Educarse contra la inflación

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A veces siento que no somos realmente conscientes de lo dramático que es convivir con una economía inflacionaria. Estamos muy acostumbrados a vivir con esta enfermedad que corroe toda nuestra economía como la diabetes: de manera silenciosa pero poderosa. 

En realidad, los precios no suben, sino que lo que se debilita es la moneda. Para poner un ejemplo, si con 50 pesos compro 1 kilo de manzana y también 1 litro de leche y dos meses después el mismo kilo de manzana y el litro de leche lo compro con 60 pesos, la verdad no es que los productos subieron de valor, ya que 1 kilo de manzana sigue equivaliendo a 1 litro de leche, sino que es el Peso el que ahora vale menos y necesito más para poder comprarlos.

Siempre me gusta poner este tipo de ejemplos bastante tontos para que se entienda bien qué es lo que está sucediendo en toda una economía en la que constantemente tenemos costos ocultos enormes por tener que, por ejemplo, dedicar una cantidad de personas y tiempo simplemente a remarcar precios constantemente en los comercios o elaborando listas actualizadas para que nuestras empresas no pierdan su capacidad de compra una vez vendido el producto o servicio.

Si hiciéramos números redondos y tuviéramos una inflación mensual de 3% hay entender que cada día que pasa nuestro dinero pierde valor a razón de un 3% mensual, o sea, si tengo $100.000 en una cuenta corriente y no hice absolutamente nada durante la mitad de los días del mes, perdí capacidad de compra por aproximadamente $1.500. Pero mucho más grave es si eso es una práctica habitual y lo repetimos mes a mes durante todo el año, pensamos la cantidad de capacidad de compra que vamos perdiendo por la simple razón de dejar el dinero ocioso en nuestras cuentas bancarias si pudiéramos sumar todos los días del año en que no hacemos trabajar el dinero.

Eliminemos otro mito: “Si compro dólares nunca pierdo”. Creo que uno de los errores más grandes que cometemos es creer que eso es una verdad irrefutable, porque nos fijamos simplemente en el valor nominal del tipo de cambio, pero no tenemos en cuenta la depreciación constante del peso contra los bienes y servicios. Si bien es verdad que es un activo que nos deja dormir tranquilos, para que la compra sea realmente ganadora, el valor del dólar debe subir a valor del 3% mensual para no perder dicha capacidad de compra (si seguimos con el ejemplo anterior) y todo es por culpa de la inflación, hasta el recurso de comprar dólares viene de la razón de estar protegidos en contra de la inflación.

Dicho esto, nuestros comercios se han transformado en negocios mayormente financieros, donde no solo tienen que comprar barato para vender más caro, sino tomar deuda barata para comprar el producto y dar una buena financiación al cliente para luego venderlo y es así que, más allá de la calidad del bien o del servicio, entra mucho en juego el negocio financiero en un país donde el mercado de capitales es ínfimo y el 99,99% de las pymes no opera con sociedades de Bolsa ni busca asesoramiento financiero y los bancos hacen el suyo propio muchas veces con todas estas desinformaciones.

Por poner algunos ejemplos, veo casos donde ciertos comerciantes se guardan los cheques hasta el vencimiento para cobrarlos, teniendo la oportunidad de venderlos anticipadamente sin la obligación de utilizar todo el dinero ya que se puede colocar parcial o totalmente a una tasa similar que “empate” a la que fue vendido el cheque, con la gran ventaja de contar con liquidez para cualquier tipo de negociación. También, me encuentro con muchos casos donde las pymes corren un riesgo irracional de estar descalzados en monedas cuando compran productos importados en dólares y los venden en pesos a plazo, corriendo un enorme riesgo con la volatilidad que tiene el tipo de cambio y, además haciendo una especulación financiera más que una venta de un producto. Muchos de ellos me cuentan de lo mucho que han perdido el año pasado cuando la suba del tipo de cambio fue muy fuerte e inesperada.

En tiempos donde la competencia irá aumentando más y más, donde seguramente seguirá escaseando el dinero y todos tendremos que ser mucho más meticulosos en nuestros gastos, compras, ventas, remarcadas de precios, financiamiento, etc. es muy importante educarnos financieramente para entender que pasa a ser tan o más importante que el producto que vamos a comprar o vender.

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¿Cómo operar con la Factura de Crédito Electrónica?

