Las falsas energías eólicas y solares, problemas que provocan, y sus poco conocidos costos de generación
Un tema muy citado pero muy poco conocido por sus complejidades técnicas.
Muy promocionadas, por el aceitado y múltiple mecanismo comunicacional claramente identificado con los poderosos intereses vinculados con esas tecnologías de generación, reiteran cuan pretendido mantra indiscutible, el concepto que afirma ser “energías limpias”… ¿pero lo son realmente?
Además, omiten cuidadosamente toda mención de sus costos reales por kWh, y otros temas “incómodos”, como la complicada y costosa disposición final de esas instalaciones, así como la trama de ventajas abusivas de claros cortes prebendarios, que cargan al erario público y/o a los usuarios, los costos de esas ventajas, con las que reducen a cero el riesgo empresario.
En castizo simple, ventajas abusivas impuestas por presiones del lobby ultraecologista, funcional a los intereses económicos que lucran sin riesgo alguno, con esas generadoras de “renovables sesgadas”.
La imposición forzosa de las energías “renovables” eólicas y solares, parece provenir del “Estado Profundo”, que desde las sombras promueve la globalización salvaje, en un mundo sin Estados y con la población marginada de todo derecho y descartable.
Como estas “renovables sesgadas” aportan a la pobreza energética, son funcionales a esos deshumanizados objetivos.
La definición de “renovables sesgadas” precisa el caprichoso sesgo de las legislaciones argentinas, el cual, sin justificativo técnico alguno, excluye de la definición de “energías renovables” a las hidroeléctricas de más de 50 MW de Potencia Instalada. Una aberración legal, que no pareció ser entendida como tal por nuestros legisladores nacionales. Es como querer suprimir la ley de la gravedad, con una norma legal al respecto.
No mencionan que las energías de “renovables sesgadas” adolecen de intermitencias, por lo que son inútiles como Energías de Base, siendo solo Energías Complementarias.
Alemania es un contundente ejemplo de las limitaciones de eólicas y solares, que no pueden reemplazar a las nucleares, ni al gas y el petróleo que suministraba Rusia, encareciendo costos de la energía, lo que frena la economía germana, …y ese es ya un tema geopolítico. Claramente, para sostener la afirmación de “energías limpias” se parte de la falacia de considerar únicamente su funcionamiento una vez instalados los respectivos equipos, pero con muy discutible o inexistente rigor científico, se omiten las evaluaciones de costos ambientales desde el momento de recolectar las materias primas para la fabricación, los costos ambientales de los propios procesos productivos, los costos ambientales de sus complicadas logísticas; ni tampoco se incluyen los costos ambientales y problemas logísticos de los necesarios procesos de desguace y disposición final de esas infraestructuras, al final de sus no muy extensas vidas útiles. Eso implica que, si se evaluara todo el proceso, el concepto de “energías limpias” respecto a eólicas y solares, se constataría que es una burda falsedad insostenible. Y a esas contaminaciones de los períodos pre y post funcionamiento, deben agregarse las contaminaciones e inconvenientes que ocasionan durante sus funcionamientos.
Los promotores de eólicas y solares, nunca mencionan sus costos de generación, pues si lo hicieran, quedaría en claro que son pésimas alternativas que encarecen los costos medios por kWh. Y parte de los costos indirectos que con rigor técnico deberían atribuirse a esas “renovables”, se las computan a las centrales termoeléctricas, que operan como respaldos en frío (apagados), o reservas en caliente (funcionando), para cubrir los constantes baches y fluctuaciones en las generaciones de eólicas y solares.
Eso no solo sucede en Argentina, por caso en España, los costos de generación de las turbogas que funcionan para respaldar a las eólicas, se imputan a la generación termoeléctrica, siendo que operan como necesario respaldo de esas “renovables sesgadas”.
Un análisis de costos ambientales hecho en forma rigurosa, debe computar las contaminaciones que provocan los procesos extractivos de las materias primas, sus transportes a fábricas, sus fabricaciones, los transportes a destinos de emplazamientos, los procesos de instalaciones, los costos ambientales a consecuencia de sus operaciones, y finalmente los costos de desmontaje y eventuales disposiciones finales.
Habitualmente, los promotores a ultranza de las “renovables sesgadas”, omiten esos costos, sea por ignorancia (en los casos de muchos ultraecologistas y otros opinólogos al voleo), o por operar y expresarse de acuerdo a las “opiniones renovables correctas” que se instalaron y/o indican los influyentes factores del poder promotores de esas energías.
Son “renovables sesgadas”, pues amañadamente y con clara mala fe, sus promotores del ultra ecologismo y el aparataje de difusión al servicio de eólicas y solares, omiten a las hidroeléctricas, que también son renovables, y además producen energía limpia, mucho más económica y de calidad, pues las hidros no adolecen de las intermitencias de eólicas y solares. Además, las eólicas y solares no son neutras tampoco durante sus períodos de funcionamiento.
Se sintetizan esos costos ambientales más relevantes, durante sus vidas útiles.
Eólicas. Producen energía de baja calidad, por sus intermitencias, y solo puede volcarse a las redes, mezclada con energía producida por centrales de base, para neutralizar sus fluctuaciones de voltaje y súbitos apagones.
