Szychowski a un año de asumir: “Trabajamos para que cada sector gane lo que le corresponda, sin ciclos tan abruptos”
“Los problemas los tenemos que resolver entre nosotros, una vez que sale de nuestra esfera y va hasta el laudo, el precio que pueda venir, nos puede satisfacer o no pero ya no es competencia nuestra”
Asumió en plena pandemia y con todas las miradas puestas sobre sus primeras decisiones. Un año después, Juan José Szychowski asegura que su gestión al frente del Instituto Nacional de la Yerba Mate busca el equilibrio de toda la cadena productiva y que “todos ganen lo que tienen que ganar”. Mientras espera que se defina el nuevo precio de la materia prima ante un nuevo fiasco para determinar los valores por la intransigencia correntina, admite que ahora habrá que aceptar lo que decida la Nación, aún cuando seguro esté bastante por debajo de lo que está pagando el mercado.
Sin embargo, remarca que el precio oficial siempre es “el mínimo” y que lo importante es que esté por encima de la grilla de costos del propio INYM.
“Tenemos que asumir la responsabilidad como instituto, de que no tuvimos la capacidad o la sapiencia para cerrar el precio acá, eso es algo que tenemos que mejorar, cada uno de los sectores tiene que ser responsable y entender que la actividad yerbatera nos corresponde a nosotros. Que los problemas nuestros los tenemos que resolver entre nosotros, una vez que sale de nuestra esfera y va hasta el laudo, el precio que pueda venir, nos puede satisfacer o no pero ya no es competencia nuestra. Eso no está bueno”, reflexiona.
Siempre se discutió esto, ¿es momento de reformar la ley para evitar la unanimidad?
Ahí hay dos grandes vertientes que hay que respetar, porque el instituto fue creado por los productores, que en su momento pidieron la unanimidad, con los años este sistema de unanimidad algunos siguieron aceptándolo y y otro grupo está hablando de una mayoría especial. Pero esto va a ser una modificación, que debería modificarse a través del Congreso de la Nación, es algo que el sector de los productores debería resolver, porque son los que lo pidieron en su momento y debemos respetar lo que decidan. Que lo impulsen ellos y tenemos que aceptarlo. Ellos piden la unanimidad y el sistema de cómo se determina el precio, que es un promedio del paquete y de ahí sacar un desagregado de valor, que es una estructura de costos que se pone un techo mínimo.
Esa estructura de costos, en esta oportunidad estuvo por debajo de lo que pidieron los productores…
Esa estructura de costos daba 30,70 pesos para la hoja verde, que es una estructura de costos de la producción, homologada por la Nación. Se trabajó siempre en esa estructura. Y ahora ellos presentaron los precios aproximados de mercado en 38 pesos. Tenemos que distinguir acá dos cuestiones, la estructura de costos y el precio de mercado. Respetando nuevamente a los productores, tenemos una estructura de costos y el Instituto tiene que determinar de acuerdo a lo que dice la ley. Esto es el precio promedio en góndola, el precio agregado y como mínimo la estructura de costos presentada por cada uno de los sectores tiene que trabajar. Después por supuesto cada uno de los sectores trata en la negociación de mejorar los precios.
¿Qué perspectiva hay para el precio de mercado de la hoja verde?
Ahora a principios de año empezó a 35 pesos, ahora estamos casi en 40 pesos, un aumento de casi 16, 17 por ciento. Esto va respondiendo a necesidades que van teniendo, a los stocks que van teniendo en la cadena industrial, la verdad es que cuando analiza fríamente los números, los saldos del año pasado, los stocks se mantienen. El año pasado ingresaron 812 millones de kilos, a un rendimiento del 35% nos da 284 millones de canchada producida en Argentina. Una importación de 31 millones de kilos, a 315 millones de kilos del total de materia prima para abastecer, el consumo interno fue de 268 millones de kilos, las exportaciones 42 millones, lo que nos da 311 millones de kilos. O sea, que está balanceado, producción con consumo, en 315 millones. El stock de yerba mate canchada total, a fin de año a diciembre era 214 millones de kilos, de molida era de 12 millones, un stock de 227 millones y el consumo interno más la exportación da un promedio de 26 millones mensuales, o sea, había un stock al cierre del año, un stock de casi 8,74 meses. Un stock normal. Lo que tenemos que hacer es trabajar permanentemente para que no haya picos, ni de sobreoferta, ni de subofertas, ni de sobreprecios, sino tratar de tener la cadena equilibrada. Eso es lo que nos marca la ley tratar de trabajar de una cadena equilibrada y sustentable.