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Existe un instrumento novedoso llamado Factura de Crédito Electrónica creado por la ley 27440, Ley de Financiamiento Productivo, sancionada en el 2018 que ayudará a las Pymes que venden sus productos o servicios a “Empresas Grandes” a poder cobrar a través del Mercado de Capitales.  

Dicha Factura de Crédito va a permitir el cobro anticipado de los créditos y de los documentos por cobrar de las MiPymes, emitidos a sus clientes y/o deudores “Empresas Grandes” definidas en un listado confeccionado por la AFIP en base a su facturación del año 2017. 

En todas las operaciones comerciales que existan entre una MiPyme y una “Empresa Grande” será obligatorio emitir una FCE que constituye un título ejecutivo y valor que podrá ser negociado a través de la bolsa. Para ello, las voluntades de ambas partes deberán expresarse de manera electrónica y la MiPyme deberá tener una “cuenta comitente” y registrar un CBU. 

Una vez que la pyme carga la Factura de Crédito Electrónico, en ese momento la Empresa Grande recibe la notificación de dicha factura y tiene 4 opciones: la rechaza por algún error en lo pactado, la acepta expresamente, la acepta tácitamente una vez pasados los 30 días de emitida y la 4ta opción es pagarla por transferencia o cheque. Una vez aceptada la FCE pasa a Caja de Valores donde se convierte en un título ejecutivo que se puede esperar al vencimiento o negociarla en el mercado de capitales por un pago anticipado similar al descuento de un cheque de pago diferido.

¿Cuáles son los beneficios?

La gran ventaja es que abre la puerta a todas las Pymes que operen con empresas grandes, a trabajar con el mercado de capitales como un elemento tan importante como el banco, mercado que para muchas es completamente desconocido. Dichas facturas se podrán negociar tanto en pesos como en dólares.

Además, como las receptoras de dichas facturas son empresas con muy buena facturación, el trámite de aprobación crediticia queda totalmente anulado, ya que dichas facturas se negociarán por bolsa sin aval alguno, ni cupos.

Queda por verse cuestiones impositivas de dicho instrumento, que existan compradores fuertes en el mercado que permitan regular la tasa y un correcto funcionamiento de la plataforma del Mercado Argentino de Valores para una correcta implementación.

Por lo pronto todavía no hubo negociaciones de este tipo ya que el monto mínimo para facturar era de $6.000.000 pero a partir de julio ya es de $2.000.000 para la mayoría de los casos y dicho monto mínimo seguiré reduciéndose hasta facturas de $100.000 para fines de este año.

Resta anticipar a las pymes que negocian bienes o servicios que acudan a una sociedad de bolsa y tener dicha cuenta comitente activa para poder negociar las facturas. Tenemos un Mercado de Capitales muy chico y necesitamos hacerlo crecer para que haya más competencia y mejores beneficios para nuestras pymes.

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Paz cambiaria: hay que sostener el cálido soplo de la brisa de cola

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Que siga la calma, cerramos dos meses totalmente inesperados en cuanto a calma financiera, el dólar se mantuvo tranquilo y tirando a la baja no solo en Argentina sino en todo el mundo dando un empujón a los mercados emergentes, al oro y también a las criptomonedas. Es verdad que hay mérito local en algunos aspectos, como la negociación con el FMI para una eventual intervención en el tipo de cambio en caso de movimientos disruptivos, pero sobre todo algo de brisa de cola en este último mes produjo esta calma.  

Paz cambiaria que empieza a consolidar una baja en la inflación, se esperan datos buenos en el mes de junio que, aunque todavía es muy alta, es importante que siga por este sendero bajista. Ello produce que los bancos empiecen a demandar menos retorno por las Leliqs tirando a la baja todas las tasas del Mercado. 

El financiamiento Pyme estuvo bastante favorecido en la última semana, no solo por esta reducción de tasas, sino también por ciertas compañías obligadas a invertir en pymes que salieron a comprar cheques de pago diferido a último momento para cumplir con sus exigencias de cierre de trimestre. Dicha demanda produjo una reducción sustancial en las tasas de interés que se negociaron por los cheques favoreciendo a pymes que lograron tomar dinero con tasas menores al 40% anual a través del mercado de capitales.