Como alternativa, para anular las intermitencias, la energía se puede almacenar, pero ese proceso encarece los ya altos costos económicos y aumenta los costos ambientales. Los acumuladores (baterías) son altamente contaminantes. ¿Ecológico eso…?
Causan ruidos molestos que alteran el entorno, lo que es complicado en áreas pobladas.
Se estima que sus grandes palas al girar causan mortandades de aves. Inutilizan valiosas extensiones de tierras, que deben quedar fuera de toda presencia humana, de ganado y de sembradíos, pues está el riesgo de desprendimientos de componentes de las gigantescas palas, así como de hielo que se forme en las mismas y que termine despedido como proyectiles, peligrosos para humanos y ganados. Puede estimarse en una hectárea por cada instalación eólica, como superficie vedada a toda actividad, para evitar accidentes o daños.
En casos de pequeñas propiedades (como sucede entre otros países, en España y el Reino Unido), las eólicas quitan mucho valor a las propiedades afectadas a esas generadoras “renovables sesgadas”.
Por algo hubo fuertes manifestaciones en contra de las instalaciones de eólicas, en varios países, entre ellos los dos mencionados. Pero eso no suele ser publicado…¿Por qué?…
Las necesarias reparaciones de sus equipamientos electromecánicos, deben hacerse a grandes alturas, lo cual es muy riesgoso, y produjo varias muertes de operarios, pero esos temas “ecológicamente incorrectos” no suelen ser difundidos.
Al término de sus no muy extensas vidas útiles, las gigantescas palas no son reciclables, pasando a ser molestas basuras de muy costosa eliminación.
Las enormes bases de cemento armado, del orden de una hectárea por cada “molino” eólico, quedan como “herencias negativas”, con consecuencias de dejar enormes superficies desertificadas, pues nadie se ocupa, al final de sus vidas útiles, de destruir esos enormes e inútiles planchones de cemento armado.
Solares: Energía con muchas intermitencias, de muy mala calidad. No funcionan de noche, ni en días lluviosos o nublados. Eso puede solucionarse con baterías de acumuladores, pero esto tiene altos costos económicos y ambientales.
Inutilizan grandes superficies de tierras, que son desproporcionadas respecto a las bajas potencias y escasos rendimientos de los paneles, abarcando muchos más espacios por KW y por kWh que otros tipos de generadoras eléctricas.
Requieren mantenimiento y limpieza de los paneles, que pueden ser desproporcionados en función de sus limitadas capacidades de producción.
Los paneles tienen componentes tóxicos, que suelen terminar volcados al entorno de sus instalaciones.
Las eventuales roturas de vidrios, sobre todo al desmontaje, contaminan el suelo y pueden causar lesiones a personas y animales que utilicen o circulen en esas superficies de terrenos.
Los promotores de esas instalaciones solares, sistemáticamente omiten precisar como y a que costos se desguazarán los paneles, al cabo de sus vidas útiles.
Tampoco difunden sus costos reales por kWh, ni sus cortas vidas útiles.
Condicionamientos abusivamente prebendarios de eólicas y solares. Se montó un amplio y creciente conjunto de facilidades (exenciones impositivas, accesos financiaciones especiales, prioridades absurdas para vender energías caras, imposiciones de ventas a grandes usuarios, etc.), que no existen para otros tipos de centrales eléctricas. Los costos de esas ventajas prebendarias para las “renovables” lo terminan solventando directa o indirectamente los consumidores, o el erario estatal, muy influenciado este por las masivas presiones de los promotores a ultranza (externos e internos) de esas poco eficientes generadoras de energía.
Recientemente, se impuso que los grandes consumidores de energía eléctrica, desde 2025, obligatoriamente deben consumir un mínimo de 20 % de “renovables sesgadas”, lo cual es otra vuelta de tuerca para imponer al como sea a esas poco eficientes generadoras de energía.
Eso se agrega a la abusiva prioridad para el despacho (venta), no importando que existan otras usinas que puedan abastecer con energía de precios mucho menores.
Además de una maraña de ventajas muy acentuadas, como exenciones impositivas, facilidades para importar equipos y demás, las leyes 26.190 y 27.191 acentúan esas desmedidas ventajas.
Las grandes generadoras eólicas, muchas instaladas en La Patagonia; y las solares (en el NOA), están lejos de los grandes nodos de consumos. El eventual transporte de esas energías, requerirá mayores inversiones en el Sistema Nacional de Transmisión de Energía, hoy ya comprometido por la absurda decisión de libertarios, neoliberales y otros cómplices políticos, de paralizar totalmente las imprescindibles inversiones en infraestructura y en el mantenimiento de lo existente.
Otra de las falsedades instaladas para promocionar las “renovables sesgadas” afirmó que se impulsaría las producciones industriales nacionales de esas infraestructuras. En verdad, las inversiones en eólicas y solares, beneficiaron a las industrias chinas (solares) y del bloque europeo (eólicas), con poco o nada fabricado en Argentina. Mientras tanto, las presiones del Bloque Atlantista, impidieron continuar con las necesarias obras hidroeléctricas (en el río Santa Cruz), así como otros proyectos muy viables; y las nucleares (dos veces paralizada Atucha 3), y ahora paralizado el Proyecto CAREM. Todo permite afirmar que algunos grupos de poder mundial, con sus subordinados locales, nos quieren empobrecidos y embretados en deficiencias insalvables de infraestructura que nos impidan el desarrollo.