Día: 19 marzo, 2023

El mapa del empleo que tiene a Misiones como protagonista

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En años electorales como el actual hay dirigentes que echan mano a las tasas de desempleo para mostrar que en sus territorios la economía marcha bien o, al menos, mejor que a nivel nacional. Aparecen, así, casos como los de Santiago del Estero-La Banda, con 1,6% de desocupación; Formosa, con 2,8%; La Rioja (4,4%) o Chaco-Gran Resistencia (4%). Sin embargo, los números, explican los economistas, ocultan distorsiones: son distritos que tienen bajo desempleo, pero también poco trabajo privado y bajas tasas de actividad. Por caso, en esos conglomerados urbanos, siempre según los últimos datos de Indec, los niveles de pobreza son de 40%, 24,4%, 36,2% y 49,9%, respectivamente.

A nivel país, en el tercer trimestre del año pasado (último dato disponible) la desocupación fue del 7,1% (1,1 puntos porcentuales menos en la comparación interanual) y la tasa de actividad (personas que buscan trabajo) fue del 47,6%, 0,9 puntos más que en el mismo período de 2021. Una buena parte de la mejora en la ocupación es por el crecimiento del trabajo informal, que en igual período varió de 33,1% a 37,4%, cita un informe publicado por la periodista Gabriela Origlia, para el diario La Nación

En el caso de Misiones, la tasa de actividad llega al 49,8 por ciento y es la segunda mejor del país, apenas por debajo de Capital Federal con 53. Lo mismo sucede con el empleo y el desempleo. Misiones tiene una tasa de empleo del 48,1 por ciento -nuevamente la segunda más alta del país- y la de desempleo es de 3,4 por ciento, una de las más bajas de la Argentina. 

De esa medición deriva que las mayores tasas de desocupación se registraron en Gran Buenos Aires y la región Pampeana, con 8,2% y 6,8%, respectivamente. El Noreste, con 3,8%, fue la región de menor nivel de desempleo.

Las bajas tasas de participación laboral –dice Jorge Colina, economista titular de la consultora Idesa- reflejan la escasez de empleo, por lo que subraya que hay que mirar los dos indicadores, ése y la desocupación. La Argentina, como país, tiene una tasa de actividad menor a la de Chile, que registró 59,8% en octubre pasado (último dato) y Uruguay, 62,7% en diciembre.

“En las provincias es lo mismo: Formosa tiene bajísimo desempleo, pero su tasa de actividad es del 37,2%, la peor del país –añade el experto–. En Gran Buenos Aires, los números son 8,2% y 47,5%, respectivamente, y en Córdoba, 7,2% y 48,9%. Hay que atender ese esquema y también mirar que hay gente que migra de lugares con menos posibilidades de ocupación hacia donde tiene más chances, incluso cuando sean puestos de baja calidad”.

Un trabajo del Ieral sobre datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec muestra que la participación en el mercado de trabajo como porcentaje de la población va desde 53,5% en CABA a 37,2% en Formosa. En general, describe el economista Marcelo Capello, se observa que en las provincias pampeanas y patagónicas, con mayor nivel de desarrollo económico, la participación laboral es mayor. El caso de Misiones resulta “atípico”, al ubicarse como la segunda jurisdicción con mayor participación laboral.

Como las tasas de participación resultan muy disímiles entre jurisdicciones y puede darse que una aparezca con desempleo muy bajo, pero no necesariamente con elevadas cantidades relativas de personas ocupadas, el Ieral propone, como trabajo teórico, asignar a todas las jurisdicciones la misma tasa de participación que CABA (53,5%, la más alta del país), pero la misma cantidad de empleados que marcan las mediciones.

En esa simulación, detalla Capello, la tasa de desempleo resultaría 17,4% de la Población Económicamente Activa (PEA) en lugar del 7,1% del tercer trimestre de 2022, y existirían provincias en las que la tasa de desocupación llegaría hasta cerca de un tercio (Formosa) o un cuarto (Entre Ríos, San Juan) de su PEA. En el caso de Buenos Aires, pasaría de 8,8% (GBA más el resto de los partidos de la provincia) a 19%.

