Tercer informe sobre el impacto del aislamiento social en el país, elaborado por la Fundación Bunge y Born

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La tercera entrega del Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS) se realizó entre el 17 de junio y el 1 de julio. El objetivo del estudio en su conjunto, desarrollado por la Fundación Bunge y Born, es entender la evaluación de riesgo que los ciudadanos hacen respecto a la probabilidad de contagiarse de COVID-19 y a la necesidad de mantener la cuarentena.

Se trata de un relevamiento de opinión pública elaborado, en forma contínua y en etapas, mediante encuestas completas a teléfonos celulares, realizadas a personas mayores de 15 años, en todo el territorio nacional, entre el 23 de abril y el 1 de julio de 2020. La primera etapa comprendió 4.857 casos; la segunda 5.023 y la tercera (informe actual) 2.787 casos.

Los datos informan las variaciones o las constantes en el tiempo, para lograr insumos útiles para campañas de información y toma de decisiones, de acuerdo al contexto socioeconómico, grado de vulnerabilidad frente a la enfermedad y percepción del riesgo de los ciudadanos.

El primer informe del estudio fue presentado a principios de junio por el Director Ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, Gerardo della Paolera; la coordinadora Senior de proyectos, Brenda Walter; el analista Senior de proyectos, Julio Ichazo; el especialista en Estadística matemática y profesor en Metodología de Análisis en Opinión Pública (UBA), Tomás Olego; y el Doctor en Economía, Guillermo Bozzoli; ambos fellows de la Fundación Bunge y Born, y equipo.

Resultados sobre hábitos y riesgos

Cerca del 54% de los encuestados no cree probable enfermarse de coronavirus, y se registra una mayor creencia al contagio en los encuestados sin hábitos saludables. Con respecto a abril, se observa un aumento en la creencia de contagiarse y también un crecimiento en la respuesta NS/NC, a costa de una disminución en la probabilidad de no contagio. Esta creencia es mayor en PBA interior y en GBA. En Córdoba, por el contrario, aumenta la creencia de no contagio.

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En cuanto a la necesidad de salir a trabajar, se observa un aumento a lo largo del tiempo, especialmente en aquellos con nivel educativo primario y secundario, y entre los menores de 60 años, en aquellos sin enfermedades previas y sin hábitos saludables. Esta variación es aún más pronunciada en el interior de la provincia de Buenos Aires. 

La ciudad de Buenos Aires, a su vez, se diferencia del resto del país, ya que en un primer momento aumenta el porcentaje de población que “se siente identificada” con la necesidad de salir a trabajar, pero luego comienza a disminuir a costa de un aumento del “no me siento identificado”.

Sin variaciones a través del tiempo, es decir, manteniéndose estable, el lavado de manos se muestra como un hábito con alta incorporación por parte de la mayoría de los entrevistados, con mayor adhesión en aquellos con hábitos saludables.

Continúa la aceptación mayoritaria (91%) sobre la razón de ser de la cuarentena y/o aislamiento social: “cuidarme”, “cuidar a las personas que quiero” o “cuidar la salud de los ciudadanos”. A nivel temporal, hay un cambio a partir del 15 de mayo, donde se incrementa la percepción del aislamiento como una medida “autoritaria e innecesaria” (pasó de 5.4% a 9.7%), y disminuyen las posiciones más altruistas. Luego, a partir del 15 de junio se observa una estabilización en la percepción sobre la razón de ser de la cuarentena y/o el aislamiento, y sólo un 8.7% sostiene que es innecesaria.

Al igual que en mediciones anteriores, 8 de cada 10 entrevistados encuentran algún tipo de riesgo en salir de sus hogares, aunque se observan diferenciaciones regionales respecto a la evolución de la percepción del riesgo. En CABA y GBA, por ejemplo, se tienden a polarizar las percepciones (“muy riesgoso” vs. “nada riesgoso”), mientras que en el interior de PBA es marcado el crecimiento de las posturas moderadas respecto a la percepción del riesgo. 

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Otra tendencia que se mantiene estable es acerca de la posibilidad de cumplir con las normas de aislamiento y/o distanciamiento social. Casi 8 de cada 10 entrevistados cree que podrá, aunque se observa que continúa una leve disminución en el “sí” a costa de un aumento en el “NS/NC”.

Lo notorio es que 6 de cada 10, consideran probable cumplir con las normas de aislamiento pero a la vez presentan motivos para salir de sus hogares, es decir, muestran una contradicción entre su voluntad de cumplir y las necesidades concretas de salir del hogar. En un análisis pormenorizado se observa que existe un aumento de esta disonancia desde el inicio de la cuarentena, pero hay un descenso en los últimos quince días. 

El 55% de los encuestados no se sienten identificados con la necesidad de salir de casa para pasear, distraerse y/o hacer ejercicio mientras que un 37% sí se sienten identificados. A nivel temporal, se observa que a partir de mediados de junio hubo una disminución en esta necesidad.

Salir de la casa para distraerse, pasear o hacer ejercicio puede ser pensada como una variable indicadora (proxy) de necesidad psicológica. Al cruzarla con los distintos niveles educativos, se observa una disminución estadísticamente significativa de la necesidad de salir en todos los niveles, y que la necesidad de salir se manifiesta más fuerte en los extremos del nivel educativo.

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