La vulnerabilidad al cambio climático perjudica las calificaciones crediticias de la deuda soberana

El cambio climático ha hecho del mundo un lugar más inseguro.

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Por Serhan Cevik y João Tovar Jalles – El cambio climático ha hecho del mundo un lugar más inseguro.

La destrucción provocada por olas de calor, sequías, huracanes e inundaciones costeras no se detiene en el número de vidas humanas y medios de subsistencia; también puede tener graves consecuencias para las finanzas de un país.

Un reciente estudio del personal técnico del FMI ha determinado que la vulnerabilidad o la resiliencia de un país al cambio climático puede tener un efecto directo sobre su solvencia crediticia, sus costos de endeudamiento y, en última instancia, la probabilidad de incumplimiento de su deuda soberana.

Las consecuencias económicas del cambio climático se conocen desde hace años, pero las investigaciones sobre cómo afecta al riesgo soberano han sido limitadas.

Estos resultados proporcionan evidencias sobre la relación entre el cambio climático y las calificaciones crediticias de la deuda soberana. El estudio se basa en un análisis similar que, por primera vez, vincula la vulnerabilidad al cambio climático con el riesgo de incumplimiento soberano. Nuestro estudio ha encontrado una conexión entre los shocks climáticos y los rendimientos de los bonos soberanos.

En todos estos resultados se repite un mismo tema: los riesgos financieros creados por el cambio climático se sienten con más fuerza en las economías en desarrollo, en especial las que no están adecuadamente preparadas, entre otras cosas porque no tienen margen para la aplicación de políticas, para hacer frente a shocks climáticos.

Calificaciones crediticias climáticas

Entender mejor cómo afecta el cambio climático a las calificaciones crediticias de la deuda soberana sería una buena orientación para saber cuánto pueden endeudarse los gobiernos y las empresas y cuánto les costará.

Para medir la vulnerabilidad y la resiliencia, utilizamos un conjunto de datos sobre vulnerabilidad y resiliencia al cambio climático elaborado por la Notre Dame Global Adaptation Initiative. Los datos capturan la susceptibilidad general de un país a las perturbaciones relacionadas con el clima y su capacidad para hacer frente a las consecuencias del cambio climático.

Utilizamos un panel de 67 países durante el período 1995–2017, y encontramos que la vulnerabilidad al cambio climático tiene efectos adversos sobre las calificaciones crediticias de la deuda soberana, incluso después de tener en cuenta los determinantes macroeconómicos convencionales de los diferenciales de rendimiento de los bonos soberanos y su solvencia crediticia.

Para nuestra muestra de países, un aumento de 1o puntos porcentuales en la vulnerabilidad al cambio climático se asocia con un aumento de unos 30 puntos básicos en los diferenciales de rendimiento de los bonos públicos a largo plazo (10 años) frente al valor de referencia de Estados Unidos. Por otro lado, encontramos que una mejora de 10 puntos porcentuales en la resiliencia al cambio climático se asocia con una disminución de 7,5 puntos básicos en los diferenciales de rendimiento de los bonos públicos a largo plazo.

Sin embargo, cuando la muestra se divide en dos grupos distintos de países, los resultados muestran un contraste considerable entre las economías avanzadas y en desarrollo.

La vulnerabilidad al cambio climático no tiene un impacto significativo sobre los diferenciales de rendimiento de los bonos y las calificaciones crediticias en las economías avanzadas, pero el efecto en las economías de mercados emergentes y en desarrollo es mucho mayor, debido principalmente a la menor capacidad de adaptación y mitigación de las consecuencias del cambio climático. Un aumento de 10 puntos porcentuales en la vulnerabilidad al cambio climático se asocia con un aumento de más de 150 puntos básicos en los diferenciales de rendimiento de los bonos públicos a largo plazo de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, mientras que una mejora de 10 puntos porcentuales en la resiliencia al cambio climático se asocia con una disminución de 37,5 puntos básicos en los diferenciales de rendimiento de los bonos. Es decir, cinco veces más, en promedio, que cuando se contabilizan todos los países. Además, la diferencia entre los países del quintil 25 y el quintil 75 es de 233 puntos básicos en la vulnerabilidad al cambio climático y 56 puntos básicos en la resiliencia al cambio climático.

Incumplimiento de la deuda

Utilizando los mismos datos por países sobre vulnerabilidad y resiliencia al cambio climático, encontramos una tendencia similar al observar el vínculo entre el cambio climático y los incumplimientos soberanos.

Utilizando un panel de 116 países durante el mismo período 1995–2017, encontramos que los países con mayor vulnerabilidad al cambio climático tienen una probabilidad mayor de incumplimiento de la deuda en comparación a otros países más resilientes al clima.

Nuestros resultados empíricos también indican que la resiliencia al cambio climático puede disminuir la probabilidad de incumplimiento de la deuda soberana en comparación con aquellos países más vulnerables al cambio climático, tras controlar por los determinantes convencionales de los incumplimientos soberanos.

Afianzar la resiliencia

Sin las medidas adecuadas, el cambio climático es una realidad inevitable en todo el mundo. El aumento de las temperaturas, los cambios en los patrones climáticos, el deshielo de los glaciares, la intensificación de las tormentas y el aumento de los niveles del mar crean sin duda vulnerabilidades, en especial en países de bajo ingreso.

En un momento en que los países persiguen una senda sostenible de recuperación de los efectos de la pandemia de COVID-19, los beneficios de la resiliencia climática son claros. En particular, las economías en desarrollo con capacidad fiscal limitada podrían beneficiarse de instrumentos alternativos, entre ellos, seguros frente a catástrofes y canjes de deuda por actividades de protección del medio ambiente, diseñados para movilizar recursos para inversiones en infraestructuras resilientes y medidas de conservación medioambientales y, al mismo tiempo, reducir la carga de la deuda.

Por otra parte, llevar a cabo estrategias eficaces en función de los costos de mitigación y adaptación al cambio climático; afianzar la resiliencia estructural a los riesgos climáticos, también mediante infraestructuras resilientes; fortalecer la resiliencia financiera mediante amortiguadores fiscales y sistemas de seguros, y mejorar la diversificación económica para disminuir la dependencia excesiva de sectores sensibles al clima puede reducir la presión del cambio climático sobre las finanzas públicas y reducir el costo de endeudamiento asociado con las calificaciones crediticias bajas.

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