Carlos Andrés Ortiz

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

Prioridades para que la energía sea factor de desarrollo social

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La energía puede ser simplemente un brillante negocio para grandes corporaciones extranjeras y algunos grupos oligárquicos locales, y casi irrelevante para La Nación y para el pueblo; o puede (y debe) ser un factor primordial impulsor y dinamizador del desarrollo socio económico nacional.
En el primer caso, ya padecido durante el siniestro “proceso”, el noventismo y el reciente muy destructivo macrismo (las tres etapas de neoliberalismo que padecimos dolorosamente), y similares destructivas medidas en menores escalas en precedentes gobiernos liberales, sin ninguna inocencia ni improvisación, se apostó a la regresión a una economía primarizada, exclusivamente productora de materias primas, cuyos ingentes beneficios de exportaciones sin control ni medida, solo beneficiaron a grupos de poder económico concentrado, cuyas ganancias se volcaron casi sin freno alguno a la fuga de capitales, mientras el argentino de a pie, veía caer en picada sus condiciones de vida y su futuro se ennegrecía en la certidumbre de miseria reconcentrada y falta de oportunidades de progreso.
Lo que corresponde, obrando con Sentido de Lo Nacional, es que La Energía sea una palanca y un poderoso factor inductor del desarrollo general, apuntalando mejores niveles de vida en general, y facilitando el desarrollo industrial y tecnológico, así como la productividad en general.
Es necesario revertir la realidad de pobreza energética, consecuencia del neoliberalismo, con sus dos brazos de imposición de las tenazas del subdesarrollo crónico: tarifas o precios de energéticos a valores prohibitivos; y deficiencias en el abastecimiento, provocadas por las pocas o nulas inversiones. Esto último pues casi todos los ingresos extraordinarios que percibieron en esos cuatro últimos años los oligopolios energéticos privatizados, los distribuyeron como dividendos a los accionistas.
Lo opuesto a pobreza energética es la abundancia, que no implica derroche. Tarifas y precios acordes, que no limiten en uso de los energéticos, pero tampoco que promuevan el uso irresponsable o el despilfarro irracional de los energéticos.
Los precios y tarifas deben ser accesibles, evitando las tarifas dolarizadas y a valores impagables; pero no llegando a niveles ínfimos que no promuevan el cuidado y la utilización responsable de los energéticos. Si el consumo dispendioso duele en “la víscera más sensible” (el bolsillo), con seguridad todos los usuarios
 seremos  medidos y criteriosos a la hora de consumirlos, sean ellos combustibles líquidos, o gas, o energía eléctrica.
En lo referente a los combustibles, sin duda la gran apuesta es el mega yacimiento no convencional de Vaca Muerta –una de las principales fuentes potenciales de divisas en gran escala de Argentina-, el cual el ultraecologismo cavernario, al servicio de sus mandantes extranjeros, intenta frenar o al menos entorpecer. 
Como referencia, EEUU pasó de primer importador mundial de petróleo y gas natural, a gran exportador, gracias a la activación de sus enormes yacimientos no convencionales de petróleo y gas. Pero acá, las ONGs “ecologistas”, con letras y financiaciones de las Potencias Atlantistas (en particular las dos potencias anglosajonas), quieren impedir que Argentina use adecuadamente esas cuantiosas riquezas hidrocarburíferas.
Tampoco deben descuidarse los yacimientos hidrocarburíferos
convencionales, en los que las explotaciones secundarias o terciarias seguro tienen potenciales ingentes recursos a extraer.
Las cuencas marítimas son un tema especial, de particular importancia geopolítica. No solo debe considerarse su enorme potencial, según trascendió de datos conocidos acerca de sus cuantiosos yacimientos, sino que es imperativo revertir las vergonzosas concesiones a empresas británicas, que el neoliberalismo macrista claudicante impuso, pese a las fuertes oposiciones a esa antinacional actitud, que tuvo fuertes reparos y rechazos en diversos ámbitos de nuestro país, en particular en las provincias patagónicas.
Sin duda es de desear la estatización total de YPF, así como la ampliación de su rol de principal petrolera del mercado argentino.
Seguramente son necesarias al menos un par de nuevas destilerías, una de ellas al pie de Vaca Muerta, para facilitar la provisión local y exportaciones de petróleo elaborado, con valor agregado nacional. Seguramente se podrá conseguir financiación de China o Rusia, o tal vez India, para concretar esas grandes inversiones; lo cual a su vez tendrá pleno sentido desde lo geopolítico, pues ninguna de esas tres grandes potencias evidencian la agresividad económica, financiera y militar que demuestran las Potencias Atlantistas, en partículas las dos grandes potencias anglosajonas, usurpadoras de nuestros territorios insulares y amenazantes de la Antártida Argentina.
