Día Mundial de la Leucemia Mieloide Aguda: crecieron un 35% los casos
Con quimioterapia intensiva o trasplante de médula ósea, el 40% de los menores de 60 años que desarrollan leucemia mieloide aguda (LMA) se podría curar, aunque el pronóstico va empeorando en los casos que superan esa edad[2]. Días atrás, se dio a conocer un estudio que midió que la cantidad de casos de esta leucemia creció un 35% en hombres y un 8% en mujeres entre 2000 y 2019 en las Américas, Europa, África, el Sudeste Asiático y las regiones del Mediterráneo Oeste y el Pacífico Oeste, habiendo registrado más de 16 millones de diagnósticos en el mundo y casi 9 millones de muertes.
Si bien el estudio no exploró las razones que explican ese incremento, especialistas argumentaron que podría atribuirse al menos en parte a las mejoras en el diagnóstico y registro de esta enfermedad. En el marco del Día Mundial de esta leucemia, que se conmemora el jueves 21 de abril, desde ALMA reconocen que, aunque no se sepa por qué se dio este incremento, es un dato preocupante porque la LMA que presenta un pronóstico más desfavorable que otras, y hacen un llamado a que todos los pacientes puedan acceder en tiempo y forma al diagnóstico y al tratamiento, porque se la considera una “emergencia médica”.
Fernando Piotrowski, Director Ejecutivo de ALMA, subrayó que “estos hallazgos permiten dimensionar el impacto de esta compleja enfermedad, que se desata rápidamente y no admite demoras. Cada hora cuenta ante el diagnóstico de esta leucemia. Por eso insistimos en que se pueda acceder al tratamiento que corresponda sin dilaciones ni obstáculos. La ciencia avanza y nuestra autoridad regulatoria va aprobando nuevas opciones que llegan para mejorar su tratamiento, pero es indispensable que las políticas de acceso por parte de los financiadores del sistema de salud acompañen el ritmo de la innovación”.
Algunos signos y síntomas permiten sospecharla y los más frecuentes son falta de aire, aparición de moretones, fiebre, debilidad y propensión a infecciones[3]. Como son algo inespecíficos, no ayudan a despertar rápidamente una sospecha y esta enfermedad progresa tan rápidamente que cada día que pasa hasta su diagnóstico es crítico.
Sobre este punto,la Dra. María Marta Rivas, médica hematóloga, Jefa del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Austral, explicó que “para muchos tipos de cáncer, la detección temprana ofrece un mejor pronóstico, por eso se recomienda la realización de mamografías, colonoscopías y controles prostáticos, por mencionar algunos”. Sin embargo, reconoció que, en el caso de esta leucemia, “por cómo se desarrolla, no existen estudios útiles para descubrirla en estadios tempranos, entonces la mejor manera de encontrarla es no demorando la visita médica ante alguno de estos síntomas que llame la atención”.
“Tras el diagnóstico, el tratamiento debe iniciarse idealmente dentro de los pocos días posteriores, mientras que los tiempos del Estado, de las obras sociales y de las prepagas muchas veces se miden en semanas. En esta enfermedad, el paciente no tiene ese tiempo de espera, la vida se le escurre de las manos si no recibe a tiempo el tratamiento para frenar la multiplicación descontrolada de células malignas, eliminar las existentes, lograr la remisión completa y esperar a que ésta no regrese”, reforzó Fernando de ALMA.
Aún se ignora por qué determinadas células de la sangre se conviertan en anormales y en células de leucemia, pero se sabe que no es una enfermedad hereditaria ni contagiosa y que determinados factores incrementan el riesgo de desarrollarla. Estos son edad avanzada (aunque puede aparecer a cualquier edad), género (es más frecuente en hombres), la exposición a radiación, químicos y solventes industriales, haber recibido quimioterapias o radioterapias previas, fumar, haber tenido enfermedades de la sangre como síndromes mielodisplásicos y determinados desórdenes genéticos de nacimiento[4].
Al respecto, la Dra. Rivas aclaró que “presentar cualquiera de estos factores no significa que una persona vaya a desarrollar esta leucemia. De hecho, con frecuencia los diagnósticos no se explican por ninguno de estos aspectos y la enfermedad se desarrolla sin causa aparente”.
Como se mencionó, las terapias que potencialmente curan esta enfermedad son la quimioterapia intensiva y el trasplante de médula ósea, aunque las tasas de curación son más bajas que en otras enfermedades oncológicas y oncohematológicas. Igualmente, para el resto de los pacientes, en los últimos años ha habido avances que van mejorando los resultados terapéuticos, sobre todo en aquellos añosos y/o que han recaído a tratamientos previos[5].
Además, hay quienes por su edad o estado de salud tienen contraindicada la quimioterapia y para ellos también ha habido novedades: el uso combinado de dos drogas, que están aprobadas y disponibles en nuestro país, demostró reducir el riesgo de muerte un 34% e incrementar la sobrevida un 50% más que si solo se usa una de ellas (14,7 meses contra versus 9.6)[6]. Usándolas juntas, mejoran las tasas de remisión completa y los pacientes viven más[7].
“Un aspecto importante, además, es que estos pacientes podrían realizar el tratamiento en forma ambulatoria porque uno de los medicamentos es inyectable, pero el otro es oral, a diferencia de los ciclos de inducción, consolidación y mantenimiento de quimioterapia, que requieren internacionales prolongadas”, agregó la Dra. Rivas.
Sobre este punto, Fernando Piotrowski remarcó que los últimos dos años, marcados por la pandemia, “representaron un desafío enorme para la disponibilidad de camas en los hospitales. Entonces, toda estrategia que pueda evitar la internación contribuye a mejorar ese aspecto crítico de la atención sanitaria, tanto en instituciones públicas como privadas”.
Las leucemias son cánceres que se originan en las células que normalmente madurarían hacia los diferentes tipos de células sanguíneas. Suelen originarse en formas tempranas de glóbulos blancos, pero algunas comienzan en otros tipos de células sanguíneas. Las leucemias se clasifican en agudas (crecimiento rápido) o crónicas (crecimiento más lento) y si se inician en células mieloides o linfoides[8].
La leucemia mieloide aguda se inicia en la médula ósea (la parte blanda del interior de ciertos huesos, donde se producen las nuevas células sanguíneas), pero suele pasar rápidamente a la sangre y a veces se propaga a los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo, el sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal) y los testículos10.
Para más información, seguir a Asociación Leucemia Mieloide Argentina en Facebook o escribir a info@asociacionalma.org.ar.