Arborización de yerbales, ¿una tendencia para garantizar la productividad frente al cambio climático?

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La sequía está generando pérdidas en diversos cultivos. En la yerba, este año además se dió una situación peculiar: se han secado plantas de añares, cosa que antes no sucedía. 

En ese contexto, diversos organismos como la Subsecretaría de Desarrollo y Producción Vegetal del Ministerio del Agro y la Producción, el Instituto Nacional de la Yerba Mate y el Instituto Misionero del Suelo, impulsan la arborización en yerbales -que no es otra cosa sino incorporar dorsales de árboles en las plantaciones de yerba- como estrategia para la mitigación del impacto del cambio climático

Los beneficios que los árboles brindan a los yerbales son múltiples y exceden lo ambiental, alcanzando también lo económico: según detallan especialistas, un buen manejo genera una fuente extra de ingresos para los productores. 

IMITAR LAS CONDICIONES NATURALES. Victoria Scalerandi, subgerente del área Técnica de INYM, explicó a Economis que desde 2.020 están trabajando en el Equipo de Extensión Yerbatero del INYM y que avanzan con la formación y capacitación orientada a promover un sistema yerbatero más amigable con el medioambiente, integrándose y generando beneficios para el mismo. 

La yerba mate es originaria de la selva misionera y en su desarrollo y evolución, históricamente estuvo bajo la sombra de otros árboles. “Nosotros lo sacamos de la plena sombra y lo pusimos al sol. Esto generó algunos cambios y consecuencias ya que su corteza no está adaptada a la radiación solar directa. Y ante situaciones de estrés se vuelve más vulnerable a plagas y enfermedades”, sostuvo. Un ejemplo claro son las últimas sequías de los últimos tiempos, hemos visto que se han quemado no sólo hojas sino también ramas completas. 

En un contexto de condiciones extremas adversas del clima, como el actual déficit de precipitaciones, un yerbal asociado a otros árboles nativos, con suelo y caminos sistematizados, con cubiertas verdes, presenta mejores condiciones. Y allí radican los ejes del trabajo del servicio de Extensión Yerbatero del INYM: capacitación, asistencia técnica y provisión de materiales a los productores. 

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“La propuesta de arborizar yerbales no es otra cosa sino imitar las condiciones naturales en las que se encontraba el cultivo en forma silvestre”. De esta manera, la idea es lograr los beneficios que le daba un dosel  la protección a la yerba mate. Bajo esa premisa, trabajan a partir de 3 ejes: producción de yerba mate, capacitación a productores y asistencia técnica. 

El suelo de monte es capaz de captar toda la precipitación que cae y, en cambio; los suelos yerbateros no logran captar el 20% de las precipitaciones. El suelo en vez de ser una esponja, es un pavimento y la mayor parte del agua termina en los arroyos llevándose el suelo fértil. “Nos encontramos con un suelo que en vez de actuar como una esponja, actúa como un pavimento, o sea el agua que cae no se infiltra, sino que sigue de largo hasta terminar en un arroyo, arrastrando suelo, y en esas condiciones ocurre lo que se conoce como erosión hídrica”, explicó.

Una de las diferencias enormes que detectaron los técnicos durante una jornada en terreno con 42ºC, es que debajo del dosel de árboles, esa temperatura no superaba los 35ºC. “Las plantas después de los 25ºC dejan de fotosíntetizar. O sea que cuando la temperatura es extrema, las plantas dejan de producir. Y, por encima de los 40ºC empiezan a tener daño fisiológico. O sea que cuando la temperatura es extrema, la planta deja de producir. Y, por encima de los 40ºC, se mueren”. A partir de ahí empiezan los daños a la planta y a las ramas, que justamente es lo que debería garantizar la producción a futuro. 

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Sumado a lo anterior, la temperatura del suelo, al ser superior a los 20ºC hacen que las plantas dejen de absorber el agua. 

Frente a esas situaciones que se vuelven cada vez más comunes, el dosel arbóreo y la cobertura del suelo hacen que las temperaturas sean menores y que, si hay disponibilidad de agua, la planta siga absorbiendo. 

Hacer que los sistemas productivos se parezcan cada vez más al monte, hace posible que se logren sistemas cada vez más resilientes. Esto, más allá de mejorar las condiciones de productividad, genera la posibilidad de que cuando llueva, se alimenten correctamente las napas, que las vertientes se recuperen, etc. 

En esta línea, la ingeniera agrónoma destacó que desde el INYM los técnicos brindan asesoramiento a los productores para la realización de curvas de nivel, el mejoramiento de las condiciones de los caminos y la preparación de nuevos yerbales. 

“Nuestro sueño es que toda la yerba esté bajo la sombra. El árbol no solo dará sombra a la yerba, sino que además albergará a pájaros que se comerán insectos, protegerá a las plantaciones y disminuirá los daños en caso de granizo. Y también aumentará la exploración del suelo, permitiendo traer nutrientes de las partes profundas del suelo hacia las capas superiores, entre otras cuestiones”, detalló. 

Los beneficios de los doseles arbóreos en yerbales exceden lo ambiental y pasan también por lo económico: un buen manejo  genera una fuente extra de ingresos para los productores ya que leña y madera, serían productos resultantes de la correcta arborización en yerbales.

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