La reactivación carbonífera, otra actividad paralizada por el macrismo y puesta en rumbo a su disolución total, volvió a cobrar impulso, la cual con la terminación de la Central Carbonífera de Río Turbio, proveerá Potencia y Energía, en el extremo sur del Sistema Interconectado Nacional, lo que es técnicamente necesario; además del innegable rol geopolítico de evitar el despoblamiento del extremo sur oeste del territorio continental nacional.
Otro sector a apuntalar es el de los biocombustibles, que surgido
prácticamente de la nada, en los doce años precedentes alcanzó un rol destacadísimo a nivel mundial ubicándonos entre los primeros productores y exportadores, aun pese al evidente boicot instrumentado por España y la Unión Europea, como represalia ante la reestatización parcial de YPF, pretendiendo negar nuestros derechos de manejar el estratégico Sector Hidrocarburífero.
Durante el macrismo, como sucedió con casi todos los sectores económicos, la producción de biocombustibles fue sumida en grave crisis, de la cual no caben dudas que se harán acciones para revertirla. Una de las herramientas, debe ser aumentar los porcentajes de biocombustibles en las naftas y combustibles Diesel que se venden en el mercado interno; además de promover precios justos y facilitar las exportaciones.
En lo referente a Energía Eléctrica, los desafíos y necesidades son múltiples.
Sin duda lo coherente seria reestatizar los tres grandes sectores componentes del sector: Generación, Transmisión y Distribución, exceptuando a las Cooperativas Eléctricas de ese proceso de reestatización. Si bien la reestatización “convencional” puede ser difícil de aplicar por sus altos costos, la metodología general utilizada por la Rusia de Putin fue muy exitosa, para volver a manejar sus grandes empresas hidrocarburíferas, que habían sido privatizadas durante la gestión neoliberal de Yeltsin, y en serio riesgo de ser transferidas a petroleras anglosajonas). Si bien el análisis minucioso del accionar del gobierno de Putin en la materia, ameritaría un estudio mucho más profundo y detallado, trascendió que la operación se basó en los incumplimientos de inversiones acordadas, y en precisar evasiones o elusiones impositivas cuantiosas, exigiendo el debido resarcimiento al Estado.
Por otra parte, en muy necesario revertir la patológica muy alta dependencia de los combustibles fósiles en la matriz de generación.
Parte de eso puede hacerse con las centrales de biomasa, las que pese a sus bajas potencias, pueden operar como complementos de las centrales de base, pues sus funcionamientos son similares a las termoeléctricas convencionales, pero sin consumir recursos no renovables como el petróleo y el gas.
Tal como estaba previsto en 2015, y fue paralizado con excusas insostenibles, por el neoliberalismo macrista, se debe volver a dar muy fuerte impulso a inversiones en las Energías Hidroeléc trica y Nuclear, que son técnicamente aptas para funcionar como Energías de Base del Sistema, además de bajos costos por kWh y mucho más limpias que la Energía Termoeléctrica a la cual suplantarán.
Es de recordar que para varios de los grandes proyectos en carpeta, existían muy interesantes acuerdos de financiaciones y de apoyaturas tecnológicas, ofrecidas por China y Rusia, en los marcos de amplios acuerdos estratégicos que oportunamente se habían rubricado. Esos acuerdos podrían ampliarse a otras grandes obras, que cuentan con todos los estudios técnicos ya completados.
Eso puede y debe ser complementado, con diversos proyectos
hidroeléctricos de mediana potencia, los cuales pueden ser financiados por el Tesoro Nacional o por vía de moderados impuestos específicos.
Por caso, en Misiones tenemos el muy interesante proyecto del Túnel del Urugua-Í, que permitirá triplicar la producción de la central, sin añadir ninguna turbina adicional, y con un costo muy reducido que se pagará con la energía producida en unos pocos años, siendo de costo casi nulo toda la energía adicional a producirse luego de los primeros seis a ocho años.
Tenemos también el muy interesante Proyecto CAREM, de centrales nucleares modulares, de mediana potencia y con tecnología totalmente nacional, el cual confiamos que volverá a tener fuerte impulso.
Otro tema no menor, de urgente anulación o reversión, son las leoninas condiciones perjudiciales para el Estado Nacional y los potenciales usuarios, pactadas para imponer al como sea, las muy costosas e ineficientes Energías Eólica y Solar, las cuales por sus intermitencias y variaciones bruscas en el voltaje, son inútiles para funcionar como Energías de Base de ningún sistema, por lo cual requieren el respaldo “en caliente” (o sea funcionando) de Centrales Termoeléctricas Convencionales, quemando petróleo o gas.
