Esta mañana un chipero en bicicleta pasaba por la calle Colón, pedaleaba con barbijo, cargando su canasta en la parte delantera.
El barbijo lo usaba un poco por precaución, pero mucho más para dar una señal de empatía con cualquiera que pueda mirarlo torvamente, juzgándolo por violar la cuarentena.
Quizás la chipa que ofrece no es esencial, pero los alimentos que debe comprar el chipero si lo son. Y para pagarlos necesita dinero.
La imagen es una síntesis del drama que enfrentan por estos días los cuentapropistas como el chipero, gente que vive literalmente al día. Que fueron enviados a sus casas por un Estado que se apuró en inyectar dinero para reforzar los ingresos de jubilados y beneficiarios de AUH, pero por ahora no atendió a un sector “invisible” de la economía.
Seguramente el chipero puede resistir un par de días sin dinero, algo de dinero y alimentos tiene en su casa y además contará con una red de contención (familiares, amigos), ¿pero qué pasa si la cuarentena se extiende?
Oficios como los chiperos, vendedores ambulantes, lustrabotas, cuida coches, empleadas domésticas que trabajan por horas, gente que no vive de un sueldo fijo ni recibe ayuda o asistencia del Estado. También taxistas o remisores, aunque estos tienen un nivel de ingresos (y reservas) superiores.
Un poco más arriba en la escala económica, se encuentran los comerciantes muy pequeños que deben afrontar gastos fijos como un alquiler o luz, y dependen exclusivamente de su recaudación diaria para cubrir esos gastos.
Argentina y las soluciones “copie y pegue”
Hasta ahora la Argentina tomó medidas inspiradas en Europa y, en menor medida, Estados Unidos en lo que se refiere a las cuestiones sanitarias y de aislamiento.
Sin embargo, en el capítulo de medidas económicas el “copie y pegue” no funcionó tan bien, ni la Argentina tiene recursos para asistir como europeos o norteamericanos.
Hasta ahora nadie dijo que se puede diferir la boleta de luz, los impuestos o los alquileres. En cambio, en Francia, el presidente Emanuel Macron dictó una medida para aliviar a los inquilinos.
En los Estados Unidos, el paquete de ayuda económica récord de 1 billón de dólares (1 millón de millones) que se discute en el Capitolio, preve el envío inmediato de un cheque de 1000 dólares a todo el mundo, amén de otras ayudas y asistencias a los small business (como le llaman los norteamericanos a las peuqeñas empresas).
En la Argentina, el presidente Alberto Fernández ha comentado sobre el final de su última conferencia de prensa, el viernes pasado, que estudiará medidas para paliar este drama de los cuentapropistas y trabajadores en negro.
El Presidente reconoció, de alguna manera, que en el paquete de asistencia por 700.000 millones de pesos, se habían olvidado de este sector. El drama de los que están más abajo en la escala económica y no fueron tenidos en cuenta en un primer momento.