El Gobierno actual confía en que se haya entrado en un círculo virtuoso que arranca con la calma cambiaria y va produciendo todo el resto: descenso de inflación, relajación de tasas y por ende mejor financiamiento pyme que logre reactivar la confianza y la actividad, que a su vez haya más demanda de dinero en la economía real que vuelva al punto de partida donde esa demanda evite el flujo de dinero al dólar, siga calmando el tipo de cambio y así continúe el proceso anterior.

Resta ver qué puede pasar cuando aminore la oferta de los agrodólares, el BCRA está preparándose ya que durante las últimas semanas pasó de ser vendedor a comprador de futuros de dólares para estar preparado por si vuelve la volatilidad, o sea, está armando posición comprada en dicho instrumento para tener más herramientas en caso de que sea necesario intervenir.

¿Puede volver la volatilidad? Sí, lógicamente el temblor puede volver, pero me da la sensación de que existen mejores herramientas para poder calmar los ánimos:

– En principio ya hubo una dolarización muy fuerte de carteras luego de la euforia desmedida que hubo en el 2017;

– Las tasas siguen siendo, en comparación con la inflación esperada, agresivamente positivas;

– Como tercer punto, la base monetaria sigue sin crecer en términos nominales, lo que lleva a una menor cantidad de pesos circulando que pueda producir una dolarización muy agresiva.

Pero, por otro lado, se viene la parte más disruptiva que es la política. Todos conocemos a nuestros políticos que a veces son capaces de todo, promesas que ya sabemos que son imposibles de cumplir, movidas pre electorales que pueden ocasionar gastos extras a las arcas del Estado, frases temerosas anti mercado que generen algo de pánico que influya en el accionar de operadores mayoristas y minoristas. Como siempre intento recalcar en las notas que escribo, todo es un tema de confianza.

Veremos qué pasa, las cartas están sobre la mesa, el set final de este partido se empezará a jugar en algunas semanas. 

 

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Es todo una cuestión de confianza

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Vamos a imaginarnos una pequeña historia: tengo un programa de radio en una ciudad donde me escucha mucha gente y en plena transmisión comienzo a decir que me llegó el dato de que el fin de semana no va a haber nafta por alguna razón que no viene al caso. Se empieza a correr el rumor más y más, la gente empieza a creerlo y se dirige al surtidor a llenar el tanque.

A las horas, la cola de la estación de servicio es de media cuadra, los que pasan se asombran y preguntan qué pasa. -Parece que el fin de semana que viene no habrá nafta-, responden en la fila. Todos en la ciudad recurren a llenar el tanque y horas más tarde ¿qué sucede? Adivinaste, las estaciones de servicio se quedaron sin nafta y tuve razón.

¿Cuál fue el problema? No era la escasez de combustible, porque había suficiente para abastecer la demanda habitual, sino que la demanda se multiplicó por un rumor que se difundió de manera contundente, la gente lo creyó y terminó sucediendo.

Sé que el ejemplo es bastante tonto y poco probable que suceda, pero muchas veces los mercados funcionan igual. Yo no creo en esa teoría que dice que los mercados son siempre eficientes, porque no tengo dudas de que tanto el pánico como la euforia son un factor muy importante en los precios.

A fines de abril Argentina parecía que explotaba por los aires. Recuerdo ese último viernes mirando la cotización del dólar, eran las 14, faltaba una hora para que cierre la semana y mi expresión fue: “Una hora, parece una eternidad”. En esa hora podría haber pasado cualquier cosa: nadie vendía, compradores asustados pagaban muy caro, el tipo de cambio volaba y hablaban del dólar hasta en los programas de cocina.

¿Qué pasó durante el fin de semana? Se convenció al FMI de poder intervenir en el mercado cambiario, algo totalmente contrario a las reglas de los préstamos que otorga dicha entidad. Sin embargo al darse cuenta de que somos un país algo especial, con una mentalidad totalmente bimonetaria, cedieron.  

Podemos Intervenir: dos palabritas mágicas que cambiaron todo el humor del mercado y produjeron un efecto “plancha” en el tipo de cambio, lo que a su vez acomodó todas las otras variables.

Bueno ¿Entonces ya está? ¿Todo solucionado? Vamos por el mundo generando expectativas y listo. No, no amigues, esto no es así: las expectativas se generan con orden, paciencia, responsabilidad y sobre todo mucho tiempo. Aquello sirvió para frenar un desmadre, pero ahora hay que seguir trabajando.

