
Anna Wintour, la fuerza detrás del estilo y las grandes estrellas
La salida de Anna Wintour de su histórico rol como editora en jefe de Vogue US sacudió la industria de la moda. Si bien este anuncio podría sugerir un adiós, Wintour continuará en sus roles como directora de contenido de Condé Nast a nivel global, supervisando publicaciones de renombre como Vanity Fair, GQ y WIRED, y como directora editorial global de Vogue.
¿Por qué Anna Wintour es tan importante para la moda?
Su relevancia trasciende el simple rol de editora: Anna Wintour es una de las mujeres más poderosas e influyentes del mundo editorial y de la moda.
Desde que asumió el cargo en 1988, transformó Vogue en una potencia cultural y en el máximo referente de la moda. Bajo su dirección, la revista se convirtió en una autoridad indiscutida, capaz de marcar tendencias y consagrar diseñadores.
Primera portada de Anna Wintour
Fue pionera en colocar celebridades en las portadas, una jugada arriesgada en ese momento que impulsó las ventas y fusionó la moda con el entretenimiento y la cultura pop. Su primera portada memorable —una modelo en jeans y blusa de alta costura— rompió esquemas y marcó un antes y un después, haciendo la moda más cercana y accesible. También fue de las primeras en combinar alta y baja moda en producciones editoriales.
Además, su apoyo a talentos emergentes fue clave para el crecimiento de figuras como Marc Jacobs, Alexander McQueen y John Galliano.
Desde los años 90, bajo su liderazgo, la Met Gala se convirtió en el evento de moda y caridad más importante y esperado del año. Recauda millones para el Costume Institute del MET y atrae a celebridades, diseñadores y referentes de todo el mundo.
Con su corte bob perfecto y sus infaltables gafas oscuras, Wintour impuso un estilo y se volvió un icono. Su carácter firme y mirada afilada fueron la inspiración directa de Miranda Priestly, la temida jefa en The Devil Wears Prada (2006), interpretada magistralmente por Meryl Streep. El personaje se volvió inolvidable.
Moda, poder y cifras
Su fortuna personal se estima en 35 millones de dólares, cifra que ella atribuye al trabajo constante y al liderazgo que ejerció durante más de 30 años. Su salario en Condé Nast rondaba los 2 millones de dólares anuales, con beneficios adicionales: un subsidio de 200.000 dólares por
año en ropa, auto con chofer y estadías de lujo durante las semanas de la moda en Europa.
Uno de sus mayores logros económicos fue convertir la Met Gala en un evento global, que bajo su gestión recaudó más de 200 millones de dólares para causas benéficas y para el Costume Institute del MET.