Agrega que, como suele ser “típico”, especialmente en países subdesarrollados o en vías de desarrollo, la tasa de participación femenina es bastante menor a la masculina: 59,3% varones y 48,6% mujeres en CABA, y 51,5% y 25,4% en Formosa, respectivamente.

Colina refuerza que hay una feminización de la pobreza producto de esa tasa de inactividad laboral más alta entre las mujeres. A pesar de que, en los números, son las que más rinden en el sistema educativo, también son las que “se ven obligadas abandonar para dedicarse a las tareas domésticas y al cuidado de la familia”.

Para el economista, el aumento de la tasa de actividad está condicionada por las oportunidades laborales, la capacitación disponible para tener posibilidades de acceder a un trabajo, de las regulaciones y también de “los programas de asistencia social que pueden sacar a la gente” del mercado laboral. “En los distritos con bajo desempleo esa tasa convive con una alta informalidad, pobreza e indigencia”, menciona.

Empleo público

Además de la informalidad, el empleo público considerado en sus tres niveles gana peso en muchas provincias. De hecho, en la mitad supera al privado formal. En general, indica el Ieral, son distritos con baja densidad poblacional y que, por ese motivo, reciben altos niveles de transferencias nacionales por habitante.

“Los gobiernos locales suelen privilegiar el empleo público como destino de esos recursos –apunta Capello–, lo que termina por desmotivar el empleo productivo. Una suerte de ‘enfermedad holandesa’ provocada por el sistema de coparticipación en la Argentina”.

En la misma línea va un reporte del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba, dirigido por Ariel Barraud. En promedio, en la última década, las transferencias totales por habitante de la Nación a las provincias cayeron 4,4%, mientras que el nivel de empleo público cada 1000 habitantes aumentó 11%.

Mientras mayor es el nivel de transferencias per cápita recibidas por las jurisdicciones, mayor es el nivel de empleo público. Tierra del Fuego ocupa el primer puesto y en ese mismo grupo están Catamarca, La Rioja, Santa Cruz, La Pampa y Jujuy, todas por encima del promedio en ambos indicadores.

Otro indicador es el de la dependencia de las provincias de los ingresos girados por Nación (qué porcentaje de sus ingresos representan esas transferencias). La fotografía se repite: La Rioja, Catamarca, Jujuy, Río Negro y Tierra del Fuego integran el segmento de jurisdicciones en las que los giros nacionales tienen más peso y, a la vez, tienen más agentes estatales cada 1000 habitantes. En el otro extremo están la Ciudad de Buenos aires, la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Misiones.

Barraud señala que “ninguna provincia podría costear todo su gasto en personal con los recursos tributarios propios: el promedio de las jurisdicciones sólo llega a cubrir 45%, y 15 están por debajo de este promedio”. CABA, con 65 empleados cada 1000 habitantes, es la única que, con sus ingresos, cubre el 199% de su personal.

Una foto más realista

Guido Lorenzo, economista de la consultora LCG, ratifica que el nivel de desempleo “no es el mejor indicador” para evaluar cómo está un distrito. “Tienen poca desocupación, pero no baja pobreza. Se revelan incongruencias”, dice, y vuelve sobre el punto de que en varias de las provincias con esas características está el Estado como “principal empleador, con salarios bajos”. Y añade: “No se puede ‘vender’ esa realidad como un logro, porque no lo es. Pobreza y desigualdad son los datos que darán la foto más realista”.

En todas las provincias hay sectores de los más diversos –desde la construcción hasta el comercio, pasando por fábricas de indumentaria– que aseguran no conseguir mano de obra. Lorenzo vincula ese reclamo con el hecho de que debería focalizarse más la capacitación que se ofrece a las demandas del mercado.