En base a respaldos implícitos de sus “socias”, las grandes hidrocarburíferas anglosajonas o europeas, y con las fuertes presiones del lobby de las ONGs pseudo “ambientalistas”, asociadas con fabricantes extranjeros de equipos y grupos 
financieros muy dispuestos a firmar jugosos contratos con prebendarias facilidades, respaldados a la vez por varias publicaciones pseudo técnicas ad hoc, con las complicidades del establishment neoliberal (siempre pro hidrocarburífero y anti nuclear y anti hidroeléctrico), presionaron para imponer contratos dolarizados e indexados, con una sumatoria de otras facilidades prebendarias, como la prioridad en el despacho (venta) de energía, sin importar que sus precios sean sensiblemente mayores a otras alternativas de generación.
Son de recordar, algunos operativos de “pasamanos” implementados por el propio expresidente Macri y/o vinculados al mismo (trascendió que con los futbolistas Tévez y Barros Schelotto como algunos de los copartícipes), que operando de los dos lados del mostrador, montaron jugosas ganancias con simples operaciones de compra venta de dudosa ética, lo cual está ahora judicializado.
El tema no se agota.

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Es imperativo salir de la trampa de los dolarizados con costos pesificados

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La dolarización de la economía, buscada y parcialmente implementada por los sucesivos gobiernos neoliberales que hemos padecido en Argentina, es la pieza crucial para anclarnos a un modelo de economía cerradamente subdesarrollada, exclusivamente productora de materias primas.
Sin duda la dolarización de los energéticos, es una pieza clave en ese nefasto proyecto de atarnos total y definitivamente a la divisa extranjera, con lo cual se destrozaría una herramienta soberana clave, como es el manejo del valor de la propia moneda y la capacidad de imprimirlo, perdiéndose en tal caso el derecho al señoreaje (utilidades por devaluaciones) por parte del Banco Central.
Separadamente, como se la impuso hasta ahora, pretende garantizar siderales ganancias a los grupos de poder concentrado, que a través de sucesivos gobiernos neoliberales, se hicieron con el control del manejo de la energía eléctrica mayorista, de casi todas las usinas y las principales distribuidoras; del gas con todo el extenso pero aun muy incompleto sistema de distribución; de los combustibles líquidos; y de buena parte de las operaciones de extracción y posterior manejo de los hidrocarburos.
Esos grupos de poder concentrado, focalizados en los energéticos, maximizaron en forma sideral sus utilidades, las cuales solo marginalmente se invirtieron, distribuyéndose casi todo como dividendos, los cuales alimentaron las descomunales fugas de divisas, en un proceso perverso fogoneado e incentivado por el gobierno neoliberal, volcado a la timba financiera y a la destrucción nacional.
Es inadmisible y aberrante, que mediante la dolarización forzosa, se pretenda eternizar la muy negativa situación de pobreza energética –o de infraconsumo de energéticos insustituibles para la vida y para el imprescindible desarrollo económico-, que se instaló con egoísta y frenética busca de hiper utilidades; y de perversa falta total de sensibilidad social y de patriotismo, por parte del precedente gobierno neoliberal. Gobierno que vino para profundizar políticas en tal sentido, ya parcialmente perpetradas en el “proceso” y el noventismo, los dos anteriores períodos neoliberales.
En lo concerniente a los hidrocarburos –petróleo y gas- deben separarse totalmente del dólar, para sus precios internos, auditándose sus costos, los cuales son pesificados en sus mayores partes, pues esos combustibles se producen y procesan localmente; debiendo separarse de los precios de exportaciones.
Para evitar maniobras especulativas o de dolarizaciones compulsivas, por parte de grupos oligopólicos, cabe desdoblar las retribuciones acordadas a empresas extractivas, separándose la ventas al mercado interno de las exportaciones, pudiendo implementarse procedimientos similares a las retenciones, con las que se deben pesificar a valores accesibles los comestibles (harinas, carnes, etc.), sujetos a la dolarización salvaje impuesta por el neoliberalismo, con el beneplácito de las oligarquías camperas; estas últimas siempre insensibles, egoístas, y carentes por completo de todo vestigio de patriotismo y del elemental grado de sensibilidad social.
Los contratos vigentes para hidrocarburos de fracking (Vaca Muerta y similares), deberán incorporar adendas mediante las cuales se separen las oscilaciones de las cotizaciones de divisas, de los precios a aplicarse en el mercado interno, el cual de ningún modo debe ser objeto de presiones de desabastecimiento, como las hechas por Repsol en su momento.
