes del sector público. Aquí, los ajustes de empleo y horas trabajadas fueron menores al promedio, al igual que la caída en la actividad económica.    

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En las dos categorías intermedias, distinguimos primeros a aquellos sectores que tuvieron una caída muy fuerte en la actividad económica y en el empleo, pero donde el ajuste en las horas trabajadas absorbió la mayor parte de la baja, en términos relativos. Aquí encontramos a la construcción, el transporte y la logística y la explotación de minas y canteras. En estos casos, la producción cayó a mayor ritmo que el empleo y el ajuste recayó en mayor parte en las horas trabajadas por impacto de protocolos y por una gran segmentación al interior de cada rama. Trabajando a niveles récord de valor por hora, la recomposición del empleo en estos sectores dependerá de los grados de libertad para aumentar la intensidad laboral. 

Otros sectores mostraron un ajuste de los puestos más en línea con la caída de la actividad económica además de una caída en las horas trabajadas. En este grupo se ubica el comercio, las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler y la industria manufacturera. En todos estos casos, el producto por trabajador alcanzó valores récord y la caída en el empleo mostró un efecto rezagado porque la caída del empleo en el tercer trimestre fue más acelerada a pesar del mejor desempeño de la actividad. En estos casos, sostener la recuperación hacia 2021 será la clave para generar más empleo.

% ocupados(2019)SectoresDescripciónTendencia
Débiles18%Hoteles y restaurantes, servicios personales y sociales, servicio doméstico y pescaMínimo de empleo, actividad económica, producto por trabajador y producto por hora trabajada.
Ajuste de puestos35%Comercio, industria, servicios empresariales y de alquilerAjuste del empleo en línea con la actividad económica. Producto por trabajador estable y aumento del producto por hora trabajada
Ajuste de horas15%Construcción, transporte y minas y canterasAjuste de las horas como “colchón” de la caída del producto en el empleo. Mínimo de VAB por trabajador pero máximo de VAB por hora trabajada.
Estables32%Adm pública, educación, salud, servicios públicos, intermediación financiera y agropecuarioLimitado impacto relativo en la actividad económica. Limitada disrupción de horas trabajadas.

Con este panorama al tercer trimestre y mientras se alarga la pandemia, se adoptan estrategias poco efectivas para la vacunación y se aleja la normalización, la pregunta es cómo se desenvolverá el empleo en 2021 y el mayor riesgo es un rebote sin empleo

Haciendo un rápido escenario de números, si se normalizan completamente las horas trabajadas para todos los sectores, entonces el PBI podría aumentar un 5,3% sin crear un solo puesto de trabajo. Incluso, en un escenario de normalización parcial el piso de crecimiento es del 3,6%. 

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Crecimiento del PBI (VAB)Crecimiento del empleoHoras trabajadas
5,3% (4,6%)0%Normalización (2016-2020)
3,6% (2,9%)0%Parcial normalización (2018-2020)
5,9% (5,2%)1,6%Normalización (2016-2020)
5,9% (5,2%)3,3% Parcial normalización (2018-2020)

Si tenemos en cuenta que, en nuestro escenario base, la economía crece al 5,9% i.a. en 2021 entonces se requeriría un aumento de entre el 1,6% y el 3,3% de los puestos de trabajo, lo que en promedio significan menos de 500 mil puestos nuevos: 

  • La construcción podría explicar entre la mitad y más de ¾ de la creación neta de empleo. En la otra vereda, el comercio y la intermediación financiera muestran un panorama neutro mientras que, en los servicios sociales, de minas y canteras, y de hoteles y restaurantes la recuperación no sería suficiente para impedir un ajuste mayor de los puestos de trabajo. 
  • En el caso de la industria, las perspectivas son de un ligero crecimiento impulsadas por el peso de alimentos y bebidas y de químicos sobre el empleo industrial. No obstante, las alertas en la debilidad de generación de empleo aparecen en textiles y confecciones, productos del metal y aparatos eléctricos. También, en las agencias temporales de empleo, en general puerta de ingreso para jóvenes al mercado laboral. La recuperación más rápida de los “bienes brecha” contribuiría a moderar las bajas en el sector automotriz, de metales y de minerales no metálicos.

El desafío de la recuperación del empleo no es sólo la velocidad sino también su calidad. Los asalariados formales han perdido cerca de un punto de participación en el total del empleo desde 2012. En la pandemia, la doble indemnización, los límites a las suspensiones y la prohibición de despedir pueden haber contribuido a limitar las desvinculaciones en el empleo formal, pero a la vez desmotivaron las incorporaciones y los refuerzos del personal que rota normalmente, con efectos negativos en el mediano plazo. La paulatina extinción del ATP y su conversión al REPRO II también presionan sobre las empresas, sincerando los costos de la menor intensidad horaria, a lo que se suma el descongelamiento salarial, requerido en medio de altos registros de inflación. El cierre del 2020 muestra algunas señales de normalización de los procesos de desvinculación y vinculación entre los formales, aunque lejanos al nivel de rotación previos a la pandemia. Las formas más flexibles de trabajo, a tiempo parcial, con contratos por tiempo determinado o tercerizados, continuarán tomando relevancia en el mundo del trabajo, sin que nuestro país cuente con un marco moderno que encauce este tipo de relaciones laborales

Conclusiones

La normalización productiva de 2021 traerá algunos impactos positivos sobre el empleo, aunque los mismos serán insuficientes para una recuperación plena

Sus motores, como la construcción y los proveedores de “bienes brecha”, contribuirán en mayor medida a la generación de puestos de trabajo; mientras que en el comercio la movilidad de las personas permitirá algún tipo de normalización, con alertas ante la menor intensidad laboral del comercio remoto. 

En segundo lugar, la normalización en los servicios de cuidado y en el traslado de personas traerían aparejado un aumento en la demanda de empleo, sincerando mayores tasas de desempleo. 

Tercero, las nuevas formas de trabajo como el trabajo remoto, el e-commerce y la automatización de tareas implican que las brechas laborales continuarán acrecentándose a favor de los calificados frente a los no calificados. 

Finalmente, el empleo formal de calidad probablemente sea el último en reaccionar, con mayores costos, menores rotaciones y un marco de incertidumbre que se mantendrá al menos hasta el cierre del ciclo electoral.

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