“Cada vez son más las políticas que invitan a formarse en programación, pero hay segmentos de la población que no pueden alcanzar directamente ese escalón, a la vez que hay sectores que no tienen gente –sostiene–. La mayoría de los países pasan de una fase de industrialización a una de servicios. La Argentina busca saltar de lo primario a los servicios de alto valor. No hay una política consistente que diga para dónde ir. Con altos niveles de pobreza y hambre, son muchos los que no aprenden a leer y la solución no es un curso gratuito de programación”.

Coincide Colina, para quien hay que buscar una “salida estructural”, que empieza por terminar la escuela secundaria para que después, combinado con un empleo, se puedan seguir estudios superiores. Indica que en las regiones de alta participación laboral de jóvenes –Europa registra entre 70% y 80%– la inserción también es mayor después.

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Salarios y consumo privado: ¿el último bastión de la actividad económica?

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Un halo de optimismo recayó en algunos actores económicos cuando -por diversos motivos- la inflación pasó de promediar 6,7% mensual entre julio y octubre a estacionarse en la zona del 5% entre noviembre y diciembre del año pasado.  

Sin embargo, la desaceleración fue transitoria, destaca la consultora Ecolatina, y el comienzo del año vino con fuertes subas en alimentos básicos -en particular carnes, frutas y verduras- y aumentos en precios Regulados -servicios públicos, transporte, prepagas, telefonía e internet- que revirtieron la tendencia previa, haciendo que la inflación vuelva a ubicarse por encima del 6% mensual. Esto terminó de echar por tierra la posibilidad que la inflación “comience con 3” en abril, tal como aspiraba el ministro Sergio Massa. De hecho, lo más probable es que el dato de marzo sea cercano al doble de dicho objetivo. 

En este contexto, buena parte de los sindicatos renegociaron sus paritarias y, de hecho, 16 de los 20 gremios analizados dentro del índice salarial del sector privado relevado por Ecolatina tienen aumentos estipulados hasta marzo.  

Dado este escenario, corresponde preguntarse: ¿la nueva aceleración inflacionaria permitirá mantener en terreno positivo al salario real formal en la primera parte del año? ¿qué sucederá con el objetivo del Gobierno de recomponer el poder adquisitivo en el año electoral? ¿podrá ser utilizado como herramienta para dinamizar a la actividad económica? 

Primer trimestre: vuelta a un terreno (no tan) negativo 

Pese a los dos shocks inflacionarios de 2022, el salario real formal (privado y público) mostró una ligera recomposición en el promedio de 2022 (+0,7%), luego de haber transitado cuatro años consecutivos en rojo (-20%). Esta mejora estuvo concentrada en el primer semestre del año (+2,9% i.a.), mientras que existió un desempeño negativo a partir del segundo semestre (-1,3% i.a.), impactado por la fuerte aceleración en los precios. Pese a esto, con la transitoria desaceleración inflacionaria de finales del año pasado el salario real registrado volvió a mostrar una cifra interanual positiva recién en diciembre (+0,5% i.a.).  

Sin embargo, esta mejora fue transitoria, y si mantenemos una óptica más cortoplacista se puede argüir que la brecha mensual entre los salarios y la inflación podría ser la mayor de los últimos meses, cuando se venía dando una suerte de “crawling peg” de los salarios respecto de los precios.  En este sentido, también se podría considerar que la comparación interanual mostrará, en el mejor de los escenarios, un empate entre los precios y los salarios formales hasta marzo.  

De todas maneras, al inspeccionar la heterogeneidad hacia el interior de los trabajadores formales vemos que buena parte del salario real dista de exhibir -durante los primeros tres meses del año- rojos tan pronunciados como aquellos del 3T del año pasado. Además, en algunos casos se suman bonos -como en el caso de Camioneros, que percibieron $100.000 en diciembre- que puedan incluso incrementar el sueldo de bolsillo. 