Los grupos de poder concentrado se preocupan excluyentemente de sus intereses oligopólicos o en algunos casos monopólicos, como las prestadoras del servicio de energía eléctrica, o de gas, que son monopolios por sus características técnicas, pero que al ser privados y con inexistentes controles o frenos a su voracidad financiera, en épocas de neoliberalismo descarnadamente perpetrado, cometen toda clase de abusos, como lo son entre otros, las pretensión de tener y mantener tarifas dolarizadas, siendo que sus costos son pesificados. Allí el Estado deber ser fuerte para regular y evitar abusos, no debiendo descartarse la alternativa de volver a estatizar todos esos servicios, de tanta importancia estratégica.
Por su parte, las organizaciones empresarias de estacioneros, entre otras de pequeños o medianos empresarios, deben rever sus irracionales posturas de crudo neoliberalismo, mediante las cuales presionan para mantener precios dolarizados.
Deberán entender que con precios pesificados y accesibles a la industria, a otros actores económicos, y a los consumidores, podrán vender mucho más, y con ello aumentarán sus ganancias.
El tema no se agota.

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Energía para el desarrollo: los desafíos de la hora actual

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Debiéndose superar lo más rápida y menos dolorosamente posible (para el castigado tejido socio económico nacional), la sumatoria de paralizaciones de obras sin fundamentos lógicos, inacciones intencionales y desaciertos culposos, perpetrados por el recientemente caducado tercer gobierno neoliberal de nuestra historia, los desafíos que se presentan son múltiples y acuciantes.
Si algo produjo el neoliberalismo macrista, fue el concepto –explicado muy bien por Federico Bernal del OETEC- de la pobreza energética; lo cual se perpetró vía tarifazos descomunales, deterioro acelerado del poder adquisitivo salarial, masiva desocupación en crecimiento geométrico, y la carencia casi total de inversiones imprescindibles y largamente postergadas.
Eso implica que forzaron el subconsumo a niveles de subdesarrollo profundo, pasando La Energía (en sus distintas formas) a ser servicios o insumos de lujo, en vez de su rol lógico de soportes del desarrollo y del bienestar, como sucede en países con criterio de grandeza y cuidado de su población. Claro que a la oligarquía, el bienestar del pueblo siempre le pareció “un despropósito” o “una mentira” (como lo dijo el gestor delincuencial González Fraga, referente de los economistas neoliberales).
Dentro de las múltiples urgencias o necesidades de corto plazo, que se vuelven de complejas soluciones ante la anemia financiera provocada por el absurdo y descomunal endeudamiento en divisas al cual sumieron a nuestro país, cabe definir las siguientes, sin que el orden escrito indique escala de prioridades.
En el Sector Eléctrico.
Inversiones urgentes en Distribución; líneas de Media y Baja Tensión, cuyas falencias ocasionan recurrentes cortes de energía, en muchas jurisdicciones, y para prever incrementos de la demanda en todo el país. Son obras individuales de montos relativamente reducidos, pero dada la falta casi total de inversiones en cuatro años, la suma a construirse o repararse, sin duda es cuantiosa. Cada empresa provincial o concesionaria, debe establecer prioridades y definir magnitudes de inversiones. En los casos de las privadas, se debe delimitar responsables, pues en varios casos repartieron utilidades sin invertir casi nada.
En Transmisión; Alta Tensión, para cubrir el bache de cuatro años sin inversiones y para cubrir el previsible incremento de la demanda y evitar apagones o inconvenientes como el que dejó sin energía a casi toda Argentina y a regiones de países vecinos. El Sistema Interconectado Nacional, si bien llegó a todo el país
continental en los doce años del anterior gobierno nacional heterodoxo, sin duda necesita ampliaciones, evaluando prioridades con criterio federal.
En Generación; es necesario diversificar ampliamente la Matriz Eléctrica, para disminuir la alta dependencia de los costosos combustibles fósiles, parte de cuyo consumo puede remplazarse por biocombustibles.
El reemplazo de hidrocarburos por biocombustibles, tendrá un doble efecto positivo. Por una parte, permitirá resurgir a la que fuera potente industria de biocombustibles, que llegó a ser una de las principales del mundo, y cayó en crisis –como tantos otros sectores- durante los últimos cuatro años neoliberales. Por otra 
parte, permitirá ahorrar petróleo y gas natural, incrementando las
estratégicas reservas y permitiendo mayores saldos exportables, con lo que se mejorará la Balanza Comercial, aportando divisas que hoy necesitamos imperiosamente.
La matriz de generación debe ser diversificada en base a tecnologías aptas para funcionar como Energías de Base, principalmente energía hidroeléctrica y nuclear; que son tecnologías probadas, seguras, de bajos costos reales por kWh; y
cuyas concreciones además potenciarán los desarrollos tecnológicos e industriales nacionales, incluyendo sectores de tecnología de punta, como el nuclear.
