Mes: abril 2018

Columna de Axel Kiciloff: “El stock de Lebacs equivale a u$s60.000 millones y es una trampa, si bajan la tasa, la plata se va al dólar”

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A continuación repasamos una columna del ex ministro de Economia, Axel Kiciloff, en la cual analiza la corrida cambiaria y los efectos de la enorma masa de Lebacs que condicionan al Banco Central para bajar las tasas de interés (si bajan las tasas, el dinero se va al dólar, presionando la cotización de la divisa y obligando a la entidad monetaria a intervenir para evitar subas bruscas).

Esta última semana, el Banco Central (BCRA) vendió más de 4300 millones de dólares y convalidó una suba de la tasa de interés de las Lebacs de casi cinco puntos, lo que beneficia por doble vía a la denominada “bicicleta financiera” que, como siempre, atenta contra la producción y el empleo nacionales. La venta de reservas por parte del BCRA, desde comienzos de marzo, supera ya los 6700 millones de dólares, una suma que equivale al 75% de los dólares que le compró al Tesoro desde comienzo de año, cuando Caputo colocó 9 mil millones de dólares en bonos a 5, 10 y 30 años. Habitualmente, los gobiernos reaccionan ante una corrida cambiaria o bien devaluando, o bien vendiendo reservas, o bien subiendo la tasa de interés. Lo llamativo es que este gobierno hizo todo eso junto: por eso lo acusan de errático e inconsistente, y se ventilan las internas entre los funcionarios.

¿Qué inició la corrida que desembocó en la venta de dólares diaria más grande de los últimos 15 años? Varios analistas señalan que la presión devaluatoria se explica por la entrada en vigencia de un impuesto sobre el rendimiento financiero de las Lebacs a extranjeros, introducido por el mismo Gobierno en su reforma tributaria, que llevó a los fondos de inversión a vender sus Lebacs para “dolarizar carteras”, y evitar así el pago del nuevo tributo. Corrida autoinflingida. Se estima que los tenedores extranjeros tenían en su poder Lebacs por 5 mil millones de dólares.

A esto se agrega la reciente suba de la tasa en Estados Unidos, que después de años de ubicarse cerca de cero tocó ahora el tres por ciento. Este incremento estaría motorizando un proceso de “flight to quality” (‘vuelo hacia la calidad’) que genera salida de capitales desde las plazas periféricas hacia los centros financieros, forzando devaluaciones a lo largo y ancho de todo el planeta.

Los dos escenarios son culpa del Gobierno. Si los fondos extranjeros vendieron sus Lebacs, compraron dólares y los fugaron para no pagar impuestos, entonces el BCRA no hizo otra cosa que garantizarles rentabilidad a esos especuladores internacionales. Para colmo, vendió dólares baratos y luego devaluó. Si primero hubiera devaluado, las ganancias por intereses de las Lebacs habrían sido menores, medidas en dólares. ¿Quién se benefició? ¿Cuánto perdió el Estado? Aún no lo sabemos.

Pero la bola de nieve que armó el Gobierno con las Lebacs no se agota en los tenedores extranjeros, ni mucho menos. El stock en circulación de Lebacs equivale a unos sesenta mil millones de dólares, un monto superior a las reservas del BCRA, y está mayormente en manos de locales: bancos, aseguradoras, fondos comunes de inversión, otros actores institucionales y tenedores minoritarios. Lógicamente, también buena parte de estos otros inversores, ante un riesgo de devaluación, buscarán pasarse a dólar, para maximizar sus ganancias. De modo que, en caso de haber tenido lugar ese desarme y dolarización de carteras por parte de inversores extranjeros, la presión será superior, ya que los inversores locales también buscan dolarizar sus inversiones.

