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Análisis político de La Nación sobre cuadernos: Nadie cree en nada y Macri tampoco saca rédito
A continuación, reproducimos una columna de análisis y opinión del periodista y editor de La Nación, Claudio Jacquelín, sobre el impacto político de la causa de los cuadernos. Jacquelín, por años periodista especializado en informaciones gremiales, afirma que según sondeos a los que accedió su diario, la mayoría de la gente tiene desconfianza en la Justicia y no cree que esta causa termine con presos con condena firme. Además, explica que Macri tampoco saca rédito de la causa y la sociedad, en general, mira a toda la dirigencia con la misma desconfianza.
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Si el caso de los cuadernos fuera una obra de teatro o una ópera (merecería serlo), se podría decir que desde su estreno, y tras las primeras funciones, el impacto no ha sido el mismo en la platea y en la crítica especializada que en el superpulman y el gallinero. Encuestas y sondeos realizados hasta el miércoles pasado lo confirman.
Son percepciones iniciales de los que miden cada día la tarea del juez y del fiscal de la causa, pero podrían empezar a cambiar tras la abrumadora acumulación de pruebas que empiezan a asomar, junto con la caída y las confesiones de ejecutivos y dueños de grandes empresas a los que nadie imaginó con ver alguna vez tambaleantes en el banquillo de los acusados. El sistema parece crujir de verdad.
La política líquida es muy funcional en tiempos inciertos. Una encuesta previa a la aparición de los cuadernos que circuló por los despachos oficiales y por los de algunos conspicuos dirigentes peronistas bonaerenses sigue pesando hasta la aparición de otra medición que pueda mensurar con más certeza el impacto de las pruebas y las evidencias en el electorado del conurbano.
Lo cierto es que, aunque la situación judicial de Cristina se complica a velocidad supersónica, no se advierten fugas masivas y ningún senador peronista se avergonzó por haber demorado otra semana la autorización, pedida por Bonadio, para allanar sus domicilios. Ni hablar del desafuero, aunque muchos ya se preguntan cuánto más podrán resistirlo si la causa de los cuadernos sigue con el alud de arrepentidos que en cada declaración le sacan una mano más de pintura a su retrato imperial.
Por eso, buena parte de los propagandistas de Cristina y de los justificadores intelectuales de la política a oscuras han moderado sus cuestionamientos a los cuadernos para empezar a alertar sobre los riesgos de colapso del sistema político y económico del país a causa de lo que de esas anotaciones se ha ido comprobando y ampliando. Falsos defensores de un supuesto interés nacional que pregonan apocalipsis rogando por su salvación personal.
Soluciones peronistas para Macri
Aunque parezca ajeno, todo eso está demasiado ligado con las urgencias económicas del Gobierno. Además de tratar de controlar las consecuencias negativas que el caso de los cuadernos pueda tener sobre las cuentas públicas y la actividad privada, el oficialismo tiene como objetivo cada vez más urgente definir el presupuesto para 2019 y lograr acuerdos que le permitan aprobarlo. El FMI, que vuelve esta semana al país, sigue con mucho interés y preocupación este tema. No será sencillo avanzar, aunque quizás el contexto pueda ayudar al Gobierno.
La economía que cruje y la corrupción estruendosa no le dan ventaja a nadie. Por el contrario, el cuestionamiento creciente a los políticos sin distinciones hace que ningún espacio o dirigente sume con las desgracias ajenas. Y a nadie le sobra poder de veto. Por eso, el Gobierno podría lograr la aprobación en Diputados del ajuste expresado en el presupuesto que debe llegar al Congreso en menos de un mes. Solo tendría que procurarse del quorum. Con eso, apenas necesitaría sumar para su causa a unos pocos diputados de otros bloques. Las ausencias harían el resto. Así, la oposición le daría la herramienta que necesita Macri sin pagar el costo de la adhesión ni el precio del obstruccionismo. En eso andan las conversaciones mientras pasan las hojas de los cuadernos. Ya se lo han hecho saber algunos peronistas que no lamentan las desgracias de Cristina, sobre las que aguardan muchas novedades esta semana.
La sociedad los mira a todos con moderada expectativa y suficiente escepticismo, a la espera de soluciones tangibles, resultados concretos y culpables en prisión. La edad de la inocencia terminó hace mucho.