Aventura, la nueva cabaña de Al Kamar, para una experiencia íntima con la naturaleza
El 8 de diciembre Al Kamar celebró su séptimo aniversario y lo hizo con la apertura de una nueva cabaña que se acaricia con el monte para darle más opciones a los que buscan una experiencia donde la naturaleza no sólo se contempla, sino que se vive con todos los sentidos.
Ubicado entre paisajes que parecen susurrar historias al viento, Al Kamar invita a caminar por sus senderos que serpentean entre la espesura, a deleitarse con una gastronomía que lleva la frescura de la huerta directamente al plato y a desconectarse del ruido cotidiano en sus cabañas que se mimetizan con el entorno.
“Este lugar fue pensado para disfrutar con todos los sentidos”, dice Graciela, su creadora. Y no exagera. Al Kamar tenía ocho cabañas a la que se sumó una novena llamada “Aventura”.
Este espacio lleva la experiencia a otro nivel con un confort superior: muebles cuidadosamente diseñados, comodidades modernas y detalles que enamoran, como su propio quincho y un balcón que parece flotar entre las copas de los árboles.
Desde allí, con una hamaca que invita al descanso, se pueden contemplar los atardeceres que pintan el cielo de colores imposibles y sentir el murmullo del bosque como música de fondo.
“Es ideal para ocasiones especiales, como aniversarios o pedidos de matrimonio. Quisimos que sea un lugar privado, alejado de las demás cabañas, donde todo está pensado para el disfrute”, agrega Graciela.
La propuesta no termina allí. Al Kamar también cuenta con un salón equipado con juegos que despiertan la nostalgia, como ping pong, metegol y un jenga gigante.
Una amplia pileta invita a sumergirse mientras el sol se despide del día, y la terraza se convierte en el lugar perfecto para ver la salida de la luna, una experiencia que le da nombre al complejo: “Al Kamar”, que significa “la luna” en árabe.
Para quienes buscan momentos de introspección, el jardín de las cuatro estaciones es un remanso de paz. Alejado del bullicio, este espacio está pensado para meditar y conectar con uno mismo, rodeado de flora que cambia su vestido según la época del año.
El corazón de Al Kamar late también en su compromiso con la sostenibilidad. La huerta agroecológica abastece el menú de verduras frescas, bajo un cuidado artesanal que garantiza la trazabilidad de cada ingrediente. La panadería, casera y aromática, completa una experiencia culinaria que respeta el entorno y deleita el paladar.
“Siempre estamos creciendo, adaptándonos a las demandas del turismo actual, pero sin perder nuestra esencia: ofrecer un lugar donde cada detalle esté pensado para que los visitantes se sientan en armonía con la naturaleza y consigo mismos”, concluye Graciela.
Al Kamar no es sólo un destino. Es una invitación a pausar el tiempo, a respirar profundo y a descubrir que, a veces, la felicidad está al alcance de la mano… o de la luna.