Es distinta la historia para los ingresos alejados del empleo formal. Por caso, los trabajadores informales experimentaron una caída promedio del 7,5% en 2022 (-35% vs 2017), y no esperamos que la tendencia se revierta en la primera parte del año. Por su parte, a pesar de los esfuerzos de sostener los haberes jubilatorios a través de bonos, el impacto será algo más notorio durante el primer semestre, y especialmente en las jubilaciones y pensiones mínimas, que serán justamente las beneficiarias de esta asistencia. Finalmente, la evolución real de las asignaciones fue afectada por una elevada base de comparación, resultandos insuficientes las sumas fijas otorgadas para sostener su poder adquisitivo. Vale decir que se busca complementar la asistencia a los beneficiarios con la ayuda escolar y el “Plan 1000 días” en el comienzo del año. 

Consumo privado: ¿el último bastión de la actividad económica? 

La economía se verá golpeada por múltiples frentes en 2023. La profundización de la sequía no golpeará únicamente al sector agropecuario, sino también a sus actividades conexas y al volumen de exportaciones del principal sector generador de divisas del país. Así, la disponibilidad de dólares por esta vía se verá profundamente reducida (estimamos alrededor de USD 20.000 M), lo cual reducirá notablemente el margen para financiar importaciones para lograr sostener el nivel de actividad económica.  

Así, la inversión productiva también se verá golpeada, en un contexto en el cual alrededor del 30% de la misma depende de las compras al resto del mundo (maquinaria y equipo importado, por caso). Además, el consumo público no será un factor diferencial dadas las fuertes restricciones que recaen en el Tesoro en el marco del acuerdo con el FMI.  

Con este panorama complejo, que derivará en una recesión este año, queda el consumo privado como único componente de la demanda agregada a la que apostará el Gobierno para evitar una mayor caída del PIB en 2023. 

Las claves: sostener el salario real, el rol de la propensión a consumir y el empuje de los servicios 

En este marco, el Gobierno sabe que evitar una caída del salario real del sector formal será vital. Por ejemplo, durante el 1T de 2018 y el 4T de 2019 el consumo privado (sin estacionalidad) se retrajo 12,5%, mientras que el salario real registrado cayó 14,5%. Por el contrario, la mejora del consumo privado de 9% entre el cierre de 2019 y el 3T de 2022 estuvo acompañada por una merma de “sólo” 3% del salario formal.  

Si bien hay diversos factores operando, entre los que podemos destacar el fuerte “consumo revancha” post-pandemia que podríamos considerar acabado, lo cierto es que a la menor caída del poder adquisitivo se le suma la falta de “destinos” para los pesos frente al endurecimiento del cepo cambiario y el acortamiento en los horizontes de planificación. En este sentido, la reciente aceleración inflacionaria muestra que la tasa de interés real ex-post volvió a ser negativa en el corto plazo, aún con la suba de esta semana. Asimismo, el dólar en su versión libre no sólo se encuentra “caro” en términos históricos, sino que representa una erogación significativa para un sueldo mediano. Como resultado, una salida “fácil” a los desvalorizados pesos continuará siendo destinarlos al consumo de bienes y servicios. 

Asimismo, considerando que los servicios son consumidos más intensamente por sectores de mayores ingresos -los beneficiados por paritarias- y que son ramas que pueden no verse tan afectadas –a priori- por las restricciones a las importaciones, su importancia -en torno al 60% de la economía- podría apuntalar la demanda interna en un año en el que no se destacarán las buenas noticias. 

De esta forma, la apuesta por sostener el salario real “hasta donde se pueda” será el -quizás el único- objetivo que el Gobierno se trazará en la previa electoral. Paradójicamente, o no tanto, esto no será a través de una desaceleración de la inflación, sino a incrementos salariales más cercanos a ella, minando todavía más el poder adquisitivo de trabajadores informales y beneficiarios de la seguridad social. En su intento por estimular el consumo, el Gobierno habrá contribuido a amplificar la brecha en los ingresos de estos sectores a lo largo de su mandato.