Por tanto, el Gobierno se metió en un callejón sin salida. ¿De qué manera podría desactivar la corrida el BCRA? Subiendo la tasa de interés, para que la inversión en Lebacs resulte más atractiva que la compra de dólares. Pero así no haría otra cosa que alimentar aún más la bicicleta financiera. Y esto fue lo que finalmente terminó haciendo cuando, el día viernes, convalidó una tasa de Lebacs superior al 30 por ciento. Sintetizando: más bicicleta con ganancias elevadas y libre disponibilidad de dólares para que fuguen los inversores extranjeros, y más ganancias por la suba de tasas para los que se queden. En definitiva, se ha manifestado esta semana uno de los mayores riesgos que enfrenta nuestra economía como resultado de la política económica de Cambiemos. Ni bien asumió, Mauricio Macri devaluó, eliminó impuestos a los ricos y ajustó el gasto, lo que dio lugar a una fuerte recesión que hizo crecer el déficit fiscal. Al mismo tiempo, desreguló las finanzas, permitió la fuga indiscriminada y abrió las importaciones. También colocó la tasa de interés interna muy por arriba de la inflación y dolarizó las tarifas, las puso a precio internacional. La necesidad insaciable de dólares que supone este esquema es lo que va cubriendo con deuda externa.

El stock de Lebacs, es decir, de deuda pública que asegura superganancias, crece también de manera constante y alimenta así la bola de nieve, ya que las tensiones cambiarias se acumulan y la tasa que debe pagar el BCRA a los tenedores de las Lebacs es cada vez más alta para contener el dólar. Como todo el mundo sabe, las tasas altas atentan contra la producción y el empleo nacionales, ya que desincentivan tanto el consumo como el crédito para las empresas y las inversiones productivas. No hay negocio que rinda más que poner la plata en Lebacs y quedarse sentado enriqueciéndose.

Así, el Gobierno queda preso de su propia trampa de valorización financiera: si baja la tasa de interés para incentivar el consumo y las inversiones productivas, los capitales se van al dólar y empujan la devaluación. Pero si el dólar sube, por más que el Gobierno lo niegue, la inflación se dispara con una economía cada vez más dolarizada, lo que genera recesión y apreciación cambiaria, lo cual finalmente acaba por perjudicar a los sectores exportadores y alimenta nuevamente la presión devaluatoria.

De modo que, en definitiva, como resultado de su propio programa económico, el Gobierno se convirtió en un rehén de los especuladores financieros que juegan a la timba de la bicicleta, con una lógica completamente desvinculada de las inversiones productivas. A tal punto que, desde comienzos de marzo, el BCRA lleva vendidos casi 6.800 millones de dólares (que son en rigor deuda externa), y así y todo tuvo que convalidar una suba de tasas por encima del 30% tras permitir una devaluación. Esto es un completo fracaso: si el Gobierno interviene vendiendo dólares, es para no devaluar y no subir la tasa. Pero tuvo que hacer todo a la vez.

Peor aún es el escenario si nos enfocamos en las cuestiones estructurales que derivan del proyecto neoliberal de Macri: déficit de cuenta corriente superior al 5% del producto, salario real menor que en 2015, industria manufacturera en franco declive y un mercado de trabajo con mayor precarización laboral y una tasa más alta de desocupación. Si el Gobierno sigue internándose en este oscuro túnel, el futuro luce cada vez más complicado para los sectores populares, para los sectores medios, para los pequeños productores rurales y para las pymes que producen para el mercado interno.

Los tarifazos no dan tregua en materia inflacionaria, empujan los salarios a la baja y el Banco Central parece no poder controlar el dólar, ni bajar la tasa de interés para abaratar el costo del crédito. Por su parte, el mundo se vuelve más inestable e incierto. Todas las economías tienden a proteger su industria y su trabajo, y a regular al sector financiero. Pero Macri va a contramano. Lleva a la Argentina por el camino de la apertura y la desregulación, la hace cada vez más vulnerable a los vaivenes de la turbulenta economía mundial. Exactamente lo contrario de lo que recomiendan el sentido común, la teoría y la historia.

Axel Kicillof es economista y diputado nacional (FpV). Fue ministro de Economía de la Nación.

Cristian Girard es economista. Fue presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV).