Que haya equilibrio en el mercado….
Que permanentemente cada sector esté ganando lo que le corresponda, sin estos ciclos tan abruptos. Por eso estamos haciendo permanentemente números, estamos haciendo los balances de los stocks de yerba, para tomar las medidas correctivas y el Instituto tiene las herramientas para poder corregir, los artículos 8 y 9 del decreto reglamentario son muy claros en esto. El 8 habla de las medidas preventivas, que el Instituto puede tomar cualquier medida que considere necesaria para prevenir auxilios.
Ahí se habla de cupificar.
El 8 habla de algo muy interesante: “El INYM podrá implementar las medidas que resulten necesarias para facilitar el equilibrio entre la oferta y la demanda”. El artículo 9 dice “que cuando se constate ese desequilibrio, podrá fijar limitaciones en cada año de cosecha” que ya hay, es la medida que ya está vigente, porque no se puede cosechar en octubre y noviembre. Se pueden limitar las plantaciones, se pueden aplicar cupos. La ley le da al INYM, las herramientas para cuidar el balance.
Se habla en el mundo yerbatero de muchas nuevas plantaciones ¿eso es bueno o malo?
Es bueno, en la medida que plante el pequeño productor, o alguien que está relacionado a la actividad yerbatera, porque el pequeño productor va renovando sus yerbales. Nosotros tenemos un equipo que va, le asesora, inclusive les damos plantines a los pequeños productores chiquitos para que vayan plantando. No está tan bueno cuando viene al gran inversor, que no tiene nada que ver con la yerba y se pone a plantar miles de hectáreas. Y aparecen, eso no está bueno. No está bueno porque desplaza a cientos de productores que viven de la chacra, mientras el otro viene a hacer un negocio puntual que mientras sea negocio lo hace y cuando no es más negocio se va. Nosotros tenemos que tratar de ver cómo hacer para que el pequeño productor pueda plantar, pueda subsistir en el tiempo y guarde su producción.
Ahora se está discutiendo mucho el tema de la inflación y la yerba, para el funcionario de Buenos Aires, siempre tiene que bajar el precio ¿Cómo explicás que no debe ser tan así?
El precio tiene que ser el correcto. Que es algo de la estructura de costos, que es lo que no podemos terminar de cerrar acá, el costo del circuito industrial. Si tenemos el costo armado del sector industrial y podemos llevarlo a Nación y decirle: “Mirá, este es el costo industrial que tenemos, desde que empieza el productor, de la hoja verde, de la canchada, ahí podremos decir “este es el costo”. Después ellos tomarán las decisiones correspondientes, pero es un argumento sólido. Esa es la conversación que tenemos que dar. Hay que decir: “Mi costo de la cadena es este”. Transparente, bien fundamentado y contra eso nadie se resiste. El problema es cuando decimos “quiero un aumento del 20, un 30”, pero no se dice de qué. Hay que cambiar esa mentalidad. Cuando uno va con lo justo es mucho más sencillo.
¿Cómo influyó la pandemia en la gestión y en la producción yerbatera?
Tratamos de mantener los niveles de consumo. Hicimos dos acciones grandes ahí, con la gente de marketing hicimos un grupo de acción rápida para dar respuestas. Cuando, por ejemplo, a los petroleros les llegaron a prohibir que se tome mate en las plataformas, nosotros salimos rápidamente a decirles que el mate no contagia, lo que contagia es la actitud de la gente, o se comparten el mate, o se comparten el agua, o una habitación. Bueno esas acciones las estuvimos haciendo para que la gente no tenga miedo de tomar mate de manera responsable. Eso funcionó, con una gran mano del (Oscar) Herrera Ahuad, que cuando necesitamos hablar con el gobernador de otra provincia, él nos daba una mano, o se comunicaba, o un intendente de una determinada región, nosotros pudimos hablar y desde acá, en el diario de esa zona, o la radio de esa zona, decirle: “Mirá, no está contagiando el mate”. Está contagiando la actitud de la gente. Tomá mate, tomá precauciones, hicimos dos campañas específicas grandes y eso funcionó, por lo menos continuaron bien el consumo. Por otro lado, hicimos muchas acciones a nivel local, con los protocolos de trabajo, que dimos mucha ropa para trabajar para que cada uno se cuide, las empresas que se cuiden. Y también hicimos un programa de 8 millones de pesos en el que le dábamos a los operadores mascarillas, alcohol en gel, el rociador. Primero lo hicimos para los operadores más chicos de 60, 70, toneladas, o sea, para los productores más chicos; después lo subimos hasta los 100 mil kilos, cualquiera que haya entregado hasta 100 mil kilos, nosotros fuimos y le proporcionamos todas estas cosas.