Esas tecnologías, además de dar mayor confiabilidad al sistema eléctrico, permitirán ahorrar enormes volúmenes de hidrocarburos, lo cual no sucede con las “renovables” eólica y solar, que son dependientes del respaldo en caliente (o sea funcionando) de centrales térmicas para cubrir los baches de generación.
Sin duda es imperativo relanzar el Plan Nuclear, que había tenido formidable impulso desde 2006, multiplicando su presupuesto en 1.100 % y encarándose diversas inversiones de altos valores estratégicos.
Obras hidroeléctricas y nucleares a concretarse.
Hay varias obras de grandes magnitudes e importancias estratégicas, que contaron con financiaciones blandas de China y Rusia, las cuales fueron paralizadas sin argumentos válidos, por el macrismo, siendo evidente que esas paralizaciones fueron consecuencias de las vinculaciones de ese gobierno con las petroleras anglosajonas y grupos locales vinculados a ellas y a la generación termoeléctrica.
Esas obras, algunas ya comenzadas y paralizadas con alevosía por los personeros neoliberales, son:
Las hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en el Río Santa Cruz.
Atucha III, comenzada a fines del gobierno de CFK, con financiación china blanda (tasas bajas y amplios plazos de pagos), paralizada en forma rebuscada por Macri.
Dos grandes centrales nucleares más, con financiación china y rusa
respectivamente, sobre las que se habían hecho estudios preliminares avanzados, todo paralizado por el neoliberalismo.
Terminar el proyecto piloto CAREM, abriendo el camino a las centrales nucleares modulares.
La Hidroeléctrica Chihuido I, necesaria no solo para generar sino también para proteger de grandes crecidas a Cerros Colorados, que contaba con financiación blanda rusa, fue paralizada por Macri, dando largas a tratativas innecesarias con Putin.
Además, otras obras muy postergadas, como las hidroeléctricas Añacuá, Corpus, Panambí, Garabí, e incluso el complejo Paraná Medio (que podría significar múltiples efectos positivos adicionales); todo esto sin excluir a otras.
En el contexto de diversificación de la matriz y la inversión con criterio geopolítico, terminar la Central Carbonífera de Río Turbio, paralizada faltando menos del 10 % de la obra.
En “energías renovables”, es imprescindible frenar la orgiástica
implementación del tipo “al todo vale”, con la cual se promocionan a ultranza las costosas y muy poco efectivas energías solar y eólica. Las condiciones leoninas perjudiciales al Estado y a los usuarios (tarifas dolarizadas e indexadas, exenciones impositivas y otras facilidades prebendarias, prioridad para vender sin importar el
precio, y la casi total ausencia de medidas concretas de fabricación nacional), son algunas de las abusivas ventajas concedidas, sin las cuales no podrían ser ni mínimamente competitivas.
Gasoductos para integrar a todo el territorio continental, es otra de las prioridades, siendo la deuda principal terminar el GasNEA, caprichosamente paralizado por el neoliberalismo macrista.
Incrementar las producciones de petróleo y gas natural, es otra de las prioridades imprescindibles. Es correcto el criterio de buscar maximizar la explotación de hidrocarburos no convencionales (Vaca Muerta), pero sin descuidar los yacimientos convencionales. Deberán analizarse posibles condiciones excesivamente favorables a los inversores, que con Aranguren y otros personeros de las hidrocarburíferas en el poder, seguramente se establecieron a discreción.
Las divisas resultantes, deben reinvertirse en Argentina, por amplios períodos de tiempo o en porcentajes mayoritarios de las mismas.
Para esas y otras actividades, el libertinaje establecido en los manejos de divisas, sin controles para remesarlas al exterior, alimentó las escandalosas fugas de divisas perpetradas en el precedente período de gobierno.
El precio uniforme en todo el país para lo s combustibles líquidos, que estuvo vigente hasta comenzados los años ’70, debe volver a ser Política de Estado. Los precios diferenciales y a criterio de las petroleras y estacioneros, refuerzan el centralismo económico que tanto daño nos hace.
Las tarifas no pueden manejarse dolarizadas ni considerando precios o costos internacionales. Los precios y tarifas de los energéticos, deben dejar de ser un cáncer para la economía y para el tejido social nacional.
Argentina debe salir de la encerrona neoliberal, por tercera vez perpetrada; para volver a la senda del desarrollo, buscando la grandeza nacional. Y el factor cultural es sin duda una de las claves al respecto, debiendo ponerse al descubierto y destruirse los nocivos dogmatismos neoliberales, que tanto daño hacen.
El tema no se agota.

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Estados Unidos e Irán en una escalada bélica riesgosa

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Estupor y mucha preocupación mundial causó la “guerra de baja intensidad” que los asesinatos del General Soleimani y sus acompañantes pusieron en marcha, lo cual hace temer una guerra posterior de escala enorme e imprevisible que puede desatarse.
De por si el acto de agresión es de imposible justificación, pues involucra a dos naciones que técnicamente estaban enfrentadas ideológicamente y en el plano de las amenazas latentes, pero no se encontraban en guerra, además de haberse perpetrado en territorio de Iraq, o sea un tercer país, el cual también sufrió bajas en el mismo atentado o acción bélica.
Tan carente de todo justificativo es ese acto de patoterismo geopolítico, que hasta un autodefinido amigo de EEUU, como el analista internacional Carlos Escudé, no se atrevió a defenderlo ni a justificarlo (en el programa Minuto Uno de C5N). Y es bueno recordar que el mismo Escudé fue un entusiasta y virulento partidario de las dos guerras de agresión ejecutadas por EEUU contra Iraq, pocos años atrás.
En el muy sensible tema Malvinas, Escudé –en una abierta postura pro británica-, afirmó que Argentina fue el país “agresor”, tal el nivel de su subordinación a los anglosajones, pero el asesinato del General iraní y sus acompañantes fue tan grosero e indefendible, que ese analista se cuidó bien de apañarlo.
Complejo de analizar el tema, por sus múltiples aristas, y por muchos datos claves que seguramente no son conocidos. Pero surgen algunos hechos interesantes, que el temor de una escalada bélica impredecible, pudo dejar de lado.
Sin duda la preocupación general, es que esa agresión y sus respuestas, puedan ser el detonante de un conflicto mucho mayor, que incluso involucre armas nucleares. De hecho, la disparidad de fuerzas a nadie escapa que es muy acentuada. Pero inmediatamente sobrevuela el recuerdo de Vietnam.
La nación persa es una potencia regional considerable, no es una potencia mundial; pero claramente tampoco es una nación indefensa, como lo son Grenada y Panamá, fácilmente invadidos por EEUU; o en soledad estratégica, como estuvieron Yugoeslavia y Libia, años atrás.
Hace ya varios años EEUU da muestras de haber vuelto a la “doctrina del Gran Garrote”, y la aplica a menudo…pero no siempre.
De lo que pudo verse y estimarse, de acuerdo a los  acontecimientos, surgen varios aspectos significativos.
– La muy bonita e inteligente diputada rusa Natalia Poklónskaya afirmó que de hecho estamos inmersos en la tercera guerra mundial, la cual se libra en forma muy diferente a las dos anteriores; marcando sus inicios desde la agresión a Yugoeslavia, a Iraq y otras, según el reportaje del diario Sputnik.
De las trincheras de la Primera Guerra, hoy se pasó a un abanico de opciones bélicas, que van desde lo mediático, pasando por los bloqueos económicos, ahogos financieros, operaciones de aislamiento internacional, siguiendo por guerras de baja intensidad y operaciones de terrorismo interno (como las guarimbas en Venezuela), las guerras no convencionales diversas (como sería
por ahora este caso), golpes de Estado reaccionarios y clasistas (como en Bolivia) y las agresiones desembozadas.
– Varios destacados analistas geopolíticos argentinos tienen coincidencias con lo expresado en el párrafo anterior, como Miguel Ángel Barrios, Marcelo Gullo Amodeo, Carlos Pereyra Mele y Jorge Nelson Poma, entre algunos otros más.
– Se puede advertir la total soledad de EEUU en esta agresión, solo apoyado por Israel y Arabia Saudita; si bien ahora se advierte cierto accionar de sus “primos” británicos, como lo revela la instigación a las protestas internas que habría perpetrado el embajador en Irán.
– El craso error de derribar un avión de pasajeros por parte de la defensa iraní, proporciona a EEUU el argumento para cambiar el eje de discusión.
– La “iniciativa” (pretendida imposición) de EEUU de presionar en bloque a Irán por el tratado nuclear, no tuvo eco alguno, demostrando el deterioro del poder real de esa superpotencia, lejos ya del Mundo Unipolar.
– El accionar directo de EEUU contrasta con la extrema mesura de China, Rusia, India, la Unión Europea y otros. El desgaste es unipolar, y puede ser considerado un signo de decadencia.
– El felpudismo extremo demostrado por el ”evangélico” Bolsonaro apoyando a EEUU en la agresión, demuestra su indignidad, en franca oposición al soberano accionar de Lula en temas geopolíticos.
– Si Macri hubiese seguido en el poder en Argentina, con seguridad asumiría una postura más felpúdica aun que la expresada por Bolsonaro.
– Si bien EEUU tiene un presupuesto militar que seria entre el 40% y 50 % del total mundial, la derrota de su agresión en Siria (con otros socios como la OTAN e Israel), la virtual derrota por abandono o inanición táctica en Ucrania, y el empantamiento en otros escenarios como Iraq y Afganistán,
parecerían demostrar una notable paridad tecnológica bélica respecto a las otras dos superpotencias (China y Rusia), así como mucha tela para cortar en lo referente a lo táctico y su visión estratégica.
– El rechazo que EEUU generó en Iraq, significa un costo geopolítico muy alto, si bien es evidente que el invadido país arábigo carece de poder real para concretar la expulsión de las bases imperiales en su territorio.
– Queda en claro que una guerra convencional de EEUU contra Irán tendría costos humanos, económicos y geopolíticos inadmisibles, mientras que una agresión nuclear, así sea con artefactos tácticos, tendría efectos en todo su entorno, y sería un detonante de agresiones múltiples en gran escala de efectos globales catastróficos. Difícilmente suceda esto, y es de esperar que
prime la cordura. 
– Si bien EEUU hoy no depende críticamente del petróleo y gas de Oriente Medio, no ocurre lo mismo con Europa, China e India, entre otros. El cierre del Estrecho de Ormuz por parte de Irán, sería una contundente opción militar que indirectamente afectaría en grandes proporciones a todo el bloque de Potencias Atlantistas, pudiendo producir un serio resquebrajamiento de la antes monolítica postura de esas potencias.
– El tema no se agota.
Para Argentina, y para todo el bloque de la CELAC, lo lógico es mantener en este espinoso tema, una postura neutral, que no avale agresiones internacionales de ningún tipo. La muy buena convivencia entre argentinos de diversos credos y orígenes culturales y étnicos, es sumamente importante, debiendo acentuarse
todo accionar para mantener nuestra población fuera de ese tipo de conflictos potencialmente insalvables, como los de Medio Oriente.

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Sin industria y tecnología propias no hay Nación

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Vieja lucha sin cuartel, la librada aun con resultado incierto, comenzada ya en 1810.
El Plan de Operaciones de Moreno, y las ideas expuestas por Belgrano, pretendían cimentar las bases de la naciente patria, adoptando la senda de la industrialización.
Moreno, asesinado en pleno viaje a Europa, como pasajero en un buque británico (eran los disponibles en la época para ese viaje), yendo en misión diplomática, seguramente envenenado. Belgrano, muriendo en la miseria muy tempranamente, cuando la nueva república en gestación apenas tenía 10 años, y 4 desde la segunda Declaración de la Independencia, en 1816.
La primera e ignorada Declaración de la Independencia, en 1815, se la debemos al argentino oriental José Gervasio de Artigas, Protector de los Pueblos Libres, otro hecho básico ocultado por la historiografía liberal – mitrista. Claro que Artigas fue un “mal ejemplo” para el mitrismo y su heredera, la oligarquía, pues había implementado un sistema político – económico mucho más igualitario y equitativo, que el imperante por esos años.
Ya en aquellos tempranos años en que se forjaba la argentinidad, lamentablemente los rivadavianos y otros grupos de intelectuales afrancesados e influidos antes por los invasores británicos, operaron al servicio del liberalismo extremo, tomando el poder y siendo funcionales a los designios del gran imperio de esa época.
Fueron cooptados por las falsedades doctrinarias del liberalismo económico, esa pieza maestra de la colonización cultural, cargada de dogmatismo expuesto como supuestas “leyes” económicas a favor del “libre comercio”, pergeñada por Adam Smith y difundida como “biblia económica” por el imperio británico, por medio de sus agentes y personeros al tanto por cuanto.
Desplazado definitivamente del poder el nefasto Rivadavia, luego de hacer mucho daño muy intensamente en poco tiempo (notable paralelismo con el destructivo macrismo), sin embargo sus partidarios siguieron conspirando aviesamente, impulsando el asesinato político de Dorrego, de Chilavert y otros derrotados en Caseros; los degüellos masivos de tropas rendidas primero, y luego
de caudillos federales, perpetrados por el mitrismo y aplaudidos por Sarmiento; respaldados por la muy liberal y dudosamente patriótica Constitución Nacional de 1853.
Con todo ello todo el siglo XIX, excepto el extenso Segundo Gobierno de Rosas, fue un monólogo ultra liberal, de subordinación expresa a Gran Bretaña, concentración obscena de la riqueza y de las propiedades rurales de la Pampa Húmeda en muy pocas manos, y de expreso repudio a todo desarrollo industrial y tecnológico propio, excepto industrias muy elementales, como las curtiembres, las productoras de carnes saladas (tasajo) y similares.
En esos años se formó y consolidó a partir de 1870 / 1880 la después muy retrógrada, egoísta y de mero formal “patriotismo” oligarquía del campo; hasta hoy núcleo duro de los sectores más reaccionarios, total y visceralmente opuestos a todo desarrollo integral de la nación, pues solo les interesan sus intereses de casta, salpimentados con mucho patrioterismo de bandera, el cual con mucha habilidad lograron insuflar a los otros sectores sociales, asegurándose el acatamiento sumiso de grandes sectores de la población, subordinados o aplastados por el statu quo, que dificultó o impidió toda reacción, siendo muy feroces con los díscolos que se atrevieron a cuestionar o “peor” aun, a modificar la realidad social, económica y geopolítica nacional.
De ahí nace el odio profundo hacia el peronismo, que con soberbia expresan a voz en cuello los oligarcas; odio que fueron muy hábiles para instalar en sectores medios y bajos de la población, muy colonizados mentales, en un variopinto grupo de “adherentes” a los oligarcas, que con su maestría habitual Jauretche explicó y definió como “los tilingos”.
Esos podrían también definirse como “oligarcas aspiracionales”, que irracionalmente, piensan y actúan en contra de sus propios intereses, y para peor, en contra del país, pero el odio y las confusiones profundas instaladas en sus “razonamientos” no les dejan ver la realidad.
Con mucho énfasis, la oligarquía se ocupó de cooptar a las fuerzas armadas y fuerzas de seguridad, de monocorde –salvo escasas y honrosas excepciones- orientación ultra liberal instalada como “pensamiento políticamente correcto”,
desde 1955 en adelante; siendo muy claro que el establishment tiene asumido que los uniformados están básicamente al servicio de la oligarquía, pues ellos se consideran excluyentemente “la patria”, con enana visión clasista no exenta de racismo.
Ese núcleo duro oligárquico, el del país estancia para no más de diez millones de habitantes, fue y sigue siendo el monolítico bloque reaccionario, que empecinadamente quiere reeditar el perimido esquema agroexportador del siglo XIX, que caducó completamente en 1914, y que desde entonces demostró ser incapaz de sustentar a todo nuestro país con un imprescindible criterio de grandeza nacional, concepto este que engloba tanto al necesario desarrollo social equitativo, como al desarrollo económico integral, del cual la industria y la tecnología nacional, son componentes no solo imprescindibles, sino de importancia estratégica fundamental.
Como muestra del egoísmo reconcentrado y enanismo estratégico carente de patriotismo, cabe citar a Federico Pinedo, ministro de varios gobiernos oligárquicos desde la década infame hasta su muerte. Afirmó que Argentina no debería tener más de 10 millones de habitantes, para mantener la relación de 4 vacas por cada persona (eran años en que las existencias vacunas se estimaban en 40 millones). Cero propósitos de incrementar las existencias ganaderas, y nulo criterio de grandeza nacional, siendo que poblar nuestro enorme territorio es un imperativo estratégico.
Es muy claro que “el campo” (agricultura y ganadería), no puede generar trabajo para los 45 millones que somos hoy, apenas tal vez 10 millones si se volviera al nefasto esquema de país estancia decimonónico. Pero eso no le preocupa a la oligarquía, más bien se regodea con ello, para forzar salarios a la baja y de ese modo pagar menos a su escaso personal, al cual añora volver a tener 
subordinado en el feudalismo campero de los “años gloriosos” (para ellos) de su supremacía excluyente.
En cambio, la industria y los entes tecnológicos, son fuertes creadores de empleos bien remunerados, y claramente poseen poderosos efectos multiplicadores en toda la economía, lo cual no le interesa en absoluto a la oligarquía, e incluso los combaten, pues odian que cambien las condiciones generales del país, temiendo perder sus irritantes privilegios de casta excluyente; situación retrógrada y muy negativa que intentan reimponer los sucesivos gobiernos de orientación económica liberal y de signo político ultra reaccionario.
Queda muy en claro, que ningún país de economía  excluyentemente primaria alcanza roles de relevancia ni goza de sólida y concreta soberanía, pues son muy dependientes de las naciones desarrolladas.
Las potencias económicas tradicionales y las nuevas potencias emergentes dan importancia prioritaria a la industria y al desarrollo tecnológico; actitudes que omiten los países resignados el decadente rol de subordinados productores primarios, hoy amenazados de ser desguazados o anulados como Estados
soberanos por los poderes cultores del neoliberalismo salvaje.

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