“Las universidades públicas están cada vez más desfinanciadas”

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Lo afirmó Oscar Alpa, flamante presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y rector de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam), en una entrevista con este medio. “La situación crítica de la universidad se profundiza cada vez más”, sostuvo.

Alpa describió un panorama alarmante para la educación superior en Argentina: sin presupuesto aprobado, con salarios docentes deteriorados y sin fondos para investigación. “Estamos trabajando con partidas congeladas, que en valores reales representan apenas un tercio de lo que recibíamos en 2023 ajustado por inflación. La situación es insostenible”, advirtió.

En la entrevista, el titular del CIN comparó la inversión en educación superior de países como Brasil y México con la de Argentina, que pasó del 0,8% del Producto Bruto Interno al 0,4%. “Si pudiera hablar con el presidente Milei, le diría que las universidades son el futuro del país. Y le preguntaría: ¿Cuál es su objetivo con el sistema universitario, tanto público como privado?”

“Problemas profundizados”

—¿Cuál es la situación de las universidades nacionales?

—Estamos con los mismos problemas del año pasado, pero más profundos. No hay presupuesto aprobado y los fondos que se transfieren alcanzan apenas un tercio del valor real que teníamos en 2023. El problema más grave es el salarial: los sueldos docentes cayeron drásticamente y muchos profesores se limitan a trabajar unas horas como simples y luego se van a ejercer sus profesiones o buscar otros ingresos. Eso resquebraja el nivel académico. Además, se suspendieron los programas de investigación. Brasil y otros países ofrecen programas a 10 años, lo que está llevando a muchos científicos argentinos a emigrar. El gran problema es que no ven un futuro estable en la Argentina.

—El 23 de abril se cumplió un año de la gran marcha federal universitaria. ¿Mejoró algo desde entonces?

—No. Aquella marcha tuvo un impacto parcial. Sirvió para que el Gobierno nacional reconociera la gravedad de la situación y permitiera cerrar 2024, aunque lo poco que se logró lo absorbió la inflación, que fue del 118%. Luego se hizo una segunda marcha a favor de la Ley Federal de Educación, que garantizaba financiamiento, pero no se sancionó. Algunos dirigentes del PRO decían: “Vamos a apoyar el veto porque el presupuesto 2025 va a resolverlo”. Pero ese presupuesto nunca llegó. Volvimos para atrás: no hubo aumentos salariales, se congelaron becas, se frenaron obras de infraestructura y comenzó el desguace científico. Muchos jóvenes que aspiraban a ser futuros docentes titulares, hoy dicen: “Por esta plata, tengo otras oportunidades”.

—El Gobierno nacional dijo que las universidades son centros de adoctrinamiento, nichos de corrupción y fábricas de estudiantes fantasmas. ¿Qué responde?

—Forma parte del formato comunicacional del Gobierno, que usa esas frases como estrategia política. A cada una de esas afirmaciones, podemos responder con datos. Respecto a la supuesta corrupción, no hay una sola causa judicial iniciada. Las universidades públicas son las instituciones más auditadas del Estado. ¿Adoctrinamiento? Si existiera, docentes y estudiantes no habrían votado a Milei. Y sobre los llamados “estudiantes fantasmas”, es una simplificación. Hay estudiantes que cambian de carrera, que trabajan mientras estudian, o que abandonan porque reciben ofertas laborales. Pero eso no significa que no existan: al contrario, muchos fueron capacitados por la universidad y aplican ese conocimiento incluso sin haber obtenido el título.

“Argentina invierte la mitad del PBI que antes en universidades”

—Brasil invierte 4.000 millones de dólares por año en sus universidades y recientemente anunció 1.025 millones más para crear nuevas. México destina 7.000 millones. ¿Dónde está Argentina en ese mapa?

—Históricamente, Argentina destinaba el 0,8% del PBI a su sistema universitario. Hoy apenas el 0,4%. Esto significa que bajamos la inversión en el futuro. Lo que se pierde en uno o dos años de desfinanciamiento en conocimiento e investigación, tarda décadas en recuperarse.

—¿Está habiendo un éxodo de docentes y científicos hacia Brasil, especialmente desde el NEA?

—Sí, porque la propuesta no es solo económica, sino científica. En Brasil están apostando a largo plazo y ofreciendo estabilidad. Eso supera lo que pueden ofrecer hoy universidades nacionales como las de Misiones. Nuestros científicos necesitan certezas, y acá no tienen ni fondos para comprar insumos de laboratorio. Hace poco emitimos un comunicado denunciando que las universidades no tienen recursos ni herramientas para importar productos básicos. Sin laboratorios no hay ciencia, y en Brasil ya hay inversión planificada. Por eso, muchos profesionales se están yendo.

—¿Cuál es su posición sobre el arancelamiento a estudiantes extranjeros?

—Si el Gobierno nacional quiere avanzar con eso, deberá cambiar leyes: no solo la de Educación Superior, sino también la de Migraciones. Hoy lo único gratuito es la carrera de grado. Los posgrados ya son pagos. No existen los “extranjeros temporarios”: quienes estudian acá viven 7 u 8 años, consumen, pagan impuestos y aportan al sistema. Si el Gobierno quiere cambiar eso y tiene los votos, que lo haga. Pero que lo diga con claridad.

—¿Cómo está la Universidad Nacional de La Pampa?

—Igual que el resto. Teníamos tres obras ya licitadas que no se pudieron iniciar, y otra que debimos terminar con ahorros propios. Si no hay crecimiento, hay retroceso. También vemos que muchos jóvenes del interior no se acercan a estudiar porque vivir fuera del hogar es un costo altísimo. Tenemos que repensar cómo llegar a cada localidad.

—¿Hay deserción estudiantil?

—Sí, especialmente en universidades chicas. Muchos que antes iban a Córdoba o Buenos Aires, ahora se quedan en La Pampa. Y los del interior profundo ya no vienen. Eso compensa parcialmente, pero es preocupante. Si esta situación sigue, va a afectar el número de estudiantes. Por eso, tenemos que llegar al “interior del interior”.

—Si pudiera hablar a solas con el presidente Milei, ¿qué le diría?

Le diría que las universidades son el futuro del país. Y le preguntaría cuál es su visión para el sistema universitario, tanto público como privado. En las universidades públicas estudia el 80% de los alumnos del país. Todos coincidimos en la necesidad de una macroeconomía ordenada. Pero este ajuste se está haciendo, entre otras cosas, a costa de la educación superior. Y eso, a largo plazo, significa hipotecar el desarrollo de la Argentina.

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