El momento justo para las cargas misioneras
El transporte fluvial apareció en el Neolítico y ya en aquella época se utilizaba para el intercambio de productos (para su transporte).
Los barcos o navíos tienen mayor capacidad de almacenaje que las vías terrestres, y junto a las diferentes medidas de contenedores marítimos, supone la posibilidad de trasladar más cantidad de materiales en un solo transporte.
La reapertura del moderno Puerto de Posadas, abre la posibilidad de la utilización del transporte fluvial con un servicio regular, lo cual significa una alternativa más que interesante en la búsqueda de reducir costos y ser competitivos.
La distancia que deben recorrer las cargas para llegar a los centros de distribución o puertos con salida al océano para colocarlas en destinos internacionales es, en prácticamente todos los casos, de 1000 kilómetros aproximadamente.
La reactivación portuaria no implica la sustitución del transporte terrestre -el cual seguirá con su normal funcionamiento-, sino que propone una alternativa para ser más eficientes, económicos, ecológicos y seguros.
En distancias largas como las de 1000 kilómetros el transporte por agua es más barato, ya que una barcaza transporta 80 contenedores, equivalente al mismo número de camiones y con dos convoyes de barcazas, se duplica la cantidad de contenedores transportados hasta 160.
Al ser el puerto de Rosario el destino para las salidas de exportación, las cargas que tengan otros operadores logísticos internacionales o puertos de salida seguirán en principio transportándose vía terrestre.
El fin del Puerto, es que el productor misionero sea competitivo a la hora de enviar cargas a los puertos de la Argentina. Con la puesta en funcionamiento y el aumento progresivo de las cargas a enviarse por el puerto, los costos naturalmente se reducirán.
Misiones aproximadamente exporta al año entre US$400 y 500 millones y con la reactivación del puerto esperamos poder duplicar estos números, sin tener en cuenta la enorme potencialidad de la “zona aduanera en Misiones”.
Hay que tener presente que siempre que sea posible producir una mercadería, la exportación (la extracción de mercadería del territorio aduanero) es lo más conveniente en contraposición a la otra operatoria aduanera que es la importación (ingreso de mercadería al territorio aduanero), ya que al enviar productos misioneros también en ellos enviamos trabajo misionero, energía y todo los insumos y gastos necesarios en la producción, lo que genera un círculo virtuoso o positivo económicamente hablando.
No caben dudas del gran beneficio que brinda el puerto de Posadas incluso para los demás medios de transporte, ya que necesariamente deben asistirlo. Los contenedores que traigan carga al puerto de Posadas, serán vaciados y necesitan trasladarse hasta las empresas de distintas ciudades misioneras que luego sacarán sus cargas como las tealeras, yerbateras, celulosas, madereras, etc. Y regresar al puerto de Posadas, con lo cual de la mano del transporte multimodal se genera una sinergia logística.
La ubicación del Puerto de Posadas es sumamente estratégica y se arriba y sale sin inconvenientes ni demoras, contando con que el Parque Industrial y de la Innovación es lindante y el aeropuerto está a una distancia corta.
El Puerto de Posadas, con el depósito fiscal otorgará más beneficios, ya que estos establecimientos operativos autorizados por la Aduana (DGA) y bajo su control, permite que se almacenan mercaderías sólidas, líquidas o gaseosas y se realicen las importaciones o exportaciones lo que simplifica y agiliza el cobro de los envíos.
Es muy alentador para todos los Misioneros haber logrado no sólo la construcción de la infraestructura sino la adquisición y equipamiento de todo lo necesario para que funcione, desde las modernas grúas (fija y móvil), oficinas, instalaciones eléctricas, hidráulicas, balizamiento, sistemas seguridad y vigilancia permanente. Podemos concluir citando a nuestro querido historiador Anibal Cambas que “Nuestro pueblo es hijo del río” en alusión a la historia de Misiones.