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Columna de Macri hoy: “Durante años nos hicieron creer que el gas y la electricidad eran gratis”

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A continuación, reproducimos la columna publicada por el presidente Mauricio Macri hoy en el diario El Litoral.
“Este lunes estuve en Vaca Muerta, una de las formaciones de gas más importantes del mundo, para darles una noticia muy importante: después de muchos años de producción decreciente de gas en nuestro país, logramos revertir la tendencia y la producción de gas volvió a crecer.
En el primer trimestre de este año, gracias a Vaca Muerta, produjimos más de 3% más de gas que hace un año. Desde 2011 que no teníamos una producción tan alta y en abril los niveles de producción van a ser superiores.
Estamos avanzando juntos en algo tan importante como la generación de energía, pero falta mucho por hacer. Hoy, con todo lo que estamos haciendo, todavía no nos alcanza para cubrir toda la demanda, que es muy alta.

Durante años nos hicieron creer que el gas y la electricidad eran gratis, que los subsidios eran un regalo, que el derroche no tenía costo. El subsidio a la energía era tan imprudente que, por ejemplo, un hogar humilde pagaba lo mismo que un departamento que consumía dos, tres, cuatro veces más. Incoherencias como ésta hicieron que se haya llegado al extremo de calefaccionar veredas con lozas radiantes en algunas ciudades del sur del país, mientras había otras como Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires donde miles de personas sufrían los cortes de luz durante días. El sistema era irresponsable, cortoplacista, y nos llevó al límite.
Más allá de las obras que estamos haciendo para ampliar el acceso al gas a más familias, o medidas como la Tarifa Social que destina los subsidios a quienes realmente lo necesitan; más allá de las inversiones que las empresas distribuidoras están haciendo para avanzar en obras que estaban pendientes hace mucho tiempo, y más allá del pedido personal que hice a gobernadores e intendentes de todo el país para que eliminen los impuestos que cobran sobre los servicios públicos, una ayuda que aliviaría la carga de los usuarios, comercios y PyMEs, la única manera de lograr un cambio profundo y verdadero es que todos los argentinos aprendamos a consumir menos. Cuidando el consumo de gas y electricidad, vamos a cuidar la factura.
Cada luz que apagamos, cada canilla y cada hornalla que cerramos, cada termotanque que regulamos para no tener que enfriar el agua caliente, cada vez que en lugar de calefaccionar, nos abrigamos. Todas esas pequeñas medidas suman para cuidar la energía y pagar menos. Esos hábitos son también parte del cambio cultural que estamos logrando, una transformación auténtica y duradera que se logra de a poco, poniendo un pie delante del otro.
Sé que para muchos es muy difícil enfrentar una actualización de tarifas. Sé lo que pesa en el bolsillo. Y quiero decirles, una vez más, que, si hubiera habido una alternativa para evitarla, hubiese sido el primero en ponerla en marcha. Una y otra vez nos dedicamos a buscar otros caminos, a pensar soluciones posibles para salir de la crisis energética que trababa a nuestro país hace años, y éste es el único camino.
Estoy acá para trabajar por y para cada argentino, para que podamos vivir mejor, día a día, juntos. Y vivir mejor significa poder contar con energía, para nosotros, para nuestras casas, y para que las fábricas y los comercios puedan funcionar. Porque la energía es, junto a su gente, lo que pone a un país en movimiento. La necesitamos para crecer, y depende de cada uno de nosotros.
Cuidar nuestra energía es una prioridad. Cambiemos hábitos, generemos conciencia, cuidémonos entre todos. Logremos juntos que cada vez más argentinos tengan la energía que necesitan para hacer realidad sus proyectos. Sé que vamos a lograrlo. Sé que un día, sin darnos cuenta, nos va a parecer natural cada una de nuestras costumbres para ahorrar energía.

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Según la UCA, creció la pobreza estructural entre los chicos

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Más de seis de cada diez chicos son estructuralmente pobres en la Argentina. Esto quiere decir que actualmente hay 7.930.000 niños de hasta 17 años en esa situación en todo el país, según datos de la Universidad Católica Argentina (UCA).
 
