Siri Husvedt: “Me siento obligada a hacer lo posible para evitar la reelección de Trump”

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Por estos días, la escritora Siri Hustvedt le dedica muchas de esas horas en las que se encierra en su estudio a “Escritores contra Trump”, un movimiento de autores y autoras convocador en contra del “régimen racista, destructivo, incompetente, corrupto y fascista” del presidente estadounidense en busca “dar nuestro lenguaje, pensamiento y tiempo a su derrota en noviembre”.

-Télam: Dijo varias veces que la próxima elección presidencial en los Estados Unidos será decisiva y forma parte de un grupo de intelectuales que fundó “Writers against Trump” desde donde militan contra su reelección. Siempre estuvo interesada en la política de su país y el entramado internacional ¿Pero por qué decidió pasar ahora a la acción?

-Siri Husvedt: Los escritores somos ciudadanos y nos movilizamos. Tenemos claro algo que muchos otros no ven: manejamos una comprensión profunda de que las palabras importan. Las palabras siempre han cambiado el curso de las cosas en nuestra historia y ahora las necesitamos más que nunca. Es importante pelear contra Trump y la destrucción de nuestra república. Sabemos cómo enfrentarlo y pelear en contra del racismo, la misoginia y la xenofobia. Esta semana participé de un seminario online sobre Pensilvania, que es uno de los estados indecisos. Ya había marchado pero fue un desafío organizar un seminario con activistas. Estoy trabajando mucho para saber cómo cuidar los votos y conseguir otros. Y se convirtió en algo muy importante para mí. Más allá del resultado de la elección, no quiero mirar atrás y sentir que no hice nada, o que estaba en otra cosa. No voy a cambiar sola el curso de la historia, pero me siento obligada a hacer todo lo que pueda para evitar la reelección de Trump.

-T: Muchos Gobiernos y dirigentes políticos enfrentan la pandemia con una retórica de guerra y usan expresiones como “batalla”, “el virus enemigo” o “ganar la pelea”. ¿Qué piensa de ese uso del lenguaje?

-S.H.: Las metáforas tienen un pecado: a veces no son exactas. Y es exactamente lo que pasa con las metáforas de la política, son inadecuadas. Aun a la distancia, en una guerra la gente puede identificar cuáles son los lugares que se bombardean. Pero los virus son microscópicos, entidades que entran a nuestros genomas y los invaden. Pelear una guerra contra nuestras propias células me suena un poco bizarro. En Estados Unidos, y sé que esto se traslada, somos particularmente adeptos a las metáforas de la guerra: hay guerra contra la pobreza, el cáncer y las drogas. Y la realidad es que es tan inexacto, que no tiene ninguna utilidad real.

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“Muchos hombres sienten que si leen un libro escrito por una mujer, se someten”

Durante muchos años, las reseñas de los libros de Siri Hustved incluían una línea: “Se trata de la esposa de Paul Auster”. En nombre del feminismo, al que considera una de las formas del humanismo, ella siempre se desmarcó de esa aclaración.

A pesar de ser reconocida y galardonada con premios en todo el mundo, nunca cayó en la tentación del “síndrome de la abeja reina”, aquellas mujeres que llegan posiciones de poder o alta exposición y creen que su caso, en vez de ser una excepción, es la regla. Con los años y la experiencia, le sumó ironía y risas al asunto y ahora es ella quien incorpora a su esposo, su primer lector, a las entrevistas. Comparten una larga conversación alrededor de la literatura que lleva cuarenta años.

– Télam: Usted se declaró feminista mucho antes de que se convirtiera en el gran fenómeno social de la época. ¿En qué espacio del feminismo se siente más cómoda?

-Siri Husvedt: ¡Eso es porque soy vieja! Llevo décadas leyendo y aprendiendo sobre feminismo, pero mi enfoque plural hace difícil decir que estoy más cerca del feminismo de la igualdad, o del francés o de otro. Las mujeres tenemos la capacidad biológica de la reproducción y mi interés por la biología me ha llevado a repensar el feminismo desde ahí. Siento que gran parte de la discusión que se da alrededor de eso tiene muchos malos entendidos. La biología no es algo fijo y, por lo tanto, lo biológico en la mujer no tiene por qué ser interpretado como algo estático. John Dupré, un filósofo de la ciencia que me gusta mucho, dice “los organismos no somos cosas, los procesos, sí”. Me parece interesante porque va en contra del esencialismo que a veces se le adjudica a la biología.

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-T: ¿Por qué cree que muchos hombres no quieren leer el trabajo de las mujeres?

-S.H.: Me llevó muchos años entenderlo y creo que gran parte del fenómeno se da de manera inconsciente. Muchos hombres sienten que si leen un libro escrito por una mujer, se someten a esa voz femenina y que eso es humillante. Es sorprendente porque yo también he escrito libros desde la perspectiva de un hombre, pero parecería no ser suficiente porque está la sospecha de que detrás de ese texto hay una mujer.

-T: Cierta imposibilidad en creerle en la figura del narrador.

-S.H.: Claro, porque en general es problemática la concepción de la ficción. Algunos creen que la imaginación es una cosa femenina y, ante eso ya no me enojo, me río. Está probado que la literatura es un antídoto contra la simplificación y la repetición del uso del lenguaje bobo y sin sentido que nos rodea todos los días. Es importante pensar toda nuestra vida por fuera de esa caja prefabricada.

-T: En su última novela, “Memorias del futuro”, la protagonista es víctima de un abuso durante su juventud y la publicación del libro coincidió temporalmente con el surgimiento del Mee Too. Patty, uno de los personajes, dice: “El mundo ama a los hombres poderosos y odia a las mujeres poderosas”. Son temas que usted trató en muchos ensayos. ¿Cómo busca abordarlos desde la literatura?

-S.H.: Puse en boca de Patty algo que creo que se da en la realidad. Mucha gente subscribe a ese punto de vista de jerarquización de la sociedad: los hombres están arriba y las mujeres abajo; eso se reproduce con las jerarquías raciales y con las de clase. Es fácil sentir que es natural porque es el pensamiento establecido. Siempre pareciera haber un argumento disponible para explicar por qué las mujeres no pueden ejercer la autoridad. Y desde la literatura, me interesa indagar y echar luz a eso que aparece tan fijado.


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