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La industria pyme creció 4,8% anual en febrero

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La producción de la industria manufacturera pyme aumentó 4,8% en febrero frente al mismo mes del año pasado, a precios constantes. Comparada con enero, también tuvo una variación positiva, que alcanzó a 1,2%.
El uso de la capacidad instalada de las empresas de la muestra se redujo levemente, a 71,7%, es decir 0,9 puntos porcentuales por debajo de enero. Es el segundo mes donde se combinan progresión en la producción con menos uso de instalaciones, un fenómeno que se explica por mayores niveles de inversiones en diferentes sectores industriales, especialmente en Alimentos y Bebidas.
Este febrero estuvo muy afectado por las subas de costos. Las demoras en las entregas de insumos por parte de los proveedores y dudas de algunas empresas al momento de aceptar nuevos pedidos de producción, por temor a incumplir con los tiempos de entrega, se ubican entre los patrones observados. También algunas firmas adelantan el stock de fabricación. Para las empresas exportadoras, las exigencias de los clientes sobre plazos y costos generan incertidumbre.
 

Estos resultados surgen del Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) que elabora CAME, con una muestra que alcanzó unas 372 industrias pyme a nivel federal.

Análisis sectorial

La mejor performance en la comparación anual, en febrero, estuvo en Maderas y Muebles (+9,2%) y la peor, ocurrió en papel e impresiones (-7%). De los seis sectores medidos, 4 finalizaron con crecimiento y 2 con bajas en la producción.
 

Alimentos y bebidas

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAME.

La producción tuvo un aumento de 8,1% anual en febrero y de 2,8% mensual a precios constantes. De esa forma, acumula un desarrollo de 6,6% en los primeros dos meses del año. El uso de la capacidad instalada bajó de 80,1% en enero a 73,5% en febrero, siendo uno de los sectores con más inversiones. Hubo buena demanda y las empresas manifestaron no poder tomar todos los pedidos por falta de capacidad de producción y recursos humanos para ampliar la oferta.
“Estamos produciendo en un nivel óptimo, esperamos que en los próximos meses continuemos así”, dijo el dueño de una empresa de la ciudad de Malagueños, en Córdoba, dedicada a la elaboración de alfalfa en fardos, megafardos y pellets.
“Tenemos más demanda de la que estamos pudiendo cubrir, necesitamos ampliar nuestra capacidad de producción”, fue la respuesta de una empresaria dedicada a la fabricación de panificados industriales de la ciudad de Santiago del Estero.

Indumentaria y textil

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAME.

La actividad no logra repuntar. En febrero la producción cayó otro 5,1% anual y suma una baja de 4,4% en los primeros dos meses del año frente al mismo periodo de 2022. El uso de la capacidad instalada subió 1,4 puntos, a 73%. Dentro de esta rama industrial, les fue muy bien a las empresas dedicadas a la confección de uniformes escolares, que tuvieron mejor demanda que a esta altura del año pasado, cuando el ciclo escolar todavía no estaba del todo normalizado.
“Febrero fue muy malo, continuaron las dificultades para acceder a materia prima importada y se sumaron conflictos sindicales en las empresas que nos proveen de insumos”, manifestaron desde un taller de Morón en el Gran Buenos Aires.
“La producción está estable, similar al año pasado que no fue muy bueno. Igual estamos incorporando nuevas maquinarias para mejorar la productividad de la empresa”, comentaron desde una fábrica de Las Breñas, en la provincia de Chaco.

Maderas y Muebles

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAME.

La producción subió 9,2% anual en febrero y 3,5% mensual, a precios constantes. En los primeros dos meses del año lleva un crecimiento de 7,4% anual. El uso de la capacidad instalada aumentó 2,6 puntos, a 75%, esperable porque el sector viene realizando inversiones desde meses anteriores y viene de un 2022 muy complejo. Desde las firmas manifiestan que tienen pedidos realizados para los próximos seis meses que, al menos en materia de producción, les aseguran un buen 2023.
“Enero fue malo y en febrero se comenzó a mover.  Logramos tomar trabajos que duraran varios meses”, relataron desde una fábrica de muebles de San Roque, en Mendoza.
“Por suerte febrero fue un buen mes, hubo más pedidos de los habituales, realmente no lo esperábamos y en marzo se está repitiendo”, dijeron desde una fábrica de la ciudad de La Rioja.

Metálicos, maquinarias, equipos y material de transporte

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAME.

El rubro progresó 6,9% anual en febrero a precios constantes y 1,2% mensual. En el primer bimestre del año creció 6,3% frente a igual periodo de 2022. El sector usó 2,4 puntos más de su capacidad instalada que en enero, alcanzando el 69,9%. Las empresas están trabajando bien, con la demanda activa, aunque con muchas dificultades por el encarecimiento de costos de los primeros dos meses del año. Se suman demoras en las entregas de insumos, que algunas empresas adjudican a proveedores que especulan con los precios. El buen desempeño exportador de la industria automotriz de los últimos meses tracciona a algunos proveedores locales.
“En esta época del año todavía es baja la venta, en marzo todo vuelve a normalizarse, pero igual fue mejor que en 2022”, transmitieron desde una pyme de la Ciudad de Buenos Aires.
“Este año estamos muy activos, participando en rondas de negocios y misiones comerciales para encontrar nuevos clientes”, destacaron desde una fábrica de maquinarias de la ciudad de Santa Fe que tuvo un buen inicio de año.

Productos químicos y plásticos

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAME.

La producción creció 5,3% anual en febrero, a precios constantes y se retrajo 0,2% en la comparación mensual. En el primer bimestre del año se incrementó 5,4% frente a igual periodo de 2022. El uso de la capacidad instalada se mantuvo prácticamente sin cambios en 68,9%, un nivel relativamente bajo todavía, aunque hay empresas que manifiestan estar trabajando al 100% de sus posibilidades. Al resto le fue entre regular y mal. El ramo sigue muy afectado por las subas de las materias primas y la falta de financiamiento accesible para recambio de maquinaria.
“El faltante de materia prima hace que muchas industrias se encuentren paralizadas y despidiendo gente. No entendemos cómo vienen productos importados a las góndolas cuando a muchas empresas no nos aprueban la SIRA, que son fundamentales para mantener la producción”, se quejaron desde una industria de La Tablada, en la Provincia de Buenos Aires.
“Se están notando dificultades para finalizar ventas, creemos que esto ocurre por la incertidumbre y la inflación”, contaron desde una fábrica de productos plásticos de la ciudad de Formosa.

Papel, cartón, edición e impresión

Fuente: Elaboración propia en base a datos de CAME.

La actividad se redujo 7% anual en el segundo mes del año (a precios constantes) y bajó 0,7% en la comparación mensual. En el primer bimestre del año acumula una caída de 6,7% frente a igual periodo de 2022. El uso de la capacidad instalada descendió 3,8 puntos porcentuales, a 73,7%. Las empresas esperaban que febrero fuese un buen mes, de la mano del inicio del ciclo lectivo especialmente, pero no ocurrió. Ahora las expectativas están puestas en el impacto del ciclo electoral.
“Ya no sabemos con certeza cómo van a evolucionar las ventas, solo esperamos que por lo menos no sigan disminuyendo”, señalaron desde una empresa de la ciudad de Comodoro Rivadavia.

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Presentaron las nuevas unidades para transporte de la zona Centro

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La empresa Nuestra Señora del Rosario hizo la presentación el domingo 19 de marzo, en la plaza Malvinas Argentinas de la ciudad de Oberá, de los coches destinados a cumplir con el nuevo Servicio Metropolitano de la Zona Centro.

Los coches que cumplirán con el servicio metropolitano son las unidades tricolores y naranjas, que se ven la fotografía.

También, las empresas de transporte público que operan en Oberá, Sendero Guaraní (NEXT) y Guacurarí, presentaron las unidades 0 kilómetro – Iveco blancas – que serán incorporadas al servicio urbano.

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