Sin embargo, lo más preocupante es la tendencia: en 2017 la cantidad de chicos estructuralmente pobres creció dos puntos, a 62,5%, con relación a lo que sucedía un año atrás, cuando esa cifra era de 60,5% (7.680.000 jóvenes).
Esta radiografía surge del denominado índice multidimensional (que mide la pobreza por dimensiones o derechos, y no por ingresos) que elabora el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, que coordinan Agustín Salvia, y en el caso de los más chicos, la especialista Ianina Tuñón.

El aumento de dos puntos pudo medirse gracias al uso de la antigua metodología del Observatorio, según publica el diario La Nación. Con la nueva, desarrollada en 2017 -que no tiene índice con el cual comparar-, la pobreza estructural entre los más chicos llega al 65%, o sea, a 8.250.000 jóvenes. Ese porcentaje incluye a jóvenes que tienen por lo menos una privación en las dimensiones medidas.
El índice multidimensional de la UCA calcula la pobreza sobre la base de diferentes dimensiones o indicadores en un doble umbral de privaciones (total o severa).
Allí se tienen en cuenta la alimentación (si los chicos pasaron o no hambre), el saneamiento (acceso a agua corriente o inodoro), vivienda (los tipos de materiales con los que está hecha), salud (si visitan a un médico o si son o no vacunados), información (si tienen acceso a libros, teléfonos o Internet), y educación y estimulación (si asisten a clase, tuvieron estimulación temprana, entre otras cosas).

Según la foto de la UCA con la metodología nueva, un 5,9% de los jóvenes estuvieron en 2017 privados en cuatro o más dimensiones; 12%, en tres dimensiones; 18,4%, en dos dimensiones, y 28,7%, en una dimensión.
Con la metodología comparable, aquellos con cuatro o más privaciones mostraron una mejora entre 2016 y 2017 (pasaron de 5,8% a 4,1%). Los otros tres estratos empeoraron entre un punto, y un punto y medio, según el cálculo académico de la universidad ligada a la Iglesia.
“La pobreza medida por dimensiones no está asociada directamente con la política de transferencias de ingresos”, explicó Tuñón. “Y el Gobierno tiene una mirada focalizada solo en bajar la pobreza por ingresos”, planteó la especialista del Observatorio de la Deuda Social Argentina.
En cuanto a la dimensión focalizada en el derecho a la alimentación, la UCA estimó que en 2017 uno de cada diez chicos reside en un hogar “vulnerable en términos de acceso a los alimentos”.
La universidad calculó que desde 2015 se registra una tendencia escalonada en ascenso. “Esta vulnerabilidad trepa al 18% en la infancia pobre en términos monetarios, 14% en la población que recibe asistencia económica del Estado y 14% en el conurbano bonaerense”, afirmó el estudio.
Y después, agregó: “Cabe destacar que el ascenso en la incidencia se detuvo en el último período interanual entre los beneficiarios de transferencias por ingresos, lo cual indica la importancia de su existencia y los límites de la misma para erradicar el problema”.
En los datos comparables, el déficit de alimentación entre 2016 y 2017 mostró un alza de 8,7% a 9,6%
En saneamiento, en tanto, pasó de 22,8% a 20,8%; vivienda (25,2% a 25,3%); salud (de 22,7% a 23,1%), información (de 15,8% a 16,7%); estimulación y educación (de 19,3% a 18,2%).
“Se estima que el 24,7% de la infancia carece de acceso a agua de red y/o inodoro con descarga en el interior de su vivienda (7% carece tanto de agua como de inodoro)”, afirmó el documento de la UCA en uno de sus puntos.
“Si bien entre 2010 y 2014 se registra un descenso en el déficit, a partir de aquel momento el déficit es sostenido con leves incrementos a nivel total y sin cambios en el nivel de la privación más grave. El déficit en el espacio de saneamiento es una problemática central del conurbano bonaerense (40% en 2017)”, estimó la universidad en una de sus conclusiones sectoriales.

Más datos relevantes

Otros datos que fueron desarrollados y que llamaron la atención del informe académico fueron que el 30% de los niños y adolescentes tenían en 2017 viviendas precarias de acuerdo con sus materiales de construcción. O que el déficit en el ejercicio de salud afectaba a un 23% de chicos y que un 19% registraron privaciones en el espacio de la educación. Además, que casi un 19,5% de los niños tiene problemas para acceder a tecnologías de la información.
Más allá de las mediciones multidimensionales, la UCA también publicó su indicador por ingresos.En ese sentido, la pobreza por ingresos entre los chicos de 0 a 17 años cayó de 47,5% a 42,5%, una tendencia que también registró el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (Indec).
El dato por ingresos no comparable de la UCA (elaborado bajo una nueva metodología) estimó en 2017 un 48,1% de chicos pobres.
Para el Indec, en tanto, el dato de pobreza en niños es menor: fue de 39,7%, pero para un universo entre los 0 y los 14 años.
 

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Closs impulsa proyecto para proteger a víctimas de incidentes de tránsito y aumentar el costo de los culpables

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El senador Maurice Closs presentó un proyecto para proteger a las víctimas de incidentes de tránsito y al mismo tiempo endurecer las sanciones por irresponsabilidad de los conductores desde el lugar que más duele: el bolsillo.

El representante misionero pretende modificar la ley de protección de terceros damnificados en el contrato de seguro para obligar al conductor irresponsable a hacerse cargo de las consecuencias de sus actos.

 

 

 

De este modo, con el cambio en el artículo 70 de la norma, “el asegurador quedará liberado si el tomador o el beneficiario provoca el siniestro dolosamente o por culpa grave”.

 

 

 

Quedan excluidos los actos realizados para precaver el siniestro o atenuar sus consecuencias, o por un deber de humanidad generalmente aceptado y el caso de responsabilidad civil frente a terceros.

 

 

 

Asimismo, se propone que “los derechos que correspondan al asegurado contra un tercero, en razón del siniestro, se transfieren al asegurador hasta el monto de la indemnización abonada. (Pero) El asegurado es responsable de todo acto que perjudique este derecho del asegurador”.

 

 

 

En los casos de seguros de responsabilidad civil, los derechos que correspondan al tercero damnificado, sus sucesores y/o derecho habientes contra el asegurado en razón del siniestro, se transfieren al asegurador hasta el monto de la indemnización abonada por el mismo a aquel/llos.

 

 

 

Sin embargo, advierte Closs, “el asegurador no tiene derecho a ser indemnizado cuando provoque dolosamente o por culpa grave el hecho del que nace su responsabilidad”.

 

 

 

En esos casos, el asegurador deberá indemnizar al tercero dañado y/o sus sucesores o derecho habientes, teniendo la posibilidad de repetir contra el asegurado, exclusivamente cuando éste haya provocado el siniestro dolosamente o por culpa grave, en la medida y hasta el monto de la indemnización otorgada.

 

 

 

 

Closs argumenta que actualmente “la obligatoriedad del seguro de responsabilidad civil para los automotores y motovehículos no alcanza a cubrir, o al menos no con la claridad que demanda la seguridad jurídica, aquellas contingencias generadas por accidentes en que intervienen conductores asegurados cuyo dolo o culpa grave ocasiona daños a los bienes o a la integridad individual de terceros”.

 

 

 

El senador sostiene que el texto confuso de la norma actual permite inferir la exclusión de cobertura a terceros en casos de seguros de responsabilidad civil, dejando en absoluto desamparo y desprotección a los damnificados por accidentes o hechos viales en que el conductor/asegurado comete una falta grave o intencional” o actúa incluso con dolo, en la generación del infortunio de tránsito, como en carreras urbanas o picadas clandestinas en calles de circulación pública.

 

 

“El tercero, en tales casos, termina quedando marginado de la protección del seguro de responsabilidad, pese a ser una víctima gratuita del evento”, cuestiona el misionero.

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