Y en lo personal ¿cómo impactó la pandemia en la gestión?
Hay que adaptarse a la realidad que nos toca, agachar la cabeza y meterle para adelante, tratar de solucionar las cosas, no llorar sobre la leche derramada, es lo que nos está tocando,nada más. Creo que el instituto dio un vuelco muy grande, tenemos que entender que somos una institución que tiene que brindar un servicio al sector productivo. Nuestro equipo va a la casa de cada productor, analiza el suelo del productor, ve la realidad de cada chacra, porque cada chacra es distinta de la otra, a lo mejor vos estás cortando mal, él bien; a lo mejor vos tenés problemas de suelo y el otro no. Y se trata de hacer una receta para cada productor y contarle a ese productor, que eso está funcionando de tal forma y da tales resultados. Adaptándonos al productor aprendemos un montón de cosas. Fuimos a visitar a uno, que me interesó mucho, porque quería abandonar la yerba y plantó maní forrajero, tenía un colchón enorme y mejoró la producción de la yerba. Aprendimos eso, aprendimos de un productor que lo estaba haciendo.
El equipo de extensión es nuevo en el INYM, que antes trabajaba delegando en otros organismos. Ahora tiene a una decena de ingenieros agrónomos y forestales que trabajan para el organismo yerbatero. El objetivo es asistir en terreno al productor, en gestiones o herramientas. Incluso pueden registrarse online para recibir las visitas. Misiones, de acuerdo a los datos oficiales, cuenta con más o menos nueve mil productores, la gran mayoría, pequeños.
Szychowski también se ocupa del eslabón más débil: los tareferos. El INYM sumó recursos para pagar el tiempo de interzafra. Hace algunas horas firmó un acuerdo con el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional para construir viviendas para los trabajadores rurales. También con una cooperativa, a través del ministerio de Trabajo, que se encargará de hacer ropa diseñada exclusivamente para la tarefa. En la confección trabajan las mismas mujeres rurales, lo que genera un círculo virtuoso. La condición fue que el precio no debía superar las compras de otras marcas comerciales.
“Ese es un diseño de una chica acá, con bolsillos grandes para los barbijos, protectores en codos, rodillas y media pierna y tela adaptada al clima local. Los tareferos van a tener una ropa de la cooperativa a la que inicialmente compramos 100 juegos. Ropa confeccionada en Misiones por las cooperativas que están y el dinero se queda en Misiones”; celebra el presidente del Instituto.
Con el consumo interno estable, cada metro que se gane en el mercado internacional, vale oro. La apertura del mercado de India puede ser una enorme oportunidad que no hay que dejar pasar. El Inym lo sabe y por eso Szychowski está al frente de las negociaciones.
“Nos contactamos con cuatro empresas, que son Pindó, La Cachuera, Hreñuk y Piporé, con dos directores, German Horrisberger que es de industria y conoce del tema del negocio, también Ricardo Maciel. Ese grupo de seis plantea que acciones vamos a hacer desde el instituto, junto con los privados, para empezar a desarrollar el consumo. Ellos ya se conectaron, se reúnen una vez por semana, lo primero que se hizo es pensar en empezar a mandar muestras de manera intensiva. Se les va a reconocer el gasto de envío de las muestras, mandar una muestra de cinco kilos a la India sale como 50 mil pesos. Es mucho, entonces el instituto les va a reintegrar, dando 800 dólares por empresa, para acceder a la India como mercado. Una vez que ellos armen vamos a empezar a vender en “x” localidad. El mercado indio es inmenso, hacer una publicidad en la India es como una gota en el mar. Por eso vamos a focalizar a una localidad, a un pueblo, donde este sector nos pida y nos digan, sobre todo por redes sociales. Una vez que tengamos más armado se va a abrir la jugada a todos los industriales, pero con una propuesta medio armada. Después la iremos cerrando para que participe el que quiera. Por supuesto que no va a ser un mercado como el argentino, sino va a ser un mercado tipo té, tipo saquitos, en hebras.
Hay toda una idea de la yerba como infusión, más allá del mate. ¿Hay futuro ahí?
Sí, yo creo que sí. El instituto tiene un montón de estudios de la yerba mate vinculados a la salud. Ellos toman tés para cuidar la salud. Nosotros podemos decir: “Tomar mate aporta tales beneficios para la salud”. Podemos decir que la yerba es un energizante natural y te puede ayudar en la salud. Ahí vamos a apuntar.