Esta semana se conoció la formula “Macrichetto” y a los mercados al parecer les encantó. Pasamos de la depresión a la normalización ¿y ahora? ¿Euforia total por una fórmula que ni se sabe si va a ganar? Mejor analicemos un poco.

 

Luego de que se calmara un poco el dólar, Cristina anunció su fórmula con Alberto Fernández. Primera medida que al mercado le cayó bien: una CFK más moderada, buscando alianzas más hacia el centro (cada uno podrá creerle o no, es una cuestión personal). Luego, pasaron las semanas y todas las listas se fueron definiendo. El mercado termina volando con la apertura de Cambiemos a Pichetto. Entonces sí, el dólar bajó fuerte esta semana, ocasionando que también bajen las tasas de interés y el riesgo país.

¿Pasó algo diferente en la economía real como para justificar semejantes movimientos? No mucho. La confirmación de un leve descenso de la inflación, una leve recuperación en algunos sectores, pero no mucho más. Se trató simplemente de una cuestión de confianza. Lógicamente, con un dólar calmo y tasas a la baja, la reactivación puede ir mejorando. Pero tampoco nos pasemos de eufóricos; esto recién empieza. Hasta octubre falta muchísimo, pero es muy importante controlar las emociones extremas.

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Surfear en la buena ola

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Se acomodó el Mercado, cinco semanas de calma cambiaria y todo el proceso de recuperación de confianza se empieza a activar. Es verdad que es muy lento y que cualquier mala noticia puede echar todo por la borda, pero esto es así. Las tasas de las Leliqs siguen y seguirán siendo muy altas para tentar a que los depósitos en pesos se direccionen hacia allí y no al dólar, con todo lo malo para la economía real que es tener tasas muy altas, es importante mantenerlo porque no existe factor más recesivo que la volatilidad cambiaria.

Lógicamente al encontrar mejor estabilidad en el tipo de cambio, los activos financieros comienzan muy lentamente a querer recuperarse, pero muchos de ellos siguen realmente muy castigados ya que el riesgo es muy alto. ¿Cuál es el riesgo? El político claramente, invertir financieramente hoy en Argentina es básicamente hacer una apuesta a quién va a ganar las elecciones de octubre y es por eso que casi todas las novedades económico-financieras lamentablemente suceden en torno a la política.

El ruido seguirá in crescendo hasta octubre, pero al menos en estos próximos días hasta que se decidan las listas y los competidores de las PASO no tendremos muchas certezas. Pero si bien no vamos a estar exentos de volatilidad, es probable que lo peor haya pasado. Hace un par de semanas el único jugador político era Mauricio Macri y su economía despedazándose y ahora la cosa puede empezar a cambiar con una inflación que insinúa una tranquilidad (se cree que mayo estuvo en torno al 3% contra los 4,7% de marzo y 3.4% de abril) y el resto de los jugadores políticos ya en cancha mostrando también sus virtudes y debilidades, pero colaborando quizá a desviar un poco la atención.

De todas maneras, habrá que ser cautos a partir de los próximos meses ya que puede que gran parte de la oferta de los “agrodólares” comience a mermar y eso active un poco la demanda de dólares para que el BCRA también se ponga la camiseta y cambie de posible interventor a interventor en el tipo de cambio y ver quién gana en ese tiroteo.

Algunos economistas son bastante optimistas ya que aseguran que una dolarización severa de carteras se llevaría unos 15 mil millones de dólares, monto que el BCRA tiene con qué enfrentar, pero si a eso le sumamos la fuerte devaluación que ya hubo el año pasado más los pocos pesos que hay hoy en la calle es más difícil que la historia se repita. Mi humilde análisis (y no niego que sea un deseo) es que otra posible escalada fuerte del tipo de cambio se puede quedar sin nafta y las tasas actuales sigan siendo atractivas ya que necesitamos un dólar de unos $60 en diciembre para empatar el rendimiento de dichas tasas. Aunque insisto en que todo esto sigue cargado de un tinte político muy difícil de adivinar qué es lo que va a pasar.

Queda seguir surfeando semana a semana, por ahora no podemos hablar ni de mediano ni de largo plazo, porque con tanta volatilidad no hay economía que pueda activarse, pero decididamente estamos mejor